LA CONJURA

viernes, 23 de julio de 2021

LA RUTA DE LAS ONCE CARTAS

 


El libro responde a esa sensación que nos invade cuando visitamos un cementerio y vemos las fotos de los fallecidos en sus lápidas y nos preguntamos qué historia esconden, cómo fueron sus vidas. Así comienza la novela de P. Muñoz envuelto en este ambiente gótico de arquitectura funeraria, y personajes un tanto extraños.




En el cementerio de Montjuic un hombre dibuja la cripta de un panteón que está a punto de ser desahuciado por impago. Movido por la curiosidad y con la intención de encontrar algún descendiente que paralice la exhumación, indaga en la vida de la que fue una importante familia de la burguesía catalana, los Roig-Bates.

En su búsqueda, el protagonista, conoce a Rocío una mujer septuagenaria, resuelta y vitalista, con la que iniciará la reconstrucción de la historia de esta familia. A través de unas cartas y la foto de tres amigos milicianos que viajan a Mazarrón y a Águilas, el autor refleja una parte de la costa murciana en la II República. Un ambiente de luz, polvoriento, de vidas sencillas como la de Ginés de cuya descripción el lector no puede evitar recordar al gran Paco Rabal en los Santos Inocentes, y de una serie de costumbres muy allegadas a nosotros, “murcianos de dinamita frutalmente propagada”.


Iremos mañana a una población llamada Valdelentisco, a la venta que nos recomendó José Navarro y su esposa María, que se llama <La vieja esperanza>. Este individuo nos insistió en que nos sentiríamos como en casa, como en una isla. Está situada entre Mazarrón y Cartagena. Que, aparte de ser una venta, encontraríamos productos de la huerta y una cocina excelente. Nos comentó que probáramos los huevos con chorizo o unas migas. Este buen hombre nos explicó que él los conocía, tenían la venta desde hacía mucho tiempo. No existía carretera y eran caminos de tierra, pero la casa era grande, con un gran patio interior, cabras, caballos y un pozo.


La ruta de las once cartas es también un libro de aventuras y misterio a la manera de Ruiz Zafón. El periplo de tres jóvenes comprometidos con la República, y el destino que la vida les repara tras el triunfo de las tropas de Franco con el posterior exilio. La vida se desmembra al terminar la guerra, la familia, el amor, y los amigos se dispersan. Con su investigación el protanista, cuyo nombre desconocemos, colocará las piezas del puzzle en su sitio.

Un libro, un viaje y una ruta, que es también la del autor, en su viaje a Águilas, como cuando era niño. Porque todos somos un poco de aquel lugar dónde hemos sido felices en las largas tardes de verano de nuestra infancia.








lunes, 5 de julio de 2021

 

                                       DANNY ,EL CAMPEÓN DEL MUNDO



Encontré este libro en la sección de literatura juvenil e infantil en la librería donde habitualmente voy a comprar. Inmediatamente me llamó la atención y me apeteció leerlo, y me daba igual la categoría que tuviese. ¡ A ver si un adulto no va a poder leer literatura juvenil o infantil! Además la literatura infantil es una de las más imaginativas.

Lo leí en un tiempo récord, y me gustó. Y me divertí...como hace tiempo no lo hacía desde que era una adolescente cuando leía a los cinco, con la diferencia que de mayor volví a leer a Enyd Blyton y ya no era lo mismo, qué decepción; sin embargo, eso no me ha pasado aquí con Roalh Dalh y su historia, con la que he disfrutado como una niña, un relato tierno, emocionante, repleto de aventuras y... ¡tan divertido!

El protagonista es un niño de nueve años, Danny, que vive con su padre en una vieja caravana y del que se siente muy orgulloso, porque su padre es una fuente de aventuras, una persona noble, honesta a su manera y muy, muy divertida.

Voy corriendo a llevárselo a mi sobrina.



Me es imposible decirte cuánto quería yo a mi padre. Cuando estaba sentado junto a mí, en mi litera, yo deslizaba la mano en la suya y él doblaba sus largos dedos en torno a mi puño, apretándolo.


Me encantaban aquellos paseos matutinos camino del colegio en compañía de mi padre. Hablábamos casi todo el rato. Principalmente, era él quien hablaba y yo le escuchaba, y casi todo lo que decía era fascinante. Era un auténtico hombre de campo. Los prados, los arroyos, los bosques y todas las criaturas que vivían en esos lugares formaban parte de su vida. Aunque era mecánico de profesión, y muy bueno, creo que hubiera podido ser un gran naturalista si hubiese recibido la educación adecuada.





viernes, 2 de julio de 2021

LÉXICO FAMILIAR

 




En “Léxico Familiar”, Natalia Ginzburg, nos cuenta la historia de su extravagante familia: unos judíos del norte de Italia, de clase media acomodada, intelectuales y antifascistas, y lo hace a retazos, con breves pinceladas. Es un retrato desprovisto de toda épica y que resulta, sin embargo, entrañable, exquisito, y por tanto, escrito con humor, inteligencia y un indeleble sello personal ( una voz propia como diría el crítico).


Y así, nos hace un esbozo de sus padres, de los cinco hermanos y de la abuela judía y del resto de personajes, criadas, amigos y conocidos, entre ellos por ejemplo, al poeta Cesare Pavese o Giulio Enaudi fundador de la famosa editorial que llevaría su nombre y donde trabajó muy activamente Natalia Ginzburg, todos ellos inmersos en una vida poco común y unidos por un nexo común: las palabras, el vocabulario, las frases ingeniosas, los juegos de palabras y las repetidas historias y expresiones que una y otra vez se cuentan en la familia y que forman parte de su testimonio vital y de un pensar meditado.




La figura del padre aquí es primordial. Un hombre culto, profesor universitario, científico, pero un hombre gruñón, que todo le parece mal, sus hijos son unos borricos, Proust un tostón, la pintura moderna son para él cochinadas y mejunjes y llama tontos y estúpidos a personas que acaba de conocer; sin embargo, a pesar de su carácter bruto y dictatorial el hombre tiene un halo de ternura y locura, a la vez.


La novela es en esencia un conjunto de escenas costumbristas de la Italia fascista, del auge y caída del fascismo, de los años treinta y cuarenta, cincuenta, previos y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. A mí me parece, por ejemplo, estar viendo alguna escena de Amarcord, la conocida película de Fellini. 

En resumidas cuentas, que Ginzburg me ha parecido una gran, original e imprescindible autora. Muchas gracias  A. por regalarme este libro. 



Y mi padre dijo: “¡Estos proletarios qué miedo tienen de morirse!”

Paola iba a bailar por las noches a la Cabañita. Y mi padre decía: “¿Todas las noches vas a bailar? ¡Qué borrica!


Mi padre despreciaba la televisión, decía que era una tontería, pero le parecía bien que mi madre la viese, pues era un regalo de Gino. Si ella una noche no la encendía y se quedaba leyendo un libro en la butaca, él decía: “¿Cómo es que no enciendes la televisión? ¡Enciéndela! Si no, no sirve para nada tenerla. ¡Gino te la ha regalado y tú no la ves! ¡Le has hecho tirar el dinero! ¡Ahora por lo menos vela!


Mottura pasaba tanto tiempo con Balbo, que en la editorial se inventaron el verbo “motturar”. ¿Qué hace Balbo? ¡Está motturando!, decíamos.


Pavese… aquella primavera solía llegar a nuestra casa comiendo cerezas. Le gustaban las primeras cerezas, las pequeñas y jugosas que, según él, tenían “sabor a cielo”. Desde la ventana lo veíamos aparecer por el fondo de la calle, alto, con su rápida forma de caminar: venía comiendo cerezas y arrojando los huesos contra la pared con un tiro seco y fulminante. Para mí la derrota de Francia quedó unida para siempre a aquellas cerezas que él nos hacía probar cuando llegaba, sacándoselas una a una del bolsillo con su mano parsimoniosa y huraña.

Nosotros pensábamos que la guerra transformaría inmediatamente la vida de todos. Sin embargo, durante años mucha gente se quedó en su casa sin ser molestada, haciendo aquello que había hecho siempre.