LA CONJURA

martes, 1 de mayo de 2012

CLEPTOPÍA. (PARTE I)


CLEPTOPÍA. MATT TAIBBI (PARTE I)

La crisis económica.

Otra vez Alan Greenspan, el que fuera jefe de la Reserva Federal de EEUU desde el año 1987 hasta el 2006, con Reagan, Bush padre, Bill Clinton y Bush hijo. El mayor capullo del universo según el autor del libro y según la autora del blog. Un libro que explica la crisis económica mundial de 2008…que en España se unió a la explosión de la burbuja inmobiliaria y el colapso de la construcción, etc.

Su tesis fundamental es que nuestro mundo no depende de la ideología, derecha o izquierda, sino de la complejidad del sistema burocrático y de prácticas de negocio aún más complejas que hacen que organizaciones con suficiente poder empresarial posean el poder político. Éste ya no posee reglas que impidan su control por la potencia financiera.

Los nuevos Estados Unidos se están convirtiendo en un enorme gueto en el que a , conservadores o progresistas, les está chupando la sangre una oligarquía relativamente pequeña de criminales financieros, con la ayuda de sus secuaces en el Gobierno. Plutocracia financiera.

 
En la economía de la burbuja, los seres humanos de carne y hueso o son clientes de la industria financiera (prestatarios, inversores…) o son asalariados cuyos impuestos son utilizados para asegurar las inversiones de los grandes bancos-casinos que inflan la burbuja de la estafa.

El libro empieza con el Tea Party y sus miembros, en especial un tal Rick Santelli personaje televisivo de la CNBC, a los que considera un anacronismo por su batalla más propia de los años sesenta que de un mundo dominado por ladrones del siglo XXI, que es donde realmente se encuentran. (Vamos que no se enteran de qué va el asunto) 
Volviendo a Alan Greenspan, un capullo chupóptero y trepa, adulador de todos los colores editoriales con su verborrea seudomística y sin sentido. (Según el autor). Pues bien, este individuo nació en el año 1926, y perteneció al “Colectivo”, el contexto intelectual de una serie de lunáticos cuya líder era la Señorita Aynd Rand. Este grupo se sustenta en la teoría de “la realidad objetiva” que consiste en que los hechos no tienen puntos de vista diferentes, por lo que no creen en la necesidad de cuestionar sus creencias o ponerse en lugar de los otros. Rand escribió “La rebelión de Atlas”. Esta obra babea resentimiento, autocompasión, justificación del egoísmo y con notable falta de humor y bastante aburrimiento siendo prueba de ello, por ejemplo, el someter al lector a un discurso de setenta y cinco páginas. (Estoy que me lo compro!!).

Con estos antecedentes, en los que el Colectivo se oponía frontalmente a cualquier intervención en la economía y al concepto mismo de Reserva Federal y donde se consideraba una ofensa y traición la cooperación con el Gobierno, Greenspan uno de sus mayores integrantes es nombrado jefe de la Reserva Federal en 1987.

Pero eso no fue ningún problema. Claro que no. ¿Cómo Alan Greenspan, un hombre que creía en la minima interferencia gubernamental y la menor regulación posible, pudo terminar como jefe de la mayor agencia reguladora del país?.

Pues da igual. He aquí el doble lenguaje del que hablaba Orwell en su obra 1984. (Esto último es mío, no del libro). Cuando en 1981 Greenspan como director de la Reforma de la Seguridad Social, recomendó incrementos en las cotizaciones de la Seguridad Social, por supuesto que no lo llamó “impuestos” sino “Fortificación de los ingresos”.
Y luego cuando compraron bonos del Tesoro con esos ingresos dejaron sin liquidez los fondos de la Seguridad Social para pagar posteriormente las pensiones. ¡Vamos…el truco del trilero!.


La Fed (Reserva Federal) puede inyectar directamente dinero en el sistema de dos formas: prestando directamente dinero a los bancos a través del redescuento o bien comprando letras o bonos del Tesoro a bancos o intermediarios. También puede manipular la tasa de interés. Cuando el interés sube se desincentivan los préstamos y los bancos restringen los créditos. Si el interés baja, aumentan los préstamos y aumenta por tanto la cantidad de dinero en el sistema.

Cuando los directivos apostaron irresponsablemente hasta cien o doscientas veces el valor de sus activos, dando como resultado la quiebra de esos fondos de capital de riesgo, entonces Greenspan corrió en su ayuda con un rescate. Fue un mal mensaje. Básicamente le dijo a la gente: arriesgad, nadie os va a detener. Es exactamente igual que prestar dinero a un ludópata con los ojos inyectados en sangre a la puerta de un casino.
Según el capitalismo hay que dejar que la gente que asume irresponsablemente demasiado riesgo fracase. Lo que se llama destrucción creativa. Pero en lugar de dejar que la naturaleza siguiera su curso lo que hizo Greenspan fue ir al rescate cada vez que una banda de avariciosos de Wall Street lo necesitaba.

El Congreso, alentado y amenazado entre otros por Greenspan, derogó la ley Glass-Steagal en la que los bancos de inversión no podían fusionarse con aseguradoras ni con bancos de ahorradores, precisamente para evitar políticas y acciones que sólo beneficiaran al banco, en perjuicio de sus clientes. Se aprobó entonces la ley Gramm-Leach-Bliley que daba paso a los desastres financieros posteriores del 2008..

En el año 2000 se aprobó una monstruosidad llamada: Ley de Modernización de Futuros sobre Mercancías, que consagró la desregulación efectiva del mercado de derivados, los CDO y CDS. (articulo inside job)
Los CDS (seguros de impago de deuda), serían aquellos seguros que se han de pagar si el CDO no es devuelto, es decir si resultan impagados. Como el seguro de un coche. Si tienes un percance el seguro te paga una indemnización. Pero a diferencia del seguro de un coche, estos CDS no iban a tener capitalización ninguna, es decir, que se vende algo parecido a un seguro sin tener el dinero para pagar ese seguro en el caso de que algo pasara realmente.

A todo esto, mientras Greenspan cometía un desastre tras otro, imprimir 1, 7 billones de dólares en medio de una inmensa burbuja bursátil, desmantelar la ley Glass Steagal, desregular el mercado de derivados, la prensa financiera y política oficial lo ensalzó como un héroe de inmensa estatura. ¿Recuerdan a Mario Conde, lo listo que era, y los títulos honoríficos que recibió antes de ir a la cárcel? Y ahora está tristemente de comentarista en “el gato al agua”. Greenspan, tras la debacle económica, dijo no arrepentirse de nada en particular aunque sí que había encontrado un error en su teoría randiana (recuerden, los objetivistas que pertenecían al Círculo)., pero es un hecho que me tiene consternado—seguía diciendo Greenspan.

—¿estaba usted equivocado?—le preguntaron.

—Parcialmente—respondió Greenspan. Fue la máxima disculpa que se le pudo arrancar.

Más de 5 billones de dólares se habían evaporado en acciones de empresas tecnológicas que no valían nada, pero en lugar de dejar que los inversores asumieran unas pérdidas que merecían, Greenspan hizo lo que siempre había hecho: inundó de nuevo el mercado de dinero e infló una nueva burbuja. Así que dos burbujas teníamos ya: además de la financiera se suma la burbuja inmobiliaria.

Los comentarios de Geenspan de principios de la década parecen los desvaríos de un loco atar. (en el libro hay multitud de ejemplos). Dijo cosas como que la debilidad del dólar no tenía consecuencias fundamentales en la realidad. En 2004 se vuelve definitivamente loco cuando le dice al país que las hipotecas variables eran un buen producto y más atractivas que las hipotecas fijas. Claro que eso es así hasta que sube el interés, y Greenspan era consciente de que iba a empezar a subir.
Greenspan no tuvo que rendir prácticamente cuenta alguna ante los electores pues los votantes no tienen voz alguna sobre lo que hace la Fed. Los ciudadanos ni siquiera pueden ver las actas de las reuniones. La única ocasión real para que los ciudadanos obtuvieran audiencia con Greenspan eran sus comparecencias obligatorias frente al Congreso, que el jefe de la Fed detestaba y para las que solía fijar estrictos límites de tiempo. Los miembros del Congreso tenían que hacer cola durante meses solo para lograr que se incluyera su pregunta en las sesiones públicas con Su Alteza, el Sr. Greenspan.
Es importante para entender la burbuja inmobiliaria hacer unas pequeñas aclaraciones:
Los bancos perfeccionan una técnica que se llama titulización que consiste en lo siguiente: en lugar de conceder créditos hipotecarios y quedárselos hasta su vencimiento (como siempre se ha hecho) la titulización permitió a los bancos juntar las hipotecas en enormes paquetes comunes, para después trocearlos en pedacitos y vendérselos a inversores secundarios bajo forma de valores financieros. Ahí empezaron las hipotecas subprime y los valores CDO.
Los activos hipotecarios debían ser evaluados de mayor a menor riesgo por las agencias de calificación. Por ejemplo los buenos activos que representaban un menor riesgo eran (AAA), la mejor y máxima calificación que se puede conseguir., luego estaban las (BBB) y otras. Las agencias de calificación le dieron la máxima calificación a cualquier titulo hipotecario, aunque en la realidad fuesen altamente arriesgadas. También las agencias conspiraron con los bancos de inversión instruyéndolos sobre qué debían hacer para burlar el sistema y recibir las máximas calificaciones. Cuando la burbuja inmobiliaria estalló y las agencias de calificación no tuvieron la mínima vergüenza a la hora de explicar lo aparentemente inexplicable: haber calificado créditos como excelentes y de mínimo riesgo cuando no lo eran. Moody’s , una de las dos agencias que controlan la mayoría del mercado, se sacó de la manga una de las mejores versiones jamás contadas del clásico “el perro se comió mis deberes”, cuando anunció, con dos cojones, que un “error informático” había provocado fallos de clasificación en una cantidad incalculable del orden de miles de millones de créditos basura. ¡Vaya, un error informático como Ana Rosa Quintana cuando plagió su libro!.
Las opciones ARM solían ser un producto destinado a personas con mucho dinero, por ejemplo los brokers de Wall Street. Eran para gente que tenía ingresos enormes, pero irregulares. Se compra un valor y se paga una mínima parte, pero al final del año se paga la totalidad y se equilibrará todo. Un producto para ricos que de pronto se convirtió en el producto más asequible de todos. El problema es que pagas un tipo de interés muy bajo (por ejemplo 1%) y la diferencia con el tipo de interés normal (por ejemplo un 5%) hace aumentar el valor de la deuda. Una deuda infernal que va creciendo cada mes endeudándose contra su propia deuda. Algunos compradores de casas, personas con escasos recursos firmaron opciones ARM.

Otros compradores de ARM (los caraduras) lo que hacían era especular con las hipotecas de las viviendas, pagar mensualmente un 1 % por ejemplo y vender el crédito antes de que saltara la ARM (es decir, antes de tener que devolver el dinero). Se daban casos de que una misma casa que había sido comprada por 399.000 dólares y revendida al día siguiente por 589.900 dólares.

Toda la industria estaba infestada de estafadores profesionales.

Mientras tanto, los bancos por ley han de mantener en reserva una cierta cantidad de dinero en efectivo. Y si no en efectivo, en algo que sea igual de valioso que el efectivo. Tan valioso como el efectivo son los bonos del Tesoro que es lo que tradicionalmente mantenían en reserva y a partir de ahora también lo estarían las hipotecas  calificadas de (AAA) cuando en realidad eran créditos basura.
El factor decisivo en el estallido de la crisis financiera fue el fraude de los CDS bajo el techo de la empresa AIG. Se trataba de un monstruo creado por Joe Cassano un hombre de finanzas sumamente imbécil (es lo que dice el libro) que dirigía una pequeña unidad en AIG.
Los CDS son seguros de impago de los CDO. Un inversor que compra títulos CDO para poder cubrirse de un impago compra seguros CDS, que a su vez también se pueden vender como cualquier otro título. Pero como los CDS no estaban regulados y no se necesitaba depósitos de dinero por parte de la empresa aseguradora, Cassano podía vender toda la protección que quisiera sin tener que comprometer dinero real alguno. Así que vendió grandes cantidades de dinero en protección para todos los grandes jugadores de Wall Street, a pesar de que no tenían dinero para cubrir esas apuestas. Es decir: Se dedicaba a cobrar primas por un seguro que nunca pensaba pagar.

Otro bufón egomaníaco que operaba en AIG. era Win Neuger que se dedicaba al préstamo de valores. Para entender lo que hacía Neuger hay que explicar en qué consiste las ventas a corto—la práctica de apostar contra un valor—
Las ventas a corto: Identificas los valores que crees que bajarán de valor pides prestadas enormes cantidades de esas acciones y las vendes, y a continuación compras las mismas acciones una vez que su valor en el mercado se haya desplomado. Ganas la diferencia.

Es necesario vender títulos en grandes cantidades para que el valor baje. Y cuando baja, entonces compras y devuelves los valores a quién te los prestó. Ya lo hizo George Soros con la libra esterlina. Pág. (168).
El sistema quebró, los CDO eran basura, sus seguros, los CDS, no se podían pagar porque AIG no tenía suficiente liquidez por no tener reserva de capital. Sólo quedaba una opción. O el Estado inyectaba inmensas cantidades de dinero público para tapar el agujero o se produciría una catástrofe.
Ni uno solo de los personajes implicados en este museo del robo, estaba intentando construir nada. Los beneficios de Wall Street consistían en mover el dinero de un sitio a otro y sacar cada vez un poco de aquí y otro poco de allí, hasta que la realidad intervino unos años después y anunciaron que eran los Contribuyentes quienes tenían que comprarles toda esa basura, al precio que ellos dijeran, por el bien del país.


Mi maridito lo venía diciendo desde los años ochenta: “ El único principio científico de la economía es el siguiente: el gobierno roba el dinero de la mayoría de la población para entregárselo a una minoría de ricos.”... eso es lo que él dice pero no es verdad.





Puntuación: (EN LA PARTE II)



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