LA CONJURA

lunes, 14 de mayo de 2012

CLEPTOPÍA (PARTE II)

CLEPTOPÍA (PARTE II)


LA CRISIS ECONÓMICA. Autor MATT TAIBBI

(PARTE I AQUÍ)
LA BURBUJA DE LAS MATERIAS PRIMAS. Los mercados de materias primas tienen dos tipos de participantes: los productores o  agricultores del cereal y  por otro lado los compradores.
Luego también están los especuladores que son los que garantizan que los productores reales siempre tengan un lugar para vender sus productos.
Esto último ocurre cuando el agricultor lleva su cereal al mercado y éste ( el mercado) no lo necesita ( a pesar del hambre que hay en el mundo ¡) y por tanto no está interesado en comprarlo. Ahí es cuando entra en escena el especulador que compra el cereal y se lo queda temporalmente hasta que pueda venderlo.

El sistema funcionó mientras estuvo regulado por el Gobierno. Si los especuladores pudiesen comprar por ejemplo toda la cosecha de cereal, entonces podrían manipular los precios con toda facilidad. Así que el Gobierno fijó unos límites de posición para los especuladores.

El mercado funcionaba también con los contratos de futuros que les permitía a los agricultores tener cierta protección ante la incertidumbre del mercado. Los futuros funcionaban de la siguiente forma ( este es el famoso Mercado de futuros):

Supongamos que somos compradores de maíz y queremos comprar como mucho sin pasarnos de 3 dólares el saco. En este momento el saco está por ejemplo a 2,90 dólares, pero puede subir a lo largo del año y nosotros queremos blindarnos ante la posibilidad de que los precios se disparen. Entonces contratamos un futuro a 3 dólares, de forma que dentro de seis meses compre el maíz a este precio. En el mercado del maíz podría haber subido o no, pero en cualquier caso yo lo compro a razón de 3 dólares, vamos, que para la subida de los precios…
Este mismo mecanismo sirve al revés. Es decir, para que un agricultor se asegure un futuro precio (… mínimo) en la venta de su cereal.

A principio de los años ochenta un grupo de empresas de Wall Street, entre ellas la pérfida Goldman Sachs, compraron compañías de comercio sobre materias primas. El año 1991 fue el principio del fin de los límites de posición y por tanto del equilibrio normal entre agentes físicos y especuladores. El especulador compraba cantidades ingentes de materias primas para quedárselas durante años, acaparando la producción y alimentando una espectacular subida de precios. Es decir, que con el cuento de la libertad de mercado…. ¡manipulaban el mercado y los precios en materias esenciales para la vida de millones de personas!

Se invirtieron en índices, lo cual significaba contratos mensuales de futuros para diversas materias primas. Al invertir en índices de materias primas, en realidad no estás comprando cacao, maíz, gas o petróleo. Simplemente estás apostando a que los precios de esas mercancías van a subir. Pero eso es todo lo que estás haciendo: apostar sobre el precio.

Bancos como Morgan Stanley y Goldman Sachs ayudaron a diseñar una subida artificial de los precios de las materias primas ( esto es ya genocidio ¡! Y deberían estar en la cárcel para toda su vida ¡!), entre otras cosas incitando a grandes invasores institucionales como los fondos de pensiones a entrar en el mercado de materias primas.

Vivimos en una economía inmensamente compleja y estamos enteramente a merced del pequeño grupo de gente que entiende cómo funciona—que casualmente resulta ser a menudo la misma gente que ideó y construyó esos sistemas económicos de monstruosa complejidad—. Nosotros tenemos que confiar en que esta gente utilice su poder de forma correcta, pero en realidad no podemos, porque, en fin, porque resulta que son un hatajo de ladrones y una basura., y, sobre todo, NO TIENEN CONTROLES ¡!

Los gobiernos, como las personas o las empresas, buscan la mejor colocación para su dinero. Y lo pueden hacer a través de los fondos soberanos (SWF).
La mayor parte de los fondos soberanos más activos están radicados en Oriente Medio y Asia (países árabes y China), es decir, los estados ricos en recursos naturales, por ejemplo petróleo, y exportadores de productos industriales.

Los fondos soberanos tienen como misión invertir de forma agresiva y generar enormes beneficios a largo plazo- sí, sí, a largo plazo-. La mayoría de ellos evitan a toda costa la transparencia y hay poca información sobre sus inversiones reales. De lo que se trata es de invertir con dinero extranjero infraestructura del país. Es decir, la construcción de autopistas, infraestructura energética de un país, el puente de un Estado como Chicago, aeropuertos, parking, etc. todo ello en manos extranjeras.

Dice el autor del libro que no hay absolutamente nada de malo en que los países productores de petróleo acumulen dinero a partir de recursos que naturalmente les pertenecen y que con todo derecho deberían contribuir a la prosperidad de sus Estados pero que los fondos soberanos de estos Estados estén comprando infraestructura estadounidense en secreto es algo que no debería ocurrir. Parte de la infraestructura del país está pasando a ser propiedad de inversores extranjeros y el proceso parece extenderse a toda velocidad.



Termina el libro atacando duramente a Goldman Sachs al que llama el calamar vampiro y a sus ciudadanos los Goldmanitas. Reserva un par de capítulos para poner a la empresa y a sus dirigentes a caldo. Goldman es la historia de la gran mentira, al contrario de la más hábil e inteligente, no es una compañía de genios sino de criminales. Lejos de ser el mejor fruto de una sociedad democrática y capitalista, es la apoteosis de la Era de la Estafa, un parásito que vive del Gobierno y de los contribuyentes de los Estados Unidos, chupándonos la sangre, sin vergüenza ninguna.

Goldman se posiciona en el medio de horribles burbujas maníacas que funcionan como un sistema gigante de lotería, aspirando enormes sumas de dinero de las clases bajas y medias de la sociedad con ayuda de un Gobierno que le deja reescribir las reglas del juego, a cambio de las migajas que el banco reparte como donaciones políticas.

Goldman fue objeto de repetidas denuncias por prácticas de escalonamiento. El escalonamiento no es más que una manera sofisticada de decir que manipulaban el precio de las acciones de nuevo lanzamiento. Así es como funciona: Imagina que tienes una empresa X y que acudes a Goldman para que la saque a bolsa. Los Goldmanitas ofrecen a sus mejores clientes la opción de comprar grandes paquetes de acciones de la compañía al precio de salida, que es bajo (por ejemplo 15 dólares) a cambio de su promesa de volver a entrar en la subasta más tarde, comprando acciones en el mercado abierto. Así consigues información privilegiada. Las acciones subirán de precio (por ejemplo hasta 25 dólares) como resultado de la demanda previamente acordada con tus clientes. Claro está que esa información no se compartía con los inversores pringados de a pie, que no tenían más que los folletos informativos para tomar sus decisiones.

Otra de las prácticas habituales de Goldman Sachs durante la burbuja de Internet fue lo que se conoció como hilado. La técnica consistía en ofrecer a los ejecutivos de las empresas recién salidas a la bolsa acciones de sus propias compañías a precios muy ventajosos, a cambio de promesas de negocios en un futuro. En estos casos los bancos de inversión tasaban el precio inicial de las acciones por debajo de su valor real, para asegurarse de que esos chollos iniciales subirían de precio a toda velocidad y les garantizaran enormes beneficios en el corto plazo.

Durante el boom inmobiliario los Goldmanitas hicieron algo peor. Empezaron emitiendo valores de inversión respaldados por hipotecas subprime ( o sea valores basura que resultarían posteriormente impagados), principalmente obligaciones de deuda garantizada CDO. Los Goldmanitas lo sabían, eran plenamente conscientes que vendían basura y al mismo tiempo decidieron no sólo venderla sino sacar una buena tajada de ello. ¿Cómo?. Muy fácil apostando contra esos paquetes al mismo tiempo que los vendían. Con dos cojones!!!. ¿a quién vendieron esa basura? a inversores en general y en particular a jubilados, ciudades , fondos de pensiones, y a estados.

La cosa funcionaba así: Goldman vende CDO que sabe que es basura y luego ella misma contrata un seguro para impago que se llama CDS.

Los CDS son valores que cobran vida propia, son autónomos, se independizan de los CDO, de modo que puedes comprar un seguro CDS sin tener un CDO. Sería como comprar el seguro de la hipoteca de la casa de tu vecino sin ser el propietario. Claro, entonces lo que quieres es que se queme o le ocurra alguna desgracia a la casa del vecino para cobrar tú el seguro. Eso hicieron los Goldmanitas.

Los Goldmanitas presionaban a sus vendedores para que se deshicieran de la montaña de exóticos valores respaldados por hipotecas solo una semana después de que sus ejecutivos intercambiaran correos bromeando sobre el montón de mierda que contenía el producto que ellos habían creado. Y fue entonces cuando el goldmanita Blankfein compareció ante el Senado de los Estados Unidos para decir con todas las letras que no creía que su compañía tuviera la obligación de decir a sus clientes que les estaban vendiendo un producto defectuoso:

— No creo que haya una obligación de informar en este caso—dijo Blankfein.

La empresa de seguros AIG quebró, no pudo hacer frente a los impagos de los CDO y sus seguros CDS. Y Goldman exigió el pago de sus CDS a AIG. ¿Adivinen quién pagó al final? El estado con dinero de los contribuyentes.

Esta ayuda del Gobierno desmiente el mito de Goldman como la mayor colección de talento e inteligencia del mundo. Todo esto suena complicadísimo, pero cuando llegas al corazón del asunto no lo es en absoluto. Pregúntate lo difícil que sería ganar dinero si alguien te pasara gratuitamente mil millones de dólares a la semana, y ya te has hecho una idea aproximada de para qué sirve la relación de Goldman con el Gobierno.

Hace falta una cierta capacidad para tomar dinero prestado a un 3% y obtener beneficios pastando ese mismo dinero a un 5 % . Pero hace falta una capacidad menor para tomarlo prestado a un 2% y seguirlo prestando a un 5 %. Y eso es lo que está pasando.

El escándalo griego era una variante de la estafa en la que también estaba metida Goldman Sachs. Grecia refinanció su deuda a través de un intercambio de tasas de interés que no es más que otro derivado financiero sin regular. Un deudor que está pagando una tasa de interés variable paga una comisión a un banco como Goldman a cambio de refinanciar su deuda con la seguridad de un tipo de interés fijo. Esto permite a los políticos aplazar los pagos durante años.
Al final el único vínculo de los ciudadanos con el poder es la vía torpe y altamente imperfecta de las elecciones, un banco como Goldman dispone de toda una red de conexiones íntimas y un acceso casi directo a la legislación. Y la única pregunta que nos queda es, ¿qué vamos a hacer al respecto?. Conseguir una verdadera democracia que en su constitución separe en origen sus tres poderes y en la que los distritos tengan auténticos representantes, con ello, con la República Constitucional, el gobierno y los poderes financieros estarán controlados y los goldmanitas estarán en la càrcel y los viejecitos tendrían sus ahorros,

He aquí la mejor colección de insultos a todos éstos héroes y salvadores del mundo de la economía mundial.

Sobre Fabrice Tourre, banquero francés de Goldman : Se le mirara como se le mirara, era una caricatura animada de un rico gilipollas y arrogante. Con su pelo repeinado, su apariencia cuidada y distante, sus trajes carísimos y, en fin, todo su ser francés. Toda América se revolvería de asco como si oliera a queso podrido.

Sobre el republicano y senador por Wyoming Mike Enzi, del que dice que su cerebro podría ser trasplantado sin problemas a la cabeza de una hormiga.

Sobre Rubin banquero de Goldman: era imposible negar la fascinación de los medios por el repugnante Rubin, al que promocionaban como si fuera el ser más inteligente jamás aparecido sobre la tierra. Probablemente había nacido con un traje de cuatro mil dólares puesto, su cara permanente congelada solo un segundo antes de que se excusara por se tanto más inteligente que tú, un exterior sin emociones, neutral, como el Spock de Star Trek; el único sentimiento humano que uno podía imaginar en su ser era una pesadilla horrible en la que le obligaran a volar en turista. En 1999 apareció en aquella famosa portada de la revista Time con Alan Greenspan y entonces jefe del Tesoro Larry Summers bajo el titular “El comité para Salvar el Mundo” (arriba la foto de la portada).

Sobre Goldman Sach al que llama el calamar vampiro, aunque yo creo que la traducción correcta sería el pulpo vampiro.

Sobre Palin Parece la jefa de asistentes de vuelo de una compañía de bajo coste; sólo le falta la bolsa de almendras y el pañuelo de poliéster. Con sus gafas sin montura de la Liga de Jóvenes Antisexo y un volumen artificial en el pelo, parece vestir un disfraz.

De Michele Bachmann congresista de Minnesota que dijo que la película de Aladdin promueva la brujería y que el calentamiento global no es una amenaza porque el dióxido de carbono es natural. Es el símbolo perfecto de la concepción analfabeta de las altas finanzas. Cuando los chinos propusieron sustituir el dólar como divisa de reserva internacional, Bachmann por lo visto entendió que se pretendía acabar con el dólar sin más, y que pronto los norteamericanos tendrían que usar yuanes para comprar latas de Sprite en el 7-eleven. Así que para combatir semejante amenaza propuso una ley que prohibiera la sustitución del dólar por cualquier divisa extranjera.

Sobre Rick Santelli personaje televisivo al que no se sabe si le falta más vergüenza o inteligencia y que hoy es considerado un profeta del movimiento Tea Party, una especie de Juan el Bautista financiero que se dedicaba a inocular resentimiento de clase media en el cerebro de los espectadores de CNBC.

Sobre Alan Greenspan ese capullo excepcional que hizo de Norteamérica el desastre monumental en que se ha convertido. Si sus hazañas tuvieran marcha atrás, si este gnomo gorrón de ojos saltones hubiera sido capaz de convertir sus rarísimos complejos sociales en algo positivo, si todo eso fuera posible, su carrera habría de ser vista como uno de los mayores cuentos de hadas jamás presenciados en política; el más improbable de los patitos feos, a golpe de puro coraje, astucia y determinación, llega hasta lo más alto y cambia el mundo para siempre.

Pero eso no es lo que sucedió. El ascenso de Greenspan es más bien la historia de un roedor enamorado de sí mismo, adulador y tramposo, que trepó con malas artes a la cima del poder norteamericano para , una vez arriba, entregarse febril y lascivamente a las atenciones de Wall Street durante veinte años consecutivos.

Sobre el “colectivo” “objetivismo” y Ayn Rand una cosa grotesca, una religión de lunáticos, que debería haber muerto ahogada en su propio sueño hace décadas. Ayn Rand es el ser humano con mayor carencia de humor que jamás haya puesto un pie sobre la tierra que somete al lector de su libro “la rebelión de Atlas” a un discurso de setenta y cinco páginas, maltratando al lector con un aluvión incesante de florituras literarias sin sentido.


y...De GUINDOS : MINISTRO DE ECONOMÍA español ACTUAL, mayo de 2012, y banquero de Goldman en España….ahora se dedica a recortar desde el gobierno de Rajoy 10.000 millones de euros en sanidad y educación para regalarlos a Bankia, y cosas por el estilo

Puntuación 9,9 y no le pongo el 10 porque se ha quedado corto en los insultos o calificativos a los goldmanitas



martes, 1 de mayo de 2012

CLEPTOPÍA. (PARTE I)


CLEPTOPÍA. MATT TAIBBI (PARTE I)

La crisis económica.

Otra vez Alan Greenspan, el que fuera jefe de la Reserva Federal de EEUU desde el año 1987 hasta el 2006, con Reagan, Bush padre, Bill Clinton y Bush hijo. El mayor capullo del universo según el autor del libro y según la autora del blog. Un libro que explica la crisis económica mundial de 2008…que en España se unió a la explosión de la burbuja inmobiliaria y el colapso de la construcción, etc.

Su tesis fundamental es que nuestro mundo no depende de la ideología, derecha o izquierda, sino de la complejidad del sistema burocrático y de prácticas de negocio aún más complejas que hacen que organizaciones con suficiente poder empresarial posean el poder político. Éste ya no posee reglas que impidan su control por la potencia financiera.

Los nuevos Estados Unidos se están convirtiendo en un enorme gueto en el que a , conservadores o progresistas, les está chupando la sangre una oligarquía relativamente pequeña de criminales financieros, con la ayuda de sus secuaces en el Gobierno. Plutocracia financiera.

 
En la economía de la burbuja, los seres humanos de carne y hueso o son clientes de la industria financiera (prestatarios, inversores…) o son asalariados cuyos impuestos son utilizados para asegurar las inversiones de los grandes bancos-casinos que inflan la burbuja de la estafa.

El libro empieza con el Tea Party y sus miembros, en especial un tal Rick Santelli personaje televisivo de la CNBC, a los que considera un anacronismo por su batalla más propia de los años sesenta que de un mundo dominado por ladrones del siglo XXI, que es donde realmente se encuentran. (Vamos que no se enteran de qué va el asunto) 
Volviendo a Alan Greenspan, un capullo chupóptero y trepa, adulador de todos los colores editoriales con su verborrea seudomística y sin sentido. (Según el autor). Pues bien, este individuo nació en el año 1926, y perteneció al “Colectivo”, el contexto intelectual de una serie de lunáticos cuya líder era la Señorita Aynd Rand. Este grupo se sustenta en la teoría de “la realidad objetiva” que consiste en que los hechos no tienen puntos de vista diferentes, por lo que no creen en la necesidad de cuestionar sus creencias o ponerse en lugar de los otros. Rand escribió “La rebelión de Atlas”. Esta obra babea resentimiento, autocompasión, justificación del egoísmo y con notable falta de humor y bastante aburrimiento siendo prueba de ello, por ejemplo, el someter al lector a un discurso de setenta y cinco páginas. (Estoy que me lo compro!!).

Con estos antecedentes, en los que el Colectivo se oponía frontalmente a cualquier intervención en la economía y al concepto mismo de Reserva Federal y donde se consideraba una ofensa y traición la cooperación con el Gobierno, Greenspan uno de sus mayores integrantes es nombrado jefe de la Reserva Federal en 1987.

Pero eso no fue ningún problema. Claro que no. ¿Cómo Alan Greenspan, un hombre que creía en la minima interferencia gubernamental y la menor regulación posible, pudo terminar como jefe de la mayor agencia reguladora del país?.

Pues da igual. He aquí el doble lenguaje del que hablaba Orwell en su obra 1984. (Esto último es mío, no del libro). Cuando en 1981 Greenspan como director de la Reforma de la Seguridad Social, recomendó incrementos en las cotizaciones de la Seguridad Social, por supuesto que no lo llamó “impuestos” sino “Fortificación de los ingresos”.
Y luego cuando compraron bonos del Tesoro con esos ingresos dejaron sin liquidez los fondos de la Seguridad Social para pagar posteriormente las pensiones. ¡Vamos…el truco del trilero!.


La Fed (Reserva Federal) puede inyectar directamente dinero en el sistema de dos formas: prestando directamente dinero a los bancos a través del redescuento o bien comprando letras o bonos del Tesoro a bancos o intermediarios. También puede manipular la tasa de interés. Cuando el interés sube se desincentivan los préstamos y los bancos restringen los créditos. Si el interés baja, aumentan los préstamos y aumenta por tanto la cantidad de dinero en el sistema.

Cuando los directivos apostaron irresponsablemente hasta cien o doscientas veces el valor de sus activos, dando como resultado la quiebra de esos fondos de capital de riesgo, entonces Greenspan corrió en su ayuda con un rescate. Fue un mal mensaje. Básicamente le dijo a la gente: arriesgad, nadie os va a detener. Es exactamente igual que prestar dinero a un ludópata con los ojos inyectados en sangre a la puerta de un casino.
Según el capitalismo hay que dejar que la gente que asume irresponsablemente demasiado riesgo fracase. Lo que se llama destrucción creativa. Pero en lugar de dejar que la naturaleza siguiera su curso lo que hizo Greenspan fue ir al rescate cada vez que una banda de avariciosos de Wall Street lo necesitaba.

El Congreso, alentado y amenazado entre otros por Greenspan, derogó la ley Glass-Steagal en la que los bancos de inversión no podían fusionarse con aseguradoras ni con bancos de ahorradores, precisamente para evitar políticas y acciones que sólo beneficiaran al banco, en perjuicio de sus clientes. Se aprobó entonces la ley Gramm-Leach-Bliley que daba paso a los desastres financieros posteriores del 2008..

En el año 2000 se aprobó una monstruosidad llamada: Ley de Modernización de Futuros sobre Mercancías, que consagró la desregulación efectiva del mercado de derivados, los CDO y CDS. (articulo inside job)
Los CDS (seguros de impago de deuda), serían aquellos seguros que se han de pagar si el CDO no es devuelto, es decir si resultan impagados. Como el seguro de un coche. Si tienes un percance el seguro te paga una indemnización. Pero a diferencia del seguro de un coche, estos CDS no iban a tener capitalización ninguna, es decir, que se vende algo parecido a un seguro sin tener el dinero para pagar ese seguro en el caso de que algo pasara realmente.

A todo esto, mientras Greenspan cometía un desastre tras otro, imprimir 1, 7 billones de dólares en medio de una inmensa burbuja bursátil, desmantelar la ley Glass Steagal, desregular el mercado de derivados, la prensa financiera y política oficial lo ensalzó como un héroe de inmensa estatura. ¿Recuerdan a Mario Conde, lo listo que era, y los títulos honoríficos que recibió antes de ir a la cárcel? Y ahora está tristemente de comentarista en “el gato al agua”. Greenspan, tras la debacle económica, dijo no arrepentirse de nada en particular aunque sí que había encontrado un error en su teoría randiana (recuerden, los objetivistas que pertenecían al Círculo)., pero es un hecho que me tiene consternado—seguía diciendo Greenspan.

—¿estaba usted equivocado?—le preguntaron.

—Parcialmente—respondió Greenspan. Fue la máxima disculpa que se le pudo arrancar.

Más de 5 billones de dólares se habían evaporado en acciones de empresas tecnológicas que no valían nada, pero en lugar de dejar que los inversores asumieran unas pérdidas que merecían, Greenspan hizo lo que siempre había hecho: inundó de nuevo el mercado de dinero e infló una nueva burbuja. Así que dos burbujas teníamos ya: además de la financiera se suma la burbuja inmobiliaria.

Los comentarios de Geenspan de principios de la década parecen los desvaríos de un loco atar. (en el libro hay multitud de ejemplos). Dijo cosas como que la debilidad del dólar no tenía consecuencias fundamentales en la realidad. En 2004 se vuelve definitivamente loco cuando le dice al país que las hipotecas variables eran un buen producto y más atractivas que las hipotecas fijas. Claro que eso es así hasta que sube el interés, y Greenspan era consciente de que iba a empezar a subir.
Greenspan no tuvo que rendir prácticamente cuenta alguna ante los electores pues los votantes no tienen voz alguna sobre lo que hace la Fed. Los ciudadanos ni siquiera pueden ver las actas de las reuniones. La única ocasión real para que los ciudadanos obtuvieran audiencia con Greenspan eran sus comparecencias obligatorias frente al Congreso, que el jefe de la Fed detestaba y para las que solía fijar estrictos límites de tiempo. Los miembros del Congreso tenían que hacer cola durante meses solo para lograr que se incluyera su pregunta en las sesiones públicas con Su Alteza, el Sr. Greenspan.
Es importante para entender la burbuja inmobiliaria hacer unas pequeñas aclaraciones:
Los bancos perfeccionan una técnica que se llama titulización que consiste en lo siguiente: en lugar de conceder créditos hipotecarios y quedárselos hasta su vencimiento (como siempre se ha hecho) la titulización permitió a los bancos juntar las hipotecas en enormes paquetes comunes, para después trocearlos en pedacitos y vendérselos a inversores secundarios bajo forma de valores financieros. Ahí empezaron las hipotecas subprime y los valores CDO.
Los activos hipotecarios debían ser evaluados de mayor a menor riesgo por las agencias de calificación. Por ejemplo los buenos activos que representaban un menor riesgo eran (AAA), la mejor y máxima calificación que se puede conseguir., luego estaban las (BBB) y otras. Las agencias de calificación le dieron la máxima calificación a cualquier titulo hipotecario, aunque en la realidad fuesen altamente arriesgadas. También las agencias conspiraron con los bancos de inversión instruyéndolos sobre qué debían hacer para burlar el sistema y recibir las máximas calificaciones. Cuando la burbuja inmobiliaria estalló y las agencias de calificación no tuvieron la mínima vergüenza a la hora de explicar lo aparentemente inexplicable: haber calificado créditos como excelentes y de mínimo riesgo cuando no lo eran. Moody’s , una de las dos agencias que controlan la mayoría del mercado, se sacó de la manga una de las mejores versiones jamás contadas del clásico “el perro se comió mis deberes”, cuando anunció, con dos cojones, que un “error informático” había provocado fallos de clasificación en una cantidad incalculable del orden de miles de millones de créditos basura. ¡Vaya, un error informático como Ana Rosa Quintana cuando plagió su libro!.
Las opciones ARM solían ser un producto destinado a personas con mucho dinero, por ejemplo los brokers de Wall Street. Eran para gente que tenía ingresos enormes, pero irregulares. Se compra un valor y se paga una mínima parte, pero al final del año se paga la totalidad y se equilibrará todo. Un producto para ricos que de pronto se convirtió en el producto más asequible de todos. El problema es que pagas un tipo de interés muy bajo (por ejemplo 1%) y la diferencia con el tipo de interés normal (por ejemplo un 5%) hace aumentar el valor de la deuda. Una deuda infernal que va creciendo cada mes endeudándose contra su propia deuda. Algunos compradores de casas, personas con escasos recursos firmaron opciones ARM.

Otros compradores de ARM (los caraduras) lo que hacían era especular con las hipotecas de las viviendas, pagar mensualmente un 1 % por ejemplo y vender el crédito antes de que saltara la ARM (es decir, antes de tener que devolver el dinero). Se daban casos de que una misma casa que había sido comprada por 399.000 dólares y revendida al día siguiente por 589.900 dólares.

Toda la industria estaba infestada de estafadores profesionales.

Mientras tanto, los bancos por ley han de mantener en reserva una cierta cantidad de dinero en efectivo. Y si no en efectivo, en algo que sea igual de valioso que el efectivo. Tan valioso como el efectivo son los bonos del Tesoro que es lo que tradicionalmente mantenían en reserva y a partir de ahora también lo estarían las hipotecas  calificadas de (AAA) cuando en realidad eran créditos basura.
El factor decisivo en el estallido de la crisis financiera fue el fraude de los CDS bajo el techo de la empresa AIG. Se trataba de un monstruo creado por Joe Cassano un hombre de finanzas sumamente imbécil (es lo que dice el libro) que dirigía una pequeña unidad en AIG.
Los CDS son seguros de impago de los CDO. Un inversor que compra títulos CDO para poder cubrirse de un impago compra seguros CDS, que a su vez también se pueden vender como cualquier otro título. Pero como los CDS no estaban regulados y no se necesitaba depósitos de dinero por parte de la empresa aseguradora, Cassano podía vender toda la protección que quisiera sin tener que comprometer dinero real alguno. Así que vendió grandes cantidades de dinero en protección para todos los grandes jugadores de Wall Street, a pesar de que no tenían dinero para cubrir esas apuestas. Es decir: Se dedicaba a cobrar primas por un seguro que nunca pensaba pagar.

Otro bufón egomaníaco que operaba en AIG. era Win Neuger que se dedicaba al préstamo de valores. Para entender lo que hacía Neuger hay que explicar en qué consiste las ventas a corto—la práctica de apostar contra un valor—
Las ventas a corto: Identificas los valores que crees que bajarán de valor pides prestadas enormes cantidades de esas acciones y las vendes, y a continuación compras las mismas acciones una vez que su valor en el mercado se haya desplomado. Ganas la diferencia.

Es necesario vender títulos en grandes cantidades para que el valor baje. Y cuando baja, entonces compras y devuelves los valores a quién te los prestó. Ya lo hizo George Soros con la libra esterlina. Pág. (168).
El sistema quebró, los CDO eran basura, sus seguros, los CDS, no se podían pagar porque AIG no tenía suficiente liquidez por no tener reserva de capital. Sólo quedaba una opción. O el Estado inyectaba inmensas cantidades de dinero público para tapar el agujero o se produciría una catástrofe.
Ni uno solo de los personajes implicados en este museo del robo, estaba intentando construir nada. Los beneficios de Wall Street consistían en mover el dinero de un sitio a otro y sacar cada vez un poco de aquí y otro poco de allí, hasta que la realidad intervino unos años después y anunciaron que eran los Contribuyentes quienes tenían que comprarles toda esa basura, al precio que ellos dijeran, por el bien del país.


Mi maridito lo venía diciendo desde los años ochenta: “ El único principio científico de la economía es el siguiente: el gobierno roba el dinero de la mayoría de la población para entregárselo a una minoría de ricos.”... eso es lo que él dice pero no es verdad.





Puntuación: (EN LA PARTE II)