LA CONJURA

viernes, 29 de agosto de 2014

Reina Lucía

E.F. BENSON

Este libro me lo recomendó Houellebecq, que sabe de mi afición por las novelas de Wodehouse. En la misma línea  que Wodehouse y la comedia british, E. F. Benson  publicó esta saga de seis libros  “Reina Lucía” que me encantan. Y aunque el autor es conocido por sus historias de terror escribió también comedias maravillosas, con esos personajes tan pintorescos, tan divertidos y tan reales. Tal es así que más que personajes son personas, cada una con su personalidad.

Emmeline Lucas, “Lucía” y su marido “Pepino” son el referente social y cultural  del pueblecito de Riseholme. Hay que ser afortunado para poder asistir a una de las fiestas que organiza el matrimonio en su casa. Y claro, no todo el mundo lo consigue . En sus reuniones hablan italiano sin saber italiano, interpretan famosas piezas al piano aunque apenas saben tocarlo, o representan  escenas teatrales que resultan ser un muermo. Un quiero y no puedo divertidísimo y refrescante.


Pero un día llega al pueblo Olga Bracely, una verdadera cantante de ópera, que involuntariamente desplazará a Lucía del epicentro cultural Riseholmiano. Su incondicional amigo Georgie Pillson la abandona por ella, Daisy Quantock revoluciona al pueblo con la adquisición de un gurú que les enseña yoga y que resulta ser, en realidad, un cocinero de cous-cous, y una vidente les ayudará a contactar con el espíritu de Dante mientras el coronel Boucher con sus bulldogs se comprometerán con la señora Weston.



—Oh, ¡es todo tan encantador…!—dijo Olga—.Nunca imaginé lo tremendamente interesantes que son las pequeñas cosas que le pasan a la gente de aquí. Todo es emocionante a rabiar, y allá donde mires hay otras cincuenta cosas igual de excitantes. ¿Es porque todos os tomáis un interés tan excesivo en esas pequeñas cosas por lo que resultan tan apasionantes o es que son apasionantes en sí mismas, y la gente normal y aburrida, los que no son riseholmenses, no se dan cuenta de lo interesantes que son? El sarampión de Tommy Luton, los secretos de los Quantock, ¡el amante de Elizabeth …! Y pensar que yo creía que venía a un remanso de paz …









jueves, 7 de agosto de 2014

UN AÑO CON SCHOPENHAUER



DE IRVIN D. YALOM


Este libro me lo recomendó un amigo un día que comíamos en la Azohia, una playa de Cartagena, donde, dicho sea de paso, se pueden contemplar los mejores atardeceres del Mediterráneo. Y no exagero. Vean estas fotos (representaciones diría Arturo)






Román defiende sus argumentos con vehemencia pero con elegancia también.  Él, por ejemplo,  dice “negro” y tú vas y le dices “blanco”; entonces él  mira hacia arriba, ladea la cabeza en un gesto típico que tiene y te dice, “bueno, negro … a lo mejor, gris”. Y empieza a pensar en esa posibilidad. Quiero decir que sin dejar de defender su postura no se enroca y admite planteamientos nuevos. Hay que ser generoso para hacer eso. Hoy en día es casi un milagro. Mi maridito es más erre que erre…. Así que no dude en leer el libro nada más recomendármelo


Julius, el protagonista, es un psicoterapeuta al que le diagnostican una enfermedad  grave. Le queda tan sólo un año de buena salud y decide pasar ese año como siempre, trabajando como terapeuta. Se pone en contacto con Philip, un antiguo paciente al que no pudo ayudar en su día y lo convence para que se incorpore a su grupo de terapia.


El libro-novela tiene dos partes diferenciadas. Por un lado, la historia de Julius y el grupo de terapia y, por otro lado, los capítulos sobre la vida y filosofía de Schopenhauer. Al final se convierte en una novela divulgativa sobre la vida y obra de Schopenhauer, algo que no gusta a sesudos pensadores, por ejemplo a los defensores de Safransky, como a mi maridito ¡Qué le vamos a hacer!

A Philip no le ayudó la terapia recibida por Julius, “como era previsible”- señala mi Safranskyto-, sin embargo con la lectura de la filosofía de Schopenhauer encuentra  consuelo en su vida. No es de extrañar,  pues gran parte de la psicología freudiana se puede encontrar en el pensamiento de Schopenhauer.

Schopenhauer fue el primer filósofo que observó los impulsos y sentimientos desde adentro y escribió prolíficamente sobre las cuestiones internas del ser humano: el sexo, la religión, el suicidio, la vanidad, la autoestima, las relaciones con los demás, esos impulsos oscuros que habitan en lo profundo de nosotros y que a veces reprimimos.




Aunque Schopenhauer iba para comerciante, su madre lo anima para que estudie filosofía. La relación con ella fue tormentosa—como con casi todo el mundo. Schopenhauer era vanidoso y sus iras eran lengendarias con los “bípedos” que se creían sus iguales, también con aquellos que frecuentaban los salones literarios de su madre. He aquí una carta de su madre a su hijo.



 Querido Arthur:

La puerta que cerraste ayer tan ruidosamente después de comportarte de manera ten incorrecta con tu madre está de ahora en más clausurada para ti. Parto para el campo y no he de volver hasta que sepas que te has ido…No sabes lo que es el corazón de una madre: cuanto más tiernamente ama tanto más dolorosamente sufre los golpes de la mano que una vez adoró … tú mismo te has arrancado de mi lado: tu desconfianza, tus críticas a mi vida, la elección de mis amigos, tu inconstante actitud conmigo, el desprecio que tienes por mi sexo, tu falta de disposición para complacerme, tu codicia, todo eso y mucho más te dan a mis ojos una faz despiadada …
Si  yo estuviera muerta y tuvieras que habértelas con tu padre, ¿te atreverías a darle lecciones? ¿Intentarías controlar su vida y sus amistades? ¿Acaso soy menos que él? ¿Acaso hizo él por ti más de lo que hice yo? ¿Acaso te amó más que yo? … Mis obligaciones contigo han terminado. Sigue tu camino, no quiero saber nada más de ti … déjame tu dirección pero no me escribas; de ahora en adelante no leeré ni contestaré tus cartas … es el fin … Me has lastimado en demasía. Haz tu vida y sé feliz como puedas.




No volvieron a verse nunca más. Una época extrema ya la mitad del siglo XIX alemán…

Imposible explicar a Schopenhauer sin empezar por Kant a quién el filósofo  admiraba y respetaba, además de Platón. Kant, decía que no experimentamos el mundo exterior tal como es en realidad, lo que experimentamos es nuestra propia versión procesada de esa realidad exterior. Las propiedades como el espacio, el tiempo, la cantidad y la causalidad están dentro de nosotros, no afuera: se la imponemos a la realidad. Pero Schopenhauer decía que sí podemos conocernos a nosotros mismos desde adentro. Tenemos un conocimiento directo, inmediato, que no depende de nuestras percepciones. El cuerpo es un objeto material, es algo que existe en el tiempo y en el espacio, pero nuestro yo o voluntad es constatable  fácilmente por cada uno.

Para Kant, la existencia de Dios,  no se puede demostrar con la ciencia pero deja una puerta abierta para la existencia de Dios a través de la razón moral. La diferencia con Schopenhauer  es que éste entendía que la ética no puede ser cosa del imperativo categórico o de una ley moral, pues la razón es sólo una mínima parte en la conducta humana, y la ética, en realidad, depende del sentimiento y del carácter y no tanto de la ciencia, según Schopenhauer. Por tanto no está abierta esa vía moral hacia Dios. Kant, para Schopenhauer, era ateo.

Sigue Schopenhauer: La vida es un incesante ciclo de deseo, satisfacción, hastío y deseo otra vez. La peor situación es la humana, porque a mayor inteligencia, más grande el sufrimiento. Pero ¿nos contentamos acaso cuando  nos saciamos? ¡Ay! Sólo por muy breve tiempo. Casi enseguida se apodera de nosotros el hastío, y una vez más nos ponemos en movimiento.


Sólo al final de su vida alcanzó éxito la obra de Schopenhauer. Siempre tuvo un inquebrantable fe en su propio genio. Mi intelecto—decía—no me pertenece a mí sino al mundo.

Sin embargo podemos concluir varios consejos de su filosofía.

SCHOPENHAUER, CONSEJERO:

· La idea de felicidad tiene tres orígenes. Lo que uno es, lo que uno tiene y lo que uno representa a los ojos de los demás. Schopenhauer nos insta a prestar atención sólo al primero y descartar los otros dos.

· Sé amable, así podrás manejar a los demás. Igual que con la cera, a la que sólo se puede moldear si primero se la entibia.

· Para no ser un mero juguete en manos del bribón ni sufrir el escarnio proveniente de los necios, la primera regla es ser reservado e inaccesible.

· Tenía la costumbre de pagar por dos en el club donde comía, para que nadie se le sentara cerca. En una ocasión le preguntaron por qué comía tanto, y él contestó: “porque pienso el doble”. Igual que mi maridito, “ que piensa más”- me dice.

· La fábula de los puercoespines expresa la gélida visión que tenía sobre las relaciones humanas. En invierno los puercoespines buscan el calor apiñándose entre ellos, pero si se acercan demasiado sentirán los pinchazos de las púas de unos contra otros. Hay que buscar la distancia óptima donde se toleren unos con otros.

· Despreciar es ganar aprecio.

· Si realmente estimas mucho a una persona, debes ocultárselo como si fuera un delito.

· Jamás debes manifestar ira ni odio, salvo en tus actos … sólo los animales de sangre fría son venenosos.

· La única manera de alcanzar la superioridad en el trato con los hombres es hacerles saber que uno no depende de ellos.

· No cuentes a tu amigo lo que no debe saber tu enemigo.

· La opinión que otros tengan de nosotros no debe alterar la opinión que uno tiene de sí mismo.

· No permitir que nuestra estima oscile como corcho en el agua a merced de las opiniones de seres intrascendentes.



“Esto es lo que quiero, esta hora, este día …!esto es lo que quiero! Estos momentos que estoy viviendo son los buenos tiempos. Ojalá pueda quedarme en ese instante, echar raíces en este lugar para siempre”. No, siempre había creído que la parte más jugosa de la vida estaba aún por llegar y siempre había codiciado el futuro, el momento en que sería mayor, más listo, más grande, más rico. Entonces llegó la conmoción, el cambio de marcha, la repentina y catastrófica desidealización del futuro, y el comienzo del afligido anhelo por el pasado.