LA CONJURA

martes, 14 de abril de 2015

EL MISTERIO DE PONT-AVEN

DE
JEAN-LUC BANNALEC



En el pueblecito de Pont-Aven de la Bretaña francesa se establecieron, a finales del siglo XIX, una colonia de pintores experimentales, impresionistas y simbolistas; entre ellos estaba Paul Gauguin. Los artistas trabajaban en sus ateliers y estudios, inspirándose en un paisaje idílico, marítimo, bucólico, de bosques frondosos e imponentes. Este hecho supuso un desarrollo cultural y turístico en la región de la costa francesa que hoy en día  se puede visitar a través de la ruta de los pintores en Le Pouldu.



Con estos datos Jean-Luc Bannalec traza la historia de un asesinato y ofrece un nuevo detective al universo literario: el comisario Dupin; un tipo irascible desterrado de Paris, adicto al café, solitario y sin aparente relación amorosa (eso da muchas posibilidades para posteriores libros). Bueno, en realidad, Jean-Luc Bannalec no existe. Tal nombre no es sino el pseudónimo del editor alemán Jörg Bong, que firma  su primera novela de misterio.

La visión tras el sermón, también llamado La lucha de Jacob con el ángel de Paul Gauguin. Simbolista. Escuela Pont-Aven. Galería Nacional de Escocia. Edimburgo.
                                         

La novela está muy bien ambientada, encontramos pueblos marinos con grandes acantilados, bosques de robles cubiertos de muérdago, helechos, zarzas; la especial gastronomía del lugar, ostras, rodaballos, buena carne, buen vino (Faugères tinto), paté, varios tipo de mostaza, molinos reconvertidos en excelentes restaurantes y pequeños cafés nada pretenciosos, por supuesto alejados de las turísticas creperías.

 Me gusta esa sensación de hambre que tiene el comisario Dupin al finalizar la jornada, después de un intenso día de trabajo y darse cuenta que no ha comido nada desde por la mañana. Entonces se dirige a un buen restaurante, descansa, consulta su libreta de anotaciones y repasa los acontecimientos del día; ordena sus ideas y pide una buena cena. Es el momento de las confidencias, es el mejor momento del día, ese y cuando desayuna.




                                                       Molino en Pont-Aven. Gauguin

Para mí lo mejor de la novela negra es precisamente eso: el ambiente. En las novelas de Agatha Christie me apasiona como describe la vida en los pueblecitos donde vive Mr Marple, el té con pastas, el vicario, la cotilla del lugar;  o la jovialidad y los viajes  excéntricos que realiza Mr Poirot. La verdad es que la resolución del caso me interesa menos…

A mi marido sí. Siempre señala al sospechoso y acierta, pero no se fija en esos pequeños detalles que no resuelven el caso. Ocurre, sin embargo, que no habría caso sin ellos y que esos pequeños detalles hacen la novela posible.



Allá adonde mirase, reinaba un azul luminoso y, aunque hacía un calor poco habitual para la Bretaña a una hora tan temprana, la atmósfera estaba tan despejada que todo presentaba unos contornos limpios, nítidos.



No hay comentarios :

Publicar un comentario