Tras la guerra de Troya, Odiseo (Ulises) es
secuestrado por Calipso en la isla de Ogigia.
La ninfa se enamora de él y le impide
que regrese a Ítaca junto a su mujer Penélope
y su hijo Telémaco. La diosa Atenea, la de los ojos glaucos, se
apiada de Odiseo y aprovechando un largo viaje a tierras etíopes de Poseidón (sacudidor de la tierra y enemigo de Odiseo, ya se verá más adelante que Odiseo mató a su hijo Polifemo) convoca una reunión de dioses para interceder por él y le concedan la libertad.
Mientras tanto, Penélope, es cortejada contra su voluntad por varios pretendientes pues ellos creen que Odiseo ha muerto y se aprovechan de la situación, celebrando banquetes, festines y esquilmando víveres y hacienda. Entonces, Atenea, se disfraza entre los pretendientes que (banquetean) en casa de Telémaco y le aconseja que parta en una nave en busca de su padre.
¡Ay, ay! ¡Cómo le
echan las culpas los mortales a los dioses! ¡Pues dicen que de nosotros
proceden las desgracias cuando ellos mismos por sus propias locuras tienen
desastres más allá de su destino!
II CANTO
Telémaco convoca a una asamblea a los
itacenses para comunicarles que parte inmediatamente en busca de su padre. En
el ágora se niegan a proporcionarle las naves que necesita y es Atenea quien
disfrazada de Mentor (viejo amigo de su padre)
le consigue barco y tripulación.
Penélope da largas a sus pretendientes y
les pide que aguarden sus requerimientos hasta que termine de tejer un manto.
Así tejía durante el día y destejía
de noche sin que la vieran.
Si no fueras un
vástago de él y de Penélope, no creo que tú acabaras con lo que ahora planteas.
Desde luego son pocos los hijos que salen semejantes a sus padres; los más son
más débiles y pocos son mejores que su padre.
III
CANTO
Telémaco llega a Pilos y se entrevista con Néstor, compañero de su padre en la guerra de Troya. Éste lo acoge muy hospitalariamente junto
a sus hijos, pero no tiene noticias de Odiseo y le aconseja que visite a
Menelao, quizás él, que acaba de llegar de tierras lejanas, sepa algo de su
padre.
Telémaco, no debe
retenerte ya la vergüenza, que no eres un adolescente [...] unas cosas las
pensarás por tí mismo en tu mente, y otras te las sugerirá acaso una divinidad.
Porque pienso que tú no has nacido ni te criaron a espaldas de los dioses
IV CANTO
Telémaco llega a Esparta (Lacedemonia). Allí lo recibe Menelao, en su palacio. El rey de Esparta también fue compañero de
Ulises durante la guerra de Troya. Su esposa es la famosa Helena (en otro tiempo secuestrada por Paris y por cuya fatal
belleza se originó la guerra de Troya). Tampoco Menelao tiene noticias de Ulises.
Mientras tanto, en Ítaca los pretendientes de
Penélope continúan acosándola. Enterados de la partida de Telémaco, confabulan
contra él y traman una emboscada para
asesinarle a la vuelta de su viaje.
Tomad vuestra comida y
regocijaos. Luego cuando os hayáis
saciado de la cena, os preguntaremos quiénes sois entre los hombres. Porque no
se ha oscurecido en vosotros la estirpe de vuestros padres, sino que sois del
linaje de los reyes de la divina alcurnia, de los portadores de cetro, porque
tal como sois no pudieron haberos engendrado unos villanos.
Y no voy a reprochar
en absoluto que se llore a aquel mortal que murió y alcanzó su destino. Éste
es, en efecto, el único botín de los tristes humanos: cortarse los cabellos y
derramar lágrimas por sus mejillas.
V CANTO
Asamblea de los dioses. Atenea media por
Odiseo y al final deciden liberarlo. Zeus manda a su hijo Hermes de mensajero para que informe a Calipso, que acepta la decisión y ayuda a Odiseo a
fabricar una balsa en la que parta. La última noche, a modo de despedida SE ACUESTAN JUNTOS.
Contestándole a ella
le dijo el muy astuto Odiseo:
Diosa soberana, no te
enfurezcas conmigo por eso. Sé también yo muy claro todo esto: que la prudente
Penélope es inferior a ti en belleza y en figura al contemplarla cara a cara, y
ella es mortal, y tú inmortal e inmune a la vejez. Pero aún así quiero y anhelo
todos los días llegar a mi casa y conocer el día de regreso.
Pero Poseidón
(sacudidor de la tierra y enemigo de Odiseo), vuelve de las lejanas tierras
de los etíopes y sorprende a Odiseo navegando. Preso de ira, lo castiga
enviándole una tormenta que le hace naufragar en tierra de los feacios.
VI CANTO
La diosa Atenea
se aparece en sueños a Nausícaa, (
hija de Alcínoo, el rey de los feacios) y le sugiere que debe mantener su ajuar
a punto, pues está en edad de casarse. En realidad es una treta para que Nausícaa vaya al río a lavar su ropa, y
se encuentre allí con Odiseo.
¡Ay de mí! ¿A la
tierra de qué hombres ahora he llegado? ¿Serán acaso soberbios y salvajes e
ignorantes de lo justo o amantes de la hospitalidad y con un entendimiento
piadoso?
VII
CANTO
Odiseo llega al palacio de los feacios envuelto en una nube de niebla
protectora, que le envía su benefactora Atenea. Lo reciben el rey Alcínoo y su mujer Ariete. A ellos les relata sus aventuras y su relación con la ninfa
Calipso, todo ello sin revelar su nombre.
y me mimaba y me
ofrecía hacerme inmortal y carente de vejez para siempre. Pero jamás llegó a
persuadir mi ánimo en mi pecho.
Pero permitidme cenar
ahora, aunque esté agobiado. Pues no hay nada más perro que el odioso estómago
que nos fuerza acordarnos de él con urgencia, aunque uno esté muy angustiado y
con pena en el ánimo. Pues yo mantengo la pena en el interior, pero él muy de
continuo me incita a comer y beber y me hace olvidarme de cuanto he padecido, y
a llenarlo me obliga.
VIII CANTO
Se festeja un banquete para agasajar a Odiseo
en el que canta el aedo y ciego Demódoco.
En uno de los cantos relata la historia adúltera entre Afrodita y Ares. Cuenta que Hefesto,
marido de Afrodita, y además cojo y patizambo y conocedor de la traición de su
mujer fabrica unos lazos en la cama que retendrán a los amantes cuando se acoplen en el acto amoroso.
Así comentó, al
verlos, un dios a su vecino:
No prosperan las malas
acciones. Y alcanza el lento al rápido, como en este caso: Hefesto, siendo
lento, atrapó a Ares, que es el más rápido de los dioses que habitan el Olimpo;
siendo cojo, lo atrapó con sus artes. Ha de pagar multa por adulterio.
También se celebran juegos atléticos. Odiseo
está molesto por la burla sufrida cuando le preguntan si conoce algún deporte y si lo ha
practicado, pues a ellos no les parecía un atleta sino un mercader o patrón de
carga. Entonces, Odiseo participa y lanza el disco, aventajando con mucho la marca de sus rivales.
Mirándole de reojo le
dijo el muy artero Odiseo:
Huésped, no has
hablado bien. Te pareces a un pobre insensato. Por lo visto no a todos los
hombres conceden los dioses sus dones amables, no a todos la bella apostura, la
inteligencia y el arte del discurso a la vez. Puede ser un hombre poco
agraciado de aspecto, pero la deidad compensa su figura con sus palabras, y los
otros le observan encantados, mientras él habla con tono firme y con amable
decoro, y destaca entre los reunidos, y cuando va y viene por la ciudad le
contemplan como a un dios.
Otro, en cambio, por
su aspecto es semejante a los inmortales, pero no le rodea ni acompaña la
gracia en sus palabras. Así tú tienes un aspecto muy distinguido, y un dios no
lo presentaría muy distinto, pero de mente eres un botarate.
Después
Demódoco canta sobre la guerra de Troya. Odiseo, al oírlo, se emociona y el
rey Alcínoo, que se da cuenta de ello le pide que confíe
en él y declare su verdadera identidad.
Porque en nada es inferior
a un hermano un camarada sincero y de aguda inteligencia.
Odiseo cuenta sus aventuras a Alcinoo. Le cuenta su historia con Circe
y Calipso, las dos enamoradas
que querían hacerlo su esposo.
Pero jamás ninguna
llegó a convencer mi ánimo en mi pecho. Porque nada hay más dulce que la patria
y los padres, ni siquiera cuando uno habita un hogar opulento bien lejos, en
tierra extraña, alejado de su familia.
Sigue narrando Odiseo su llegada a la ciudad
de los Cicones, allí se hicieron de un gran botín de guerra, luego zarparon
para la región de los lotófagos, donde al comer la flor de loto quedó anulada
la voluntad de algunos de sus soldados.
Finalmente llegaron a la tierra de los
cíclopes. A Odiseo lo atrapa el cíclope Polifemo encerrándolo en su cueva junto
a un grupo de sus mejores hombres. El monstruo los devora, uno a uno, y Odiseo
ha de ser astuto y valiente para vencerlo. Mediante engaño y haciéndose pasar
por “Nadie” lo emborracha, y después le clava una estaca ardiendo en su único
ojo.
Hay allí un puerto de
buen fondeadero, donde no es necesario el amarre ni echar las anclas ni anudar
cables desde la popa, sino que, una vez atracados, allí se puede aguardar hasta
que el ánimo de los marineros los impulse a zarpar y soplen favorables los vientos.
El sueño que todo
vence, lo dominaba.
X
CANTO
Cuando llega a la isla de Eolia lo agasajan con viandas,
además de darle un saco que contenía guardados todos los vientos y así,
asegurar a los navegantes un tiempo favorable.Una vez en alta mar los
compañeros de Odiseo abren el saco de los vientos que escapan y desatan una
gran tempestad, alejándolos de Ítaca.
Tras la aventura de la isla de los gigantes y la del caníbal Antífates, Odiseo y sus hombres llegan a la isla de Eea,
donde vive Circe.
Circe les da a beber a los compañeros de
Odiseo una pócima que los convierte en cerdos.El astuto Odiseo va a
rescatarlos. A él no le hace efecto la pócima de Circe puesto que previamente
ha tomado, por indicación de Hermes (el de la varita o caduceo), la planta moly, que lo protege y le sirve de antídoto. Circe se enamora de
Odiseo que se queda a vivir con ella. Transcurrido un año vuelven a navegar,
pero Circe les dice que antes de regresar a su patria han de pasar por el Hades (el país de los muertos) y entrevistar al adivino Tiresias.
XI
CANTO
Continúa Odiseo contando a Alcínoo sus
aventuras. Baja al Hades (mundo de los muertos) como le indicó Circe para
consultar el alma de Tiresias. El
adivino le pronostica que en su periplo llegará a la isla de Trinacia donde pacen vacas y ovejas a las que no deberá
hacerles daño alguno, si es que quiere
llegar a Itaca sin sufrir daños.
En el Hades, Odiseo también se encuentra con
su madre, a la había dejado con vida cuando partió de Itaca, a mujeres e hijas de
héroes, a Agamenón, cuya muerte tramó Egisto con la ayuda de su propia esposa, y a otros héroes como Aquiles el Pelida y Patroclo y al alma de su camarada Elpénor que había quedado insepulto en el patio de Circe y que le
ruega regrese y lo incinere.
Y vi también a
Tántalo, que sufría terribles dolores, erguido en un lago. El agua le lamía el
mentón, estaba sediento y no podía llegar a beber. Pues cuantas veces se
agachaba el anciano anhelando beber, tantas el agua desaparecía absorbida y a
sus pies aparecía la negra tierra. Por
encima de su cabeza árboles de elevada copa extendían sus frutos, perales,
granados, manzanos de brillantes pomas, higueras dulzonas y olivos en flor.
Pero cuando el anciano se estiraba , para cogerlos con sus manos, el viento los
arrebataba hacia las nubes sombrías.
Y ví también a Sísifo,
que padecía intensos dolores, sosteniendo una enorme roca con sus dos manos.
Apoyándose con manos y pies, empujaba hacia arriba en la colina el pedrusco.
Mas cuando estaba a punto de coronar la cima, entonces una violenta fuerza lo derribaba
hacia atrás. Y luego la impúdica piedra rodaba hasta el llano. Y él, de nuevo,
volvía a transportarla con titánico esfuerzo. El sudor le brotaba y manaba de
todos sus miembros, y la polvareda lo envolvía desde la cabeza a los pies.
Odiseo cumple su promesa a Elpénor, regresa a la isla de Eea y
quema su cadáver. Circe le advierte a Odiseo que pasarán por la tierra de las
Sirenas, que hechizan a todos los humanos con su canto. Deberá tapar los oídos
a sus camaradas para que sucumban a sus cánticos y él mismo atarse fuertemente al mástil
del barco. Luego atravesarán el estrecho entre Escila y Caribdis.
Escila es un monstruo espantoso con doce patas y seis cuellos. y Caribdis es
capaz de succionar enormes cantidades de agua a modo de ciclón.
Pero ahora, diosa,
dime esto sin más rodeos: ¿acaso podría escapar por un lado a la funesta
Caribdis y, de otro, defenderme de Escila, cuando vaya a atacar a mis
compañeros?
Así hablé, y ella, la
divina entre las diosas, al punto repuso:
¡Insensato, de nuevo
te empeñas en combates guerreros y porfías! ¿Ni siquiera ante dioses inmortales
vas a claudicar? No es ésa una mortal, sino una fiera inmortal, terrible,
atroz, salvaje e incombatible. No hay ninguna defensa posible. Lo mejor es huir
de ella.
Logran salir con éxito de las anteriores
aventuras hasta que llegan a la isla de Helios Hiperion donde pacen las vacas y
ovejas. Pero allí, los compañeros de Odiseo no cumplen con las advertencias del
adivino Tiresias, e instigados por
el hambre y por los consejos de Euríloco,
degollaron reses para comérselas.
En respuesta al desafuero cometido contra las vacas, desolladas y comidas en un banquete prohibido, Zeus manda la furia de un huracán que
les hizo naufragar. Los compañeros de Odiseo cayeron por la borda y Odiseo fue
arrastrado hasta la isla de Ogigia,
junto a Calipso. Allí vivirá durante siete años.
Fin del relato de las aventuras.
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