LA CONJURA

miércoles, 24 de octubre de 2012

CRÓNICAS DE LA AMÉRICA PROFUNDA

CRÓNICAS DE LA AMERICA PROFUNDA. JOE BAGEART.




Libro-documental sobre la América profunda, la América que hemos visto en las películas cuando el protagonista se detiene en el típico bar de carretera con las melitas de café dispuestas sobre la barra, sus hamburguesas , el shériff y la rubia camarera a punto de cantar country.



De hecho, la primera parte del libro se desarrolla en el Royal Lunch, un bar de Winchester en Virginia al que acuden diversos personajes del lumpen americano, entre ellos, el gordo Pootie, la diabética y casi ciega Dottie, o el bestia de Dink Lamp, cuya mayor proeza en su vida fue propinar tremenda paliza a un chimpancé boxeador de la feria, allá por los años sesenta y por el que ganó una apuesta de cien dólares. Allí van todas las noches, a beber cerveza americana barata como medida paliativa contra la ansiedad que les produce sus propias vidas.

Una radiografía de la clase blanca y pobre, que a diferencia de otros colectivos americanos como es el caso de los negros, se encuentra desorganizada y sin líderes. Pero todos ellos se sienten orgullosos del sueño americano que les permite vivir en el país donde se triunfa sí o sí, como no puede ser de otra manera, el país donde los seres humanos son competidores económicos natos que realizando cabriolas y brincos serán premiados con la eficiencia y el triunfo.

"El mito americano de la autosuperación no tiene otro propósito que hacer que los trabajadores pobres lleguen a la íntima conclusión de que en cierto modo son inferiores a los demás, dado que no son capaces de aplicar ese mito a sus propias vidas."



En esta América profunda no se atreven a pronunciar todo lo que se parezca a "sindicato" o a "subvención", porque son términos que merecen todo el desprecio posible, aunque seas un sin techo en plena calle. Así, la gente no habla de cosas reales: recitan lo que oyen. Su vida intelectual está hecha de todas las cosas que les suenan bien, una mezcla de sabiduría popular moderna, clichés, tertulias radiofónicas y parloteos de las emisoras cristianas ( !!!vamos!!! como en España, La Cope o La Ser, según sea uno de derechas o de izquierdas, FJLosantos, y pare usted de contar)

Una de las jugarretas más astutas de la derecha ha sido etiquetar como "privilegio" la necesaria partida de gasto social. Después de repetirlo durante treinta años, se ha logrado que en el imaginario americano el término esté asociado a la pereza: En este país lo que cuenta son los huevos, no los regalos, hablamos de buenos y malos, y las complejidades sociales nos importan un pimiento, aquí hablamos de fuertes y débiles. Es por lo que la TV americana anuncia con orgullo la inminente muerte del sistema de pensiones, y no importa nada porque sólo supone privilegios para gente débil.


Cuando Estados Unidos atacó Iraq, en el Royal Lunch, como de costumbre, las discusiones giraban en torno a deportes, películas, dónde se pueden conseguir los mejores mariscos y costillas y por qué los de General Motors parecen incapaces de fabricar un buen motor. Mientras que los liberales urbanitas bebedores de cerveza de importación que se reúnen en los bares de diseño del centro de la ciudad, estaban irritadísimos por la guerra que había iniciado su Presidente, en el Royal Lunch se limitaban a su realidad nacional: la televisión. Y si viniese el fascismo también estarían contentos con eso, siempre y cuando el precio de la gasolina no sea demasiado alto y Comcast tenga el canal de la liga de fútbol americano las veinticuatro horas del día.


Pero en un país obsesivamente religioso, los valores siguen siendo una cortina de humo que oculta el robo a gran escala por parte de los ricos y el odio y el miedo por parte de los demás.

Entendemos mejor al americano pobre cuando leemos este libro., sólo 264 páginas, que la verdad, se hacen un pelin pesadas.



NOTA 7