LA CONJURA

domingo, 3 de noviembre de 2024

EL ELOGIO DE LA SOMBRA

 




Junichiro Tanizaki, presenta en este ensayo su defensa y entusiasmo por la estética tradicional japonesa frente a las comodidades e innovaciones que supone el progreso ilustrado de la civilización en Occidente.


Tanizaki hace un elogio de la SOMBRA. Prefiere los reflejos velados y los efectos del tiempo frente al brillo y a lo que reluce. De esta manera, la suciedad es para un oriental tradicional el componente de lo bello. Resulta bello el efecto del tiempo y de la intemperie en los objetos como el lustre manchado de grasa y hollín. Es como si la palabra “suciedad” y “sombra” significara otra cosa en Japón.




Y esta forma de vida japonesa choca frontalmente con la occidental en diversos ámbitos, en la arquitectura, en la iluminación, en la armonía, en la oratoria, en el teatro; lo que viene a resultar una defensa apasionada de la cultura de sus ancestros.


Ese sentimiento se centra, por ejemplo, en esa armonía que han perdido los retretes japoneses al seguir las consignas occidentales. Un buen retrete, sin embargo, debe tener penumbra y estar situado a las afueras de las casas, de manera que para llegar hasta él se tenga que pasar por el sendero del jardín.


En el cine japonés resalta el juego de sombras y el valor de los contrastes frente al cine europeo o americano. La oratoria evita los gritos y cultiva la elipsis y las pausas. El traje tradicional no es más que una parcela de la sombra incluyendo el ennegrecimiento de los dientes.


Me pregunto qué pensaría Tanizaki sobre “Sorolla” o “El siglo de las luces”. 


El origen de esa diferencia tan radical estriba en el carácter opuesto de unos y otros. Los orientales con su resignación intentan adaptarse a los límites impuestos, en cambio, los occidentales tienen como objetivo primordial el progreso.


Lo bello no es una sustancia en sí sino tan solo un dibujo de sombras, un juego de clarososcuros producido por la yuxtoposición de diferentes sustancias.


En ese sentido, España es muy Japonesa. El barroco español es también un juego de clarososcuros como lo es también el cante jondo del flamenco que tanto gusta a los japoneses.


Porque la belleza ha de tener necesariamente los efectos de la sombra.



lunes, 14 de octubre de 2024

DIEZ HORAS CON CARMEN LINARES




Canto desde que me acuerdo que existo, dice Carmen Linares. Buena prueba de ello es una fotografía entrañable en blanco y negro donde podemos ver a una niña con calcetines blancos y falda por encima de las rodillas delante de un micrófono mucho más alto que ella. Es Carmen Linares. A su lado, un hombre corpulento con guitarra que la mira con ternura, es Antonio, su padre, que la había llevado a un certamen juvenil. Detrás, en una mesa, el premio: la famosa muñeca Mariquita Pérez, el sueño de una niña de entonces.





DE NIÑA EN VADOLLANO.


Maria del Carmen Pacheco Rodriguez nació en el año 1951 en Linares, vivió su infancia en la pedanía de VADOLLANO, en una estación de ferrocaril, a 8 km de Linares. Aunque su abuelo paterno fue minero, su padre era ferroviario. Se crió en un ambiente familiar musical, el padre tocaba la guitarra, su tío la bandurria, su hermana y ella cantaban. Uno de los más grandes recuerdos de su infancia es cuando desde niña se juntaban en navidad y cantaban los campanilleros.


Empezó desde niña a presentarse a concursos de cante que además ganaba. Por aquella época en los concursos le daban a los niños chocolate, también ganó junto a su madre en un sorteo radiofónico un tocadiscos que iba en una maletita y que le sirvió de mucha ayuda y le permitió escuchar y aprender los discos flamencos y la copla.


TRASLADO A AVILA. SECRETARIA.


A los doce años trasladan a su padre a Avila, donde su mudó también toda la familia. Estudió bachillerato, y al principio, aunque cantaba y se presentaba a concursos, también se preparó para ser secretaria estudiando mecanografía y taquigrafía, pero su padre le dijo: “Tú verás lo que haces, pero secretarias hay muchas”


Y es que Carmen Linares ha tenido desde siempre el apoyo de toda su familia, empezando por su propio padre, que la acompañaba a los certámenes, y sobre todo a su marido Miguel Espin que conoció en Avila, periodista, flamencólogo, y persona clave en su carrera artística que ha sabido aconsejarla en su trayectoria, la ha guiado muy exitosamente en los tipos de cante, donde cantar, y en especial sobre sus nuevos proyectos que integran su creatividad personal con su afición a la poesía.


INICIOS MADRID.


De Avila se trasladó a Madrid, eran sus INICIOS, donde empezó a actuar en los tablaos madrileños cantando para el baile en el café de Chinitas y Torres Bermejas. Fue una época mágica y dorada del flamenco, allí conoció y trabó amistad con los grandes del flamenco, Camarón, La Perla, Los hermanos Habichuela, y José Mercé, y sobre todo su gran amigo del alma Enrique Morente del que luego fue madrina de uno de sus hijos.


Hay una anécdota de sus inicios y viene de la mano de Juan Habichuela, cuando le dijo: “Niña, tú cantas como las viejas” “vieja, que eres una vieja” porque ella era la niña que le gustaba la seguiriya y la soleá, los cantes hondos. Su primer maestro por entonces fue FOSFORITO, por su conocimiento de dichos cantes y al que ella empezó imitando.


Precisamente su nombre artístico se lo pusieron Fosforito y Juanito Valderrama cuando estaban preparando una gira por Francia y no les pareció demasiado artístico el nombre de Carmen Pacheco, entonces, al enterarse que era de Linares, le pusieron Carmen Linares.




TÉCNICA DE VOZ.


Carmen Linares ha sido reconocida como una de las cantaoras más completas y con mayor conocimiento de estilos flamencos. Por su elegancia y por su exquisita sensibilidad le llaman la dama del cante. Es de destacar la riqueza de sus registros, su madera de modular los tonos bajos la hacen una cantaora especial, ese recogimiento para llevar la escala hacia abajo, y ese contraste cuando modula también hacia lo alto.


Cuida mucho la dicción a la hora de cantar porque le da mucha importancia a que se entienda la letra a la hora de cantar y considera una pena que no se entienda la letra, así el cante no pierde hondura ni expresión sino todo lo contrario.


VESTIDOS. NO BATA DE COLA, NO LUNARES.


Rompe uno de los tópicos a la hora de vestir en el escenario. No es el prototipo de cantaora al uso. No necesita la bata de cola, los lunares, los volantes porque para cantar necesita reflejar lo que es, así que sale a cantar vestida con una falda, unas botas, una chaqueta, que curiosamente después otras cantaoras jóvenes han imitado su forma de vestir.


Hay una anécdota con Paco de lucía cuando ella era joven y fue a visitarlo a su casa. Paco de Lucía salió de su habitación donde estaba estudiando y la acompañó por alegrías, y le dijo: “Pero si tú no pareces cantaora, pareces una estudiante de Filosofía y Letras”. Y es que ella dice que no quiere sentirse disfrazada.




LA ANTOLOGÍA DE LA MUJER EN EL CANTE.



Importante en su carrera fue el disco LA ANTOLOGÍA DE LA MUJER EN EL CANTE donde recoge una selección de cantes creados o popularizados por las grandes cantaoras de todos los tiempos, y en la que hizo un gran trabajo de documentación para rescatar esos cantes. Fue una idea que le dio el periodista Ángel Álvarez Caballero y que luego llevó a cabo con su marido y José Manuel Gamboa. Se trataba de rescatar la aportación de la mujer al cante flamenco.


En principio no se planteó como un trabajo reivindicativo feminista, porque Carmen Linares entiende que en el cante hondo no existe más machismo que en otros sectores de la vida propios de la época. Sin embargo este disco se convirtió en un referente de la mujer en el mundo flamenco.


En este disco le acompañan guitarristas de la talla de Paco Cepero, Manolo Franco, Los Habichuela, Enrique de Melchor, Moraíto, Tomatito, y otros más, todos ellos grandes guitarristas.



OTRAS FORMAS DE EXPRESIÓN. LA POESÍA.



Pero además de su amplio conocimiento de los cantes tradicionales, Carmen Linares da un salto cualitativo buscando otras formas de expresión, por ejemplo en el terreno de la poesía. Ha traducido al flamenco la poesía de Lorca, de Miguel Hernández, Los Machado, Juan Ramón Jiménez, a Borges. Ha ajustado la poesía a los distintos estilos del repertorio flamenco. Porque Carmen Linares dice que flamenco y poesía se dan la mano.







En el disco “Un ramito de locura” incluye la seguiriya IN PACE, sobre un poema que Jose Angel Valente escribió a la muerte de su hijo y que el propio poeta se emocionó cuando la escuchó en su estreno en el Circulo de Bellas Artes. María Kodama, viuda de Borges, se impresionó cuando EN cierta ocasión vino a Sevilla a una presentación y escuchó “la Milonga del forastero”, poema que tiene una métrica que se ajusta perfectamente al cante.


En 2008 crea su propio sello discográfico “Salobre” donde produce discos con total libertad tanto en la forma como en el concepto. Así publica por ejemplo el disco “Raices y alas” con poemas de Juan Ramón Jiménez.


Otro registro diferente, En 1988 interpreta el Amor Brujo de Falla en la Bienal de Flamenco de Sevilla, actuando con orquestas sinfónica, lo que le abre teatros importantes en todo el mundo, en EEUU, La ópera de Sydney.




Han sido más de cuarenta años en el flamenco, en los que ha obtenido grandes premios, la Medalla de Andalucía, Premio Nacional de Música, La medalla de oro de las Bellas artes, y recientemente el premio Princesa de Asturias. Una flamenca culta, que le gusta el cine, ha trabajado con Irene Papas, es lectora de poesía, de narrativa (le gusta Antonio Muñoz Molina), en una ocasión se acostó a las seis de la mañana terminando Plenilunio. Dice Carmen Linares sobre las artes:


Todas las artes tienen influencia para cambiar las cosas. De hecho, con la música se consigue alimentar el alma, que una persona sea más feliz, que se pueda llevar mejor un confinamiento… El arte es la esencia de la vida. Sin él seriamos muy desdichados. El alma necesita alimentarse, tener alegría y capacidad de amar. Todo eso conlleva la música.



Necesito el flamenco para vivir, para respirar, para ser yo misma.


viernes, 4 de octubre de 2024

LAS REGLAS DEL MIKADO


 




Comienza la novela Erri de Luca con un diálogo entre un anciano campista en un bosque solitario y una joven gitana que huye de su familia por no aceptar un matrimonio concertado. El diálogo es la forma más filosófica para superar supersticiones, lo dice Platón (y mi maridito).


La narración se presenta tan simple que al principio llega a parecer artificial y algo pretenciosa, un tanto surrealista, por la características de los personajes y su historia, la del viejo y una gitana con cuervo y oso incluido. Oigo a mi maridito decir desde el sofá: La filosofía siempre ha sido considerada así desde que Tales cayó en un pozo cuando contemplaba las estrellas y causó las risas de la esclava tracia.


Pero pronto De Luca empieza a dejar perlas en sus sentencias y sabios aforismos. El juego del Mikado es la metáfora para entender el juego de la vida misma. Coger palillos sin afectar al resto de la edificación construida hasta entonces, es decir, aprender a actuar, en la vida, poco a poco, sin llamar la atención y sin rozar a los demás (sin dañar o perjudicar a los demás, a los demás palillos ni a la estructura misma).


La gitanilla cree en el destino, en las señales, en el dios de las cosas; el viejo (que además es relojero) le basta una explicación más pequeña: ser un engranaje dentro de la máquina del mundo (un palillo más en el Mikado del mundo). Al fin y al cabo las personas son mecanismos biológicos dentro de un útero que hacen tic tac y que, a veces, hay que intentar ajustar y arreglar. Incluso lo hermoso, dice el viejo, requiere su propio mecanismo.


El viejo y la joven establecen una relación que durará toda la vida. Reflexionan sobre la vejez, la literatura, la guerra, en fin, de la vida que cambia a las personas.


Gracias a Giovanni Criscione y a su mujer, Dora Giurdanella, por recomendarme este libro.


Hay más magia en entenderse con un oso y un cuervo.

Hay magia en todo.



Reaccionó como los niños, que dan más importancia al juego que a la vida misma. […]

¿Qué guerra?

No lo sé. Una guerra. Que preguntas más raras haces. ¿Es que las guerras tienen nombre y apellidos? Los gitanos no hacen ninguna y las han vivido todas.



¿Qué tal es eso de ser viejo?

Es cuando te hablan y meten la palabra todavía. ¿Todavía trabaja usted? ¿Todavía sigue yendo a acampar, todavía hace esto y lo otro?



No hago distinciones de edad. Me llamas viejo, de acuerdo, pero vivo en la misma edad que tú, a pesar de todo, en tu misma época. Las generaciones no existen para mí. Mientras estemos vivos somos contemporáneos. Somos dos personas.



Al despertar doy las gracias, no sé a quién, pero tengo ganas de dar las gracias.



Como ocurre con quien escribe cuentos, el lector debe suspender la incredulidad. […] Evitar la agotadora desconfianza […] del mismo modo que dejo caer un libro que me suena falso por una trama demasiado estudiada o incongruente.



¿Cómo es ese mar adonde vamos?

Es una extensión de agua que no se puede beber, demasiado salada. Cambia de color según el cielo que tiene encima. A veces ambos son grises y no puede verse dónde termina uno y empieza otro.

Es rosa cuando sale el sol o cuando se pone.

Como los lagos y los ríos.

Pero no tiene fronteras, el mar rodea toda la tierra.



martes, 24 de septiembre de 2024

LA ASISTENTA TE VIGILA

 



Millie fue la mujer de la limpieza en el libro “LA ASISTENTA” de Freida MacFadden, una heroína en un trepidante thriller enfrentada a un asesino psicópata.


Años más tarde es una señora casada y con hijos, con un marido italiano y buenorro. Cambian de domicilio, y se compran una casa de dos pisos en Long Island. La familia ha mejorado con el cambio, el nuevo barrio es más señorial y la casa más amplia, nada que ver con el minipiso que tenían en el Bronx; sin embargo los vecinos son algo estirados y otros no muy amigables.


Pero Millie por el bien de sus hijos quiere hacer amigos en el vecindario.


Los Lowell viven enfrente, tienen una casa espléndida y además cuentan con una criada. La señora Lowell es una ejecutiva de belleza artificial, interesada más en tirarle los tejos a otros hombres que al suyo propio. Por otro lado su marido, el sr. Lowell, es un tío simpático que parece no tener reparos a los devaneos de su mujer. Otra vecina es la hipocondríaca y cotilla Janice, mujer antipática y madre de un niño al que sobreprotege.


Este es el tercer volumen de la trilogía de la asistenta. La novela comienza en sus primeros capítulos algo lenta, es tediosa, y le cuesta despegar, pero a mitad del libro la narración se acelera. De un estilo sencillo, con capítulos cortos y distintos narradores, utiliza, como ya lo hizo antes su autora en otras obras, giros argumentales. Y aunque hay algo que no cuadra, o al menos yo lo veo así, y no me terminan de cuadrar todas las piezas, el caso,—no obstante— es que me ha sorprendido el final.


La policía registra nuestra casa durante varias horas. Cuando terminan, la casa está hecha un desastre. Como era de esperar. Ninguno de los dos trabajamos hoy, pues yo me había tomado el día libre y Enzo ha dejado que sus empleados se encarguen de su trabajo, así que nos ponemos a recogerlo todo. Solo espero que hayamos podido terminar antes de que el autobús escolar traiga a los niños de vuelta a casa. Si entran y ven este lío, se van a asustar.





miércoles, 28 de agosto de 2024

EL ARTE DE CULTIVAR LA VERDADERA AMISTAD

 

En el año 44 a.C. Cicerónel republicano que salvó a la filosofía griega de origen platónico—con sesenta años vive ya jubilado en su finca a las afueras de Roma por orden de Julio César, y allí escribe este librito sobre la amistad dedicado a su gran amigo Ático.


Escipión se quejaba de que la gente no presta la suficiente atención a la amistad. Que cualquier hijo de vecino sabe cuántas cabras tiene pero no cuántos amigos, y pone más cuidado en la selección del ganado que compra que en los amigos que elige.


Cicerón


Cicerón—amigo de Escipion—sostiene que la verdadera amistad solo puede darse entre buenas personas (no sé yo), que los tiranos y canallas se utilizarán unos a otros pero no encontrarán la verdadera amistad, pues aboga por desechar el concepto práctico de la amistad y su utilitarismo en la que se obtiene un beneficio mutuo para dedicarnos a una relación más profunda y descubrir así nuestra alma gemela.


Los amigos nos hacen mejores personas dice Cicerón (también lo dice el gran cantaor Fosforito), porque nos ayudan en la “ escarpada salida de la caverna, de los intereses materiales de la ciudad” y con ello alcanzar el bien, la verdad y la belleza. La vida sin amigos no merece la pena porque condena al ser humano a seguir “esclavo” de los intereses de los negocios de la ciudad. La amistad es el mayor lujo que un hombre pueda desear por encima de la riqueza y de las posesiones, tan solo los tiranos son capaces de vivir sin amar y ser amados.


Sólo si una mayoría de ciudadanos pueden ser amigos de la res-pública, entonces, es posible evitar la caverna, ciudad del tirano.


Dice el refrán que para tener un amigo de verdad hay que haber vaciado juntos muchos saleros,— la experiencia y el trato frecuente son esenciales—pero esto no quiere decir que no debamos cultivar amistades nuevas, al contrario, suele ocurrir que los intereses cambian y los amigos con los que jugábamos de niños no tienen por qué seguir siéndolo cuando crecemos, no hay que menospreciarlos pero el aprecio que les debemos es de diferente categoría.


Pero cuidado, porque no hay nada más destructivo para la amistad que la lisonja y el servilismo. Con frecuencia debemos más a los peores enemigos que a los falsos amigos, pues los primeros a veces dicen la verdad pero los segundos nunca. Y aunque solo un cretino cae en la trampa de un adulador descarado, hay que estar más alerta con aquellos más habilidosos y sutiles.


Según Arquitas de Tarento: “Incluso subir al cielo y contemplar la naturaleza del universo y la belleza de los astros es una experiencia amarga si no hay con quien compartirla”. La naturaleza humana no tiende a la soledad, siempre busca algún apoyo, y el más dulce de todos es un amigo querido y leal. ¿Esta reflexión de Arquitas explica el turismo masivo de este verano de 2024?



lunes, 12 de agosto de 2024

OCHO ASESINATOS PERFECTOS


 



Malcom Kershaw es un librero especializado en novela negra y de misterio. Hace años publicó en la web de su librería “Los Viejos Demonios” una lista de ocho libros que consideraba los mejores de la historia del crimen: “Extraños en un tren”, “El misterio de la guía de ferrocariles”, “Pacto de sangre”, “Muerte por ahogamiento”, “Trampa mortal”, “El secreto”, “El misterio de la casa roja” y “Complicidad”.


Una agente del FBI descubre que alguien está reproduciendo los asesinatos de la lista que en su día confeccionó Malcom Kershaw. El asesino imitador está copiando y adaptando el modus operandi y las ideas que se habían usado en dichas obras para llevarlas a la práctica en la vida real.


Aunque se parte de una idea original en la que se incluye elementos metaliterarios (alguno hay), no es un thriller original y trepidante como pueda parecer. Tiene un desarrollo que se hace pesado y una resolución final cogida con pinzas. Yo le pongo un aprobado justito. No hay libro de crímenes perfectos que sea perfecto.


A destacar esas pantagruélicas cenas de nochevieja que organiza el protagonista de la novela con su mujer a base de pollo, puré de patatas y coles de bruselas al vapor. ¡Qué cosas! ¿coles de bruselas en nochevieja?



Quizá esté siendo duro, pero eso es lo que vi. Siempre he recelado de los escritores de alta literatura y sus pretensiones de inmortalidad. Prefiero a los escritores de suspense y a los poetas. Me gustan los autores que saben que están librando una batalla perdida.


Las últimas que leo antes de intentar conciliar el sueño son de poetas. Toda poesía me resulta un grito de auxilio, lo es toda obra de arte en realidad, pero la poesía muy en especial.





domingo, 28 de julio de 2024

LA PUERTA ENTORNÁ



Anoche volví a Lo Ferro (al festival de flamenco) porque es una tradición y porque parece que si no voy no sea verano. Entramos al mesón “Melón de oro” y al patio encalado donde se celebra las primeras fases del concurso. Allí te sueles encontrar con Fosforito, Cepero, el Torero, Antonio Carrión, además de un elenco de concursantes, periodistas y flamencólogos. Nos tomamos unas cervezas, unos pinchos de tortilla, y de paso, me compré un librito de poesía flamenca.


La puerta entorná es una colección de poesía flamenca y gitana escrita por Joaquín López Bustamante con prólogo de Miguel Poveda y Antonio Ortega. Si abrimos esa puerta entorná nos podemos encontrar coplas y versos de tradición popular. Letras breves, intensas, con acento de soleá ( 8a-8-8a), donde se dice tanto y en tan pocas palabras y que, como le ocurrió a Miguel Poveda, se lee cantando.


Leer aprendiendo

y cantando sabiendo

saber flamenco

(AMB)


¿Y por qué no haikus? Al fin y al cabo los remates por bulerías no son otra cosa que haikus en su estructura (5-7-5). Sólo ocurre en la poesía japonesa y en la del cante jondo. ¡Los haikus gitanos como éste de Carmen Camacho!


Jaicu gitano,

cuando la flor de loto

es de naranjo


y este otro haiku del autor:


Silla de enea,

y un fuego antiguo

en la chimenea.


En la azotea,

la ropita que tiende

mi compañera.



En el apartado del libro titulado “Tercios prestaos” el autor toma un verso “prestao” de un poeta culto (Rafael Alberti, Félix Grande, Pedro Salinas…) y le añade dos versos para completar una soleá.


No tuve quien me dijera: (8a)

No te vayas, amor mio,

te necesito a mi vera” (8a)


Poesía y música (contemporánea y tradicional), en unos versos donde se sugiere más que se cuenta. Una mirada alegre, libre y sensible.


Por tu querer

quiero y no quiero

que hoy sea ayer.


¿Cómo puedo recordar

lo que no viví contigo

si nunca llegó a pasar?


La soleá que soñé

también tenía tres versos

y al despertar la olvidé.