LA CONJURA

domingo, 15 de junio de 2025

LA SEMILLA INMORTAL


 


Este libro me lo regaló entusiasmada mi amiga Mariplatónica hace ya un tiempo. Lo hizo con mucha ilusión porque el autor es un joven conocido suyo. Los libros los leemos inmediatamente, nada más tenerlos, pero otras veces, los más, esperan aletargados su turno atendiendo a criterios de selección aleatorios, como es el caso de esta novela.


Iria, la personaje principal de la novela, ha tenido una infancia traumática por lo que guarda un terrible secreto familiar del que son partícipes sus amigos de la infancia Quiroga y Sabela.


Ahora que ha vuelto a Monrixido, se entera de que Sabela ha sido secuestrada, y ella misma, sufre el acoso de un hombre encapuchado. ¿Tendrán estos sucesos relación con su secreto?


La lectura es rápida, ágil, entretenida, te capta desde el principio; el autor dosifica muy bien la información y sobre todo consigue mantener LA TENSIÓN NARRATIVA, fundamental en un thriller. La historia está bastante elaborada y, al final, queda muy bien resuelta. Las piezas encajan.


En la novela subyace dos cuestiones éticas fundamentales. ¿La lealtad familiar está por encima de la justicia? ¿La maldad es algo genético que nos viene de serie?


Las respuestas a estas preguntas hacen cumplir el propósito de toda buena novela, que no es otro, que “dar que pensar” pues “pensar” implica ya el sentimiento y consciencia del lector.


Esperando, pues, su próximo libro.


Era más bien la hierba del valle, ondeada por el viento, lo que le daba una cierta sensación de irrealidad. No era una sola corriente del viento, sino incontables, y provocaban en el prado el mismo efecto que los vientos alisios en la superficie del mar: una miríada de infinitas olas, que nacían en el mar y el prado para morir en los confines de éstos.



viernes, 13 de junio de 2025

IMPOSIBLE DECIR ADIÓS

 





La autora surcoreana Han Kang fue galardonada con el Nobel de Literatura en el año 2024. Según ella misma dice en el discurso de aceptación del premio, la fuerza motriz de su escritura es una lucha interna entre:


¿Por qué es el mundo tan violento y doloroso?

Y, a su vez, ¿cómo puede ser el mundo tan hermoso?.


Escribe tan bello que no entiendo (de verdad que no) cómo se me ha hecho tan pesado. Sí, porque su prosa poética es profunda, lírica y emotiva, de gran delicadeza. Y aunque su escritura es altamente recomendable me ha costado terminarla. No sé. Quizás un lector europeo del sureste español necesita dentro de ese espacio (que sí que es verdad que es bello pero a la vez es tan agónico...), una tregua, un oasis. Y es que, no se atisba el más mínimo vislumbre de paz, de descanso, de humor...

En “Imposible decir adiós” Gyeongha visita a su amiga Inseon en el hospital. Su amiga, que ha tenido un accidente en el taller de carpintería, le pide que vaya a su casa a echarle de comer a su cotorra. Por cierto, mientras escribo esta reseña, mi madre, que está ingresada en el hospital por un principio de neumonía, también está muy preocupada por su canario, por que no le falte agua ni comida.


A través de un viaje en medio de una tormenta, el hilo argumental no avanza, se pierde entre la borrasca de nieve, el camino, el autobús, la anciana, el gorro de la anciana… Al igual que el gato de Schrödinger, ¿estará viva o muerta la cotorra cuando llegue Inseon a la casa de su amiga? ¿Llegará a tiempo?


Pero el verdadero argumento de la novela se encuentra en los archivos que la amiga de Inseon guarda en su casa sobre la terrible masacre y represión que se produjo en el año 1948 en la isla de Jeju por parte de la policía. Terribles las imágenes. Niños, bebés, adolescentes, mujeres, hombres, ancianos, todos muertos por la más mínima sospecha, y sin ella también. Muertos en la playa porque así el agua del mar limpiaba la sangre. Muertos en la mina y enterrados. Asesinados en cualquier sitio, al borde de su propia tumba, en el camino, en sus propias casas. Este libro es un homenaje a las víctimas y un alegato contra el olvido.


Y según mi maridito el pensamiento oriental está bien cuando se vive en occidente, y a la inversa, el pensamiento occidental está bien cuando se vive en oriente.



Al final, mi madre no lo logró—dijo Inseon con voz apenas audible, como si me hablara desde algún lugar muy lejano—. No encontró los huesos de su hermano mayor. Ni uno solo


Pero después de que mejoraran las cosas, nunca más volví a comer pescado, hasta el día de hoy. Al fin y al cabo, toda aquella gente fue devorada por los peces.



Bien podría ser que la nieve que había caído sobre los rostros de aquellas personas sin vida fuera la misma que estaba tocando en ese momento con mis manos.


No tengo ni idea de cómo duermen o mueren los pájaros. Si dejan de existir al extinguirse la penumbra, o si la vida permanece en ellos, como un fluido eléctrico, hasta las primeras luces del alba.