Junichiro
Tanizaki, presenta en este ensayo su defensa y entusiasmo por la
estética tradicional japonesa frente a las comodidades e
innovaciones que supone el progreso ilustrado de la civilización en
Occidente.
Tanizaki
hace un elogio de la SOMBRA. Prefiere los
reflejos velados y los efectos del tiempo frente al
brillo y a lo que reluce. De esta manera, la suciedad es para un
oriental tradicional el componente de lo bello. Resulta bello el
efecto del tiempo y de la intemperie en los objetos como el lustre
manchado de grasa y hollín. Es como si la palabra “suciedad” y
“sombra” significara otra cosa en Japón.
Y
esta forma de vida japonesa choca frontalmente con la occidental en
diversos ámbitos, en la arquitectura, en la iluminación, en la
armonía, en la oratoria, en el teatro; lo que viene a resultar una
defensa apasionada de la cultura de sus ancestros.
Ese
sentimiento se centra, por ejemplo, en esa armonía que han perdido
los retretes japoneses al seguir las consignas occidentales. Un buen
retrete, sin embargo,
debe tener penumbra y estar situado a las afueras de las casas, de
manera que para llegar hasta él se tenga que pasar por el sendero
del jardín.
En
el cine japonés resalta el
juego de sombras y el valor de los contrastes frente al cine europeo
o americano. La
oratoria evita los
gritos y cultiva la elipsis y las pausas. El traje
tradicional no es más que una parcela de la sombra incluyendo
el ennegrecimientode
los dientes.
Me
pregunto qué pensaría Tanizaki sobre “Sorolla” o “El
siglo de las luces”.
El
origen de esa diferencia tan radical estriba en el carácter opuesto
de unos y otros. Los
orientales con
su resignación
intentan
adaptarse a los límites impuestos, en
cambio, los occidentales
tienen como objetivo
primordial el progreso.
Lo
bello no es una sustancia en sí sino tan solo un dibujo de sombras,
un juego de clarososcuros producido por la yuxtoposición de
diferentes sustancias.
En
ese sentido, España es muy Japonesa. El barroco español es también
un juego de clarososcuros como lo es también el cante jondo del
flamenco que tanto gusta a los japoneses.
Porque
la belleza ha de tener necesariamente los efectos de lasombra.
Canto
desde que me acuerdo que existo, dice Carmen Linares. Buena
prueba de ello es una fotografía entrañable en blanco y negro donde
podemos ver a una niña con calcetines blancos y falda por encima de
las rodillas delante de un micrófono mucho más alto que ella. Es
Carmen Linares. A su lado, un hombre corpulento con guitarra que la
mira con ternura, es Antonio, su padre, que la había llevado a un
certamen juvenil. Detrás, en una mesa, el premio: la famosa muñeca
Mariquita Pérez, el sueño de una niña de entonces.
DE
NIÑA EN VADOLLANO.
Maria
del Carmen Pacheco Rodriguez nació en el año 1951 en Linares, vivió
su infancia en la pedanía de VADOLLANO, en una estación de
ferrocaril, a 8 km de Linares. Aunque su abuelo paterno fue minero,
su padre era ferroviario. Se crió en un ambiente familiar musical,
el padre tocaba la guitarra, su tío la bandurria, su hermana y ella
cantaban. Uno de los más grandes recuerdos de su infancia es cuando
desde niña se juntaban en navidad y cantaban los campanilleros.
Empezó
desde niña a presentarse a concursos de cante que además ganaba.
Por aquella época en los concursos le daban a los niños chocolate,
también ganó junto a su madre en un sorteo radiofónico un
tocadiscos que iba en una maletita y que le sirvió de mucha ayuda y
le permitió escuchar y aprender los discos flamencos y la copla.
TRASLADO
A AVILA. SECRETARIA.
A
los doce años trasladan a su padre a Avila, donde su mudó también
toda la familia. Estudió bachillerato, y al principio, aunque
cantaba y se presentaba a concursos, también se preparó para ser
secretaria estudiando mecanografía y taquigrafía, pero su padre le
dijo: “Tú verás lo que haces, pero secretarias hay muchas”
Y
es que Carmen Linares ha tenido desde siempre el apoyo de toda su
familia, empezando por su propio padre, que la acompañaba a los
certámenes, y sobre todo a su marido Miguel Espin que conoció en
Avila, periodista, flamencólogo, y persona clave en su carrera
artística que ha sabido aconsejarla en su trayectoria, la ha guiado
muy exitosamente en los tipos de cante, donde cantar, y en especial
sobre sus nuevos proyectos que integran su creatividad personal con
su afición a la poesía.
INICIOS
MADRID.
De
Avila se trasladó a Madrid, eran sus INICIOS, donde empezó a actuar
en los tablaos madrileños cantando para el baile en el café de
Chinitas y Torres Bermejas. Fue una época mágica y dorada del
flamenco, allí conoció y trabó amistad con los grandes del
flamenco, Camarón, La Perla, Los hermanos Habichuela, y José
Mercé, y sobre todo su gran amigo del alma Enrique Morente del que
luego fue madrina de uno de sus hijos.
Hay
una anécdota de sus inicios y viene de la mano de Juan Habichuela,
cuando le dijo: “Niña, tú cantas como las viejas”
“vieja, que eres una vieja” porque ella era la niña que le
gustaba la seguiriya y la soleá, los cantes hondos. Su primer
maestro por entonces fue FOSFORITO, por su conocimiento de dichos
cantes y al que ella empezó imitando.
Precisamente
su nombre artístico se lo pusieron Fosforito y Juanito Valderrama
cuando estaban preparando una gira por Francia y no les pareció
demasiado artístico el nombre de Carmen Pacheco, entonces, al
enterarse que era de Linares, le pusieron Carmen Linares.
TÉCNICA
DE VOZ.
Carmen
Linares ha sido reconocida como una de las cantaoras más
completas y con mayor conocimiento de estilos flamencos.
Por su elegancia y por su exquisita sensibilidad le llaman la
dama del cante. Es de destacar la riqueza de sus
registros, su madera de modular los tonos bajos la hacen una
cantaora especial, ese recogimiento para llevar la escala
hacia abajo, y ese contraste cuando modula también hacia lo alto.
Cuida
mucho la dicción a la hora de cantar porque le da mucha
importancia a que se entienda la letra a la hora de cantar y
considera una pena que no se entienda la letra, así el cante no
pierde hondura ni expresión sino todo lo contrario.
VESTIDOS. NO BATA DE COLA,
NO LUNARES.
Rompe
uno de los tópicos a la hora de vestir en el escenario. No
es el prototipo de cantaora al uso. No
necesita la bata de cola, los lunares, los volantes porque para
cantar necesita reflejar lo que es, así que sale a cantar vestida
con una falda, unas botas, una chaqueta, que curiosamente después
otras cantaoras jóvenes han imitado su forma de vestir.
Hay
una anécdota con Paco de lucía cuando ella era joven y fue a
visitarlo a su casa. Paco de Lucía salió de su habitación donde
estaba estudiando y la acompañó por alegrías, y le dijo: “Pero
si tú no pareces cantaora, pareces una estudiante de Filosofía y
Letras”. Y es que ella dice que no quiere sentirse disfrazada.
LA
ANTOLOGÍA DE LA MUJER EN EL CANTE.
Importante
en su carrera fue el disco LA ANTOLOGÍA DE LA MUJER EN EL CANTE
donderecoge una
selección de cantes creados o popularizados por las grandes
cantaoras de todos los tiempos, y en la que hizo un gran trabajo de
documentación para rescatar esos cantes. Fue una idea
que le dio el periodista Ángel Álvarez Caballero y que luego llevó
a cabo con su marido y José Manuel Gamboa. Se trataba de rescatar la
aportación de la mujer al cante flamenco.
En
principio no se planteó como un trabajo reivindicativo feminista,
porque Carmen Linares entiende que en el cante hondo no existe más
machismo que en otros sectores de la vida propios de la época. Sin
embargo este disco se convirtió en un referente de la mujer en el
mundo flamenco.
En
este disco le acompañan guitarristas de la talla de Paco Cepero,
Manolo Franco, Los Habichuela, Enrique de Melchor, Moraíto,
Tomatito, y otros más, todos ellos grandes guitarristas.
OTRAS
FORMAS DE EXPRESIÓN. LA POESÍA.
Pero
además de su amplio conocimiento de los cantes tradicionales,
Carmen Linares da un salto cualitativo buscando otras formas de
expresión, por ejemplo en el terreno de la poesía. Ha traducido
al flamenco la poesía de Lorca, de Miguel Hernández, Los Machado,
Juan Ramón Jiménez, a Borges. Ha ajustado la poesía a los
distintos estilos del repertorio flamenco. Porque Carmen Linares
dice que flamenco y poesía se dan la mano.
En
el disco “Un ramito de locura” incluye la seguiriya IN
PACE, sobre un poema
que Jose Angel Valente
escribió a la muerte de su hijo y que el propio poeta se emocionó
cuando la escuchó en su estreno en el Circulo de Bellas Artes. María Kodama, viuda de Borges, se
impresionó cuando EN cierta
ocasión vino a Sevilla a una presentación y escuchó
“la Milonga del
forastero”, poema que tiene
una métrica que se ajusta perfectamente al cante.
En 2008 crea su propio sello
discográfico “Salobre” donde produce discos con total libertad
tanto en la forma como en el concepto. Así publica por ejemplo el
disco “Raices y alas”
con poemas de Juan Ramón Jiménez.
Otro
registro diferente, En
1988 interpreta el Amor
Brujo de Falla en la
Bienal de Flamenco de Sevilla, actuando con orquestas sinfónica, lo
que le abre teatros importantes en todo el mundo, en EEUU, La ópera
de Sydney.
Han sido más de cuarenta años
en el flamenco, en los que ha obtenido grandes premios, la Medalla
de Andalucía, Premio Nacional de Música, La medalla de oro de las
Bellas artes, y recientemente el premio Princesa de Asturias. Una
flamenca culta, que le gusta el cine, ha trabajado con Irene Papas,
es lectora de poesía, de narrativa (le gusta Antonio Muñoz Molina),
en una ocasión se acostó a las seis de la mañana terminando
Plenilunio. Dice Carmen Linares sobre las artes:
Todas las artes tienen
influencia para cambiar las cosas. De hecho, con la música se
consigue alimentar el alma, que una persona sea más feliz, que se
pueda llevar mejor un confinamiento… El arte es la esencia de la
vida. Sin él seriamos muy desdichados. El alma necesita alimentarse,
tener alegría y capacidad de amar. Todo eso conlleva la música.
Necesito
el flamenco para vivir, para respirar, para ser yo misma.
Comienza
la novela ErrideLuca con un diálogo
entre un anciano campista en un bosque solitario y una joven gitana
que huye de su familia por no aceptar un matrimonio concertado. El
diálogo es la forma más filosófica para superar supersticiones, lo
dice Platón (y mi maridito).
La
narración se presenta tan simple que al principio llega a parecer
artificial y algo pretenciosa, un tanto surrealista, por la
características de los personajes y su historia, la del viejo y una
gitana con cuervo y oso incluido. Oigo a mi maridito decir desde el
sofá: La filosofía siempre ha sido considerada así desde que Tales
cayó en un pozo cuando contemplaba las estrellas y causó las risas
de la esclava tracia.
Pero
pronto De Luca empieza a
dejar perlas en sus sentencias y
sabios aforismos.
El
juego del Mikadoes
la metáfora para entender
el juego de la vida misma. Coger
palillos sin afectar al resto de
la edificación construida hasta entonces,
es decir,
aprender a actuar, en la
vida, poco a poco, sin
llamar la atención y sin
rozar a los demás (sin
dañar o perjudicar a los demás, a los demás palillos ni a la
estructura misma).
La
gitanilla cree en el destino, en las señales, en el dios de las
cosas; el viejo (que además
es relojero) le basta una explicación más pequeña: ser
un engranaje dentro de la máquina del mundo (un
palillo más en el Mikado del mundo).Al
fin y al cabo las personas son mecanismos biológicos
dentro de un útero
que hacen tic tac y que, a veces, hay que intentar ajustar y
arreglar. Incluso
lo hermoso, dice
el viejo,
requiere su propio mecanismo.
El
viejo y la joven establecen una relación que
durará toda la vida. Reflexionan
sobre la vejez, la literatura, la guerra, en fin, de
la vida que cambia a las personas.
Gracias
a Giovanni Criscione y a su mujer, Dora Giurdanella, por recomendarme
este libro.
—Hay
más magia en entenderse con un oso y un cuervo.
—Hay
magia en todo.
Reaccionó
como los niños, que dan más importancia al juego que a la vida
misma. […]
—¿Qué
guerra?
—No
lo sé. Una guerra. Que preguntas más raras haces. ¿Es que las
guerras tienen nombre y apellidos? Los gitanos no hacen ninguna y las
han vivido todas.
—¿Qué
tal es eso de ser viejo?
—Es
cuando te hablan y meten la palabra todavía. ¿Todavía trabaja
usted? ¿Todavía sigue yendo a acampar, todavía hace esto y lo
otro?
No
hago distinciones de edad. Me llamas viejo, de acuerdo, pero vivo en
la misma edad que tú, a pesar de todo, en tu misma época. Las
generaciones no existen para mí. Mientras estemos vivos somos
contemporáneos. Somos dos personas.
Al
despertar doy las gracias, no sé a quién, pero tengo ganas de dar
las gracias.
Como
ocurre con quien escribe cuentos, el lector debe suspender la
incredulidad. […] Evitar la agotadora desconfianza […] del mismo
modo que dejo caer un libro que me suena falso por una trama
demasiado estudiada o incongruente.
—¿Cómo
es ese mar adonde vamos?
—Es
una extensión de agua que no se puede beber, demasiado salada.
Cambia de color según el cielo que tiene encima. A veces ambos son
grises y no puede verse dónde termina uno y empieza otro.
Es
rosa cuando sale el sol o cuando se pone.
—Como
los lagos y los ríos.
—Pero
no tiene fronteras, el mar rodea toda la tierra.
Millie
fue la mujer de la limpieza en el libro “LA ASISTENTA” de Freida
MacFadden, una heroína en un trepidante thriller enfrentada a un
asesino psicópata.
Años más tarde es una señora casada y con hijos, con un
marido italiano y buenorro. Cambian de domicilio, y se compran una
casa de dos pisos en Long Island. La familia ha mejorado con el
cambio, el nuevo barrio es más señorial y la casa más amplia, nada
que ver con el minipiso que tenían en el Bronx; sin embargo los
vecinos son algo estirados y otros no muy amigables.
Pero
Millie por el bien de sus hijos quiere hacer amigos en el vecindario.
Los
Lowell viven enfrente, tienen una casa espléndida y además
cuentan con una criada. La señora Lowell es una ejecutiva de belleza
artificial, interesada más en tirarle los tejos a otros hombres que
al suyo propio. Por otro lado su marido, el sr. Lowell, es un tío
simpático que parece no tener reparos a los devaneos de su mujer.
Otra vecina es la hipocondríaca y cotilla Janice, mujer
antipática y madre de un niño al que sobreprotege.
Este
es el tercer volumen de la trilogía de la asistenta. La novela
comienza en sus primeros capítulos algo lenta, es tediosa, y le
cuesta despegar, pero a mitad del libro la narración se acelera. De
un estilo sencillo, con capítulos cortos y distintos narradores,
utiliza, como ya lo hizo antes su autora en otras obras, giros
argumentales. Y aunque hay algo que no cuadra, o al menos yo lo veo
así, y no me terminan de cuadrar todas las piezas, el caso,—no
obstante— es que me ha sorprendido el final.
La
policía registra nuestra casa durante varias horas. Cuando terminan,
la casa está hecha un
desastre. Como era de esperar. Ninguno de los dos trabajamos hoy,
pues yo me había tomado el día libre y Enzo ha dejado que sus
empleados se encarguen de su trabajo, así que nos ponemos a
recogerlo todo. Solo espero que hayamos podido terminar antes de que
el autobús escolar traiga a los niños de vuelta a casa. Si entran y
ven este lío, se van a asustar.
En el año 44 a.C. Cicerón—el
republicano que salvó a la filosofía griega de origen platónico—con
sesenta años vive ya jubilado en su finca a las afueras de Roma por
orden de Julio César, y allí escribe este librito sobre la amistad
dedicado a su gran amigo Ático.
Escipión
se
quejaba de que la gente no presta la suficiente atención a la
amistad. Que cualquier hijo de vecino sabe cuántas cabras tiene pero
no cuántos amigos, y pone más cuidado en la selección del ganado
que compra que en los amigos que elige.
Cicerón
Cicerón—amigo
de Escipion—sostiene
que la verdadera amistad solo puede darse entre buenas personas (no
sé yo), que los tiranos y canallas se utilizarán unos a otros pero
no encontrarán la verdadera amistad, pues aboga por desechar el
concepto práctico de la amistad y su utilitarismo
en la que se obtiene un beneficio mutuo para dedicarnos a una
relación más profunda y descubrir así nuestra alma
gemela.
Los
amigos nos hacen mejores personas dice Cicerón (también lo dice el
gran cantaor Fosforito), porque
nos ayudan en la “ escarpada salida de la caverna, de los intereses
materiales de la ciudad” y con ello alcanzar el bien, la verdad y
la belleza. La
vida sin amigos no merece la pena porque
condena al ser humano a seguir “esclavo” de los intereses de
los negocios de la ciudad.
La
amistad es
el mayor lujo que un hombre pueda desear por encima de la riqueza y
de las posesiones, tan
solo los tiranos son capaces de vivir sin amar y ser amados.
Sólo
si una mayoría de ciudadanos pueden ser amigos de la res-pública,
entonces, es posible evitar la caverna, ciudad del tirano.
Dice
el refrán que para tener un amigo de verdad hay que haber vaciado
juntos muchos saleros,— la experiencia y el trato frecuente son
esenciales—pero
esto no quiere decir que no debamos cultivar amistades nuevas, al
contrario, suele ocurrir que los intereses cambiany
los amigos con los que jugábamos de niños no tienen por qué seguir
siéndolo cuando crecemos, no hay que menospreciarlos pero el aprecio
que les debemos es de diferente categoría.
Pero
cuidado, porque no hay nada más destructivo para la amistad que la
lisonja y el servilismo. Con frecuencia debemos más a los peores
enemigos que a los falsos amigos, pues los primeros a veces dicen la
verdad pero los segundos nunca. Y aunque solo un cretino cae en la
trampa de un adulador descarado, hay que estar más alerta con
aquellos más habilidosos y sutiles.
Según
Arquitas de Tarento:
“Incluso subir al cielo y contemplar la naturaleza del universo y
la belleza de los astros es una experiencia amarga si no hay con
quien compartirla”. La naturaleza humana no tiende a la soledad,
siempre busca algún apoyo, y el más dulce de todos es un amigo
querido y leal. ¿Esta
reflexión de Arquitas explica el turismo masivo de este verano de
2024?
Malcom
Kershaw es un librero especializado en novela negra y de misterio.
Hace años publicó en la web de su librería “Los Viejos Demonios”
una lista de ocho libros que consideraba los mejores de la historia
del crimen: “Extraños en un tren”, “El misterio de la guía de
ferrocariles”, “Pacto de sangre”, “Muerte por ahogamiento”,
“Trampa mortal”, “El secreto”, “El misterio de la casa
roja” y “Complicidad”.
Una
agente del FBI descubre que alguien está reproduciendo los
asesinatos de la lista que en su día confeccionó Malcom Kershaw. El
asesino imitador está copiando y adaptando el modus operandi y las
ideas que se habían usado en dichas obras para llevarlas a la
práctica en la vida real.
Aunque
se parte de una idea original en la que se incluye elementos
metaliterarios (alguno hay), no es un thriller original y trepidante
como pueda parecer. Tiene un desarrollo que se hace pesado y una
resolución final cogida con pinzas. Yo le pongo un aprobado justito.
No hay libro de crímenes perfectos que sea perfecto.
A
destacar esas pantagruélicas cenas de nochevieja que organiza el
protagonista de la novela con su mujer a base de pollo, puré de
patatas y coles de bruselas al vapor. ¡Qué cosas! ¿coles de
bruselas en nochevieja?
Quizá
esté siendo duro, pero eso es lo que vi. Siempre he recelado de los
escritores de alta literatura y sus pretensiones de inmortalidad.
Prefiero a los escritores de suspense y a los poetas. Me gustan los
autores que saben que están librando una batalla perdida.
Las
últimas que leo antes de intentar conciliar el sueño son de poetas.
Toda poesía me resulta un grito de auxilio, lo es toda obra de arte
en realidad, pero la poesía muy en especial.
Anoche
volví a Lo Ferro (al festival de flamenco) porque es una tradición
y porque parece que si no voy no sea verano. Entramos al mesón
“Melón de oro” y al patio encalado donde se celebra las primeras
fases del concurso. Allí te sueles encontrar con Fosforito, Cepero,
el Torero, Antonio Carrión, además de un elenco de concursantes,
periodistas y flamencólogos. Nos tomamos unas cervezas, unos pinchos
de tortilla, y de paso, me compré un librito de poesía flamenca.
La
puerta entorná es una
colección de poesía
flamenca y gitana escrita
por Joaquín López
Bustamante
con prólogo de Miguel Poveda y Antonio Ortega. Si
abrimos esa puerta entorná nos podemos encontrar coplas y versos de
tradición popular. Letras
breves, intensas, con
acento de soleá (
8a-8-8a),
donde
se dice tanto y
en tan pocas
palabras
y
que, como le ocurrió a Miguel Poveda, se lee cantando.
Leer
aprendiendo
y
cantando sabiendo
saber
flamenco
(AMB)
¿Y
por qué no
haikus?
Al
fin y al cabo
los remates por bulerías no son otra cosa que haikus en su
estructura (5-7-5).
Sólo
ocurre en la poesía japonesa y en la del cante jondo.
¡Los
haikus
gitanos como éste de Carmen Camacho!
Jaicu
gitano,
cuando
la flor de loto
es
de naranjo
y
este otro haiku
del
autor:
Silla
de enea,
y
un fuego antiguo
en
la chimenea.
En
la azotea,
la
ropita que tiende
mi
compañera.
En
el apartado del libro titulado “Tercios
prestaos”
el autor toma un verso “prestao” de un poeta culto
(Rafael Alberti, Félix Grande, Pedro Salinas…) y le añade dos
versos
para completar una soleá.
No
tuve quien me dijera: (8a)
“No
te vayas, amor mio,
te
necesito a mi vera” (8a)
Poesía
y música (contemporánea
y tradicional),
en unos versos donde se sugiere más
que se cuenta. Una mirada alegre, libre y sensible.