LA CONJURA

lunes, 18 de julio de 2011

Cartas a un joven novelista










Cartas a un joven novelista. Mario Vargas Llosa.

Cartas a un joven novelista o el poder de la persuasión es una supuesta relación epistolar entre Vargas Llosa y un joven novelista en ciernes, que podría ser cualquiera de nosotros, sus lectores o no lectores. En doce capítulos traza una teoría literaria, tan real y acertada que para sí las quisieran los estudios más sesudos de la fundamentación y crítica literaria de la Universidad más prestigiosa en la materia. Pero sobre todo no aburre y además, el texto contagia el amor, la pasión, el entusiasmo y más más que el autor siente hacia la literatura como motor principal de su vida “se vive para escribir y no se escribe para vivir”.

Comienza Mario (lo voy a tutear), con dos zoológicas alegorías, la de la solitaria y el catoblepas, para ilustrarnos sus teorías literarias. En la primera de las alegorías, denominada la solitaria, hace referencia a la dedicación exclusiva y absorbente de la literatura, como si fuese una solitaria instalada en el cuerpo de aquél que decide escribir; y que deja sin aliento, exhaustos y dispuestos a darlo todo por el oficio, sin esperar nada a cambio, como religiosos que ingresaran en una orden con voto de silencio En la segunda alegoría, la del Catoblepas, el animal que se devora a sí mismo empezando por los pies y que representa la raíz de todas las historias sumergida en la experiencia del que las inventa. Es decir, la semilla de una historia se encuentra más o menos diluida en las vivencias del autor.

La literatura es ficción, y la buena literatura es la que nos hace creer a pies juntillas aquello que está escrito; es decir, el poder de persuasión del autor sobre la obra y el lector: “La literatura es puro artificio, pero la gran literatura consigue disimularlo y la mediocre lo delata”.

Son cuatro los problemas a los que hay que hacer frente: a) el narrador b) el espacio c)el tiempo d) el nivel de realidad.

El narrador puede ser: narrador-personaje, narrador omnisciente o narrador ambiguo; aunque también puede hacer saltos espaciales o “mudas” que alteran la perspectiva y nos da una idea de la versatilidad del narrador que puede modificar con esos saltos de una persona gramatical a otra y la perspectiva desde la cual se desenvuelve lo narrado.

“Por ejemplo, en todo diálogo entre personajes privado de acotaciones, hay una muda espacial, un cambio de narrador. Si, en una novela narrada hasta el momento por un narrador omnisciente, se inserta de pronto este intercambio:
--Te amo María
--Yo te amo también Pedro
El narrador de la historia ha mudado de un narrador-omnisciente (que narra desde un él) a un narrador personaje, un implicado en la narración (Pedro y María), para retornar luego el relato al punto de vista espacial de narrador-omnisciente.”

En cuanto al tiempo, Mario nos distingue entre el tiempo cronológico y el psicológico, de forma que el narrador lo maneja y los mezcla según sus intereses: poder estirar un segundo, o acortar un año. La autenticidad o sinceridad no se alcanza por el nivel de realidad que contenga un relato, viene exclusivamente de su propio ser, hecho de palabras y de la organización del espacio, tiempo y nivel de realidad.

Éstos son algunas de las obras que Mario recomienda o sobre las que por una u otra causa cita:

Por supuesto, Madame Bovary y también la Correspondencia a su amante Louise Colet entre 1854 de Flaubert;Don Quijote; El proceso de creación de un escritor de Thomas Wolfe; En busca del tiempo perdido de Proust; Monsieur Nicolás de Restif de Bretonne; Moby Dick; La metamorfosis; Ulises de Joyce; Viaje al final de la noche de Céline; El reino de este mundo (que ha leído varías veces) de Alejo Carpentier; Cien años de soledad; Banderas sobre el polvo de Faulkner; los miserables; La Celestina; Un suceso en el puente del riachuelo del Búho de Ambrose Bierce; El milagro secreto de Borges; Monterroso y su cuento; Rayuela de Cortázar; El tambor de hojalata de Gunter Grass; La trama celeste de Bioy Casares; Otra vuelta de tuerca de Henry James; la celosía de Robbe-Grillet; Orlando de Woolf; El Hotel Blanco de D. M. Thomas; El lobo estepario de H. Hesse; Grande Sertao:Veredas de Joao Guimaraes Rosa; El Castillo y El Proceso de Kafka; Pedro Páramo; Carta a una señorita de París y Las ménades de Cortazar; Antología de la literatura fantástica de Roger Caillois. Las mil y una noches, La vida breve de Onetti, The Killers y Fiesta de Hemingway; Tirant lo Blanc de Joanot Martorell; y sobre todo, de manera reiterada Madame Bovary

La frase: Siempre habrá en una ficción o un poema logrados un elemento o dimensión que el análisis crítico racional no logra apresar. Porque la crítica es un ejercicio de la razón y de la inteligencia, y en la creación literaria, además de estos factores, intervienen, y a veces de manera determinante, la intuición, la sensibilidad, la adivinación, incluso el azar, que escapan siempre a las redes de la más fina malla de la crítica. Por eso, nadie puede enseñar a otro a crear; a lo más, a escribir y leer. El resto, se lo enseña uno a sí mismo tropezando, cayéndose y levantándose sin cesar.

NOTA: 9.50

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