E.F. BENSON
Este libro me lo recomendó
Houellebecq, que sabe de mi afición por las novelas de Wodehouse. En la misma
línea que Wodehouse y la comedia british, E. F. Benson publicó esta saga de seis libros “Reina Lucía” que me encantan. Y aunque el
autor es conocido por sus historias de terror escribió también comedias
maravillosas, con esos personajes tan pintorescos, tan divertidos y tan reales.
Tal es así que más que personajes son personas, cada una con su personalidad.
Emmeline Lucas, “Lucía” y su
marido “Pepino” son el referente social y cultural del pueblecito de Riseholme. Hay que ser
afortunado para poder asistir a una de las fiestas que organiza el matrimonio en
su casa. Y claro, no todo el mundo lo consigue . En sus reuniones hablan
italiano sin saber italiano, interpretan famosas piezas al piano aunque apenas
saben tocarlo, o representan escenas
teatrales que resultan ser un muermo. Un quiero y no puedo divertidísimo y
refrescante.
Pero un día llega al pueblo Olga
Bracely, una verdadera cantante de ópera, que involuntariamente desplazará a
Lucía del epicentro cultural Riseholmiano.
Su incondicional amigo Georgie Pillson la abandona por ella, Daisy Quantock
revoluciona al pueblo con la adquisición de un gurú que les enseña yoga y que
resulta ser, en realidad, un cocinero de cous-cous, y una vidente les ayudará a contactar con
el espíritu de Dante mientras el coronel Boucher con sus bulldogs se
comprometerán con la señora Weston.
—Oh,
¡es todo tan encantador…!—dijo Olga—.Nunca imaginé lo tremendamente
interesantes que son las pequeñas cosas que le pasan a la gente de aquí. Todo
es emocionante a rabiar, y allá donde mires hay otras cincuenta cosas igual de
excitantes. ¿Es porque todos os tomáis un interés tan excesivo en esas pequeñas
cosas por lo que resultan tan apasionantes o es que son apasionantes en sí
mismas, y la gente normal y aburrida, los que no son riseholmenses, no se dan
cuenta de lo interesantes que son? El sarampión de Tommy Luton, los secretos de
los Quantock, ¡el amante de Elizabeth …! Y pensar que yo creía que venía a un
remanso de paz …
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