LA CONJURA

sábado, 17 de septiembre de 2022

LA MUERTE DEL MINOTAURO


 


En la novela de Patricio Peñalver el torero Antonio Rodriguez “hace las Américas” acompañado de su peculiar cuadrilla:  Pepe el Mosca, banderillero; Isidro Pérez, picaor; José Vargas, el mozo de espadas y Rubén Velasco, chófer y trasunto del autor. El torero lleva consigo en sus viajes como libro de cabecera “Cien años de soledad” , y también siempre presente la figura de Pedro Páramo de Juan Rulfo, que asoma a salto de mata por muchas páginas. Y es que estos toros tienen mucha literatura. Y continuas referencias literarias, filosóficas y flamencas.


No queda claro si está en Bogotá, en Madrid, o dónde, si es un sueño o no, aunque no importa porque no es una narración al uso. Estamos ante una novela con tintes de ensayo, con una estructura no lineal, discontinua en el tiempo y en el espacio, lo que hace olvidar la secuencias de las escenas que no importan tanto como la narración en sí misma.


Un torero que sueña con el secuestro de su mozo de espadas, que, a su vez, sueña con la muerte del maestro por el Minotauro en una plaza de Macondo. Un chófer que prepara una novela, un picaor machista que se casa con una puta, un mozo de espadas homosexual, una novia española y otra francesa… y su eterno rival en la plaza: José Delgado, torero aristocrático que está de moda.


He leído el libro entero, cosa que el austriaco Thomas Bernhard desaconseja en su libro “Maestros Antiguos”, pues dice que sólo hay que leer fragmentos y que los clásicos están sobrevalorados. Sin embargo yo lo he leído de cabo a rabo, y eso que no me gusta la fiesta de los toros ( en realidad una tragedia). Me ha parecido muy bien escrito, ciertamente me ha recordado un poco a Bolaño. Tiene sentido del humor, lo cual es síntoma de ser un gran escritor.



La valentonada es lo más feo y mentiroso en el toreo. Como en la vida.


De lo que no se acordaba en ese instante era de aquel torero que, cuando llegaba la hora del paseíllo, en vez de desear suerte a sus compañeros como es ritual, antes de echar a andar, los miraba muy serio y les espetaba: “cornás pa’tós”


A veces aquel toro de pronto no era un toro y se le presentaba como un minotauro, y entonces se acordaba de un tal Virgilio que contaba en su Eneida la leyenda de Pásifae que presentaba a esta reina envuelta en relaciones sexuales con un toro, y por ello madre del Minotauro.


Sí le podría decir que todo lo que existe en la mente del hombre, existe en la realidad y la cuestión es buscar aquello en lo que se piensa; sí, la búsqueda, la eterna búsqueda, ¿O acaso no existe el vellocino de oro?


El chofer se había calentado y con tal de no volvera hablar de fútbol o de mujeres, les volvía a contar otra historieta del matador jerezano “Lavi”y les narraba que en otra ocasión fue a torear a la plaza francesa de Bayona y al brindar a la presidencia, dicen unos que les contaron otros, que el matador brindó de esta manera: “Brindo por bu, por la mujer de bu y por el bu de todos los franceses”