De Calderón de la Barca
( Contada
por el soldado 1º)
Soy soldado de Polonia, el número 1, sin nombre, porque así lo dejó escrito Calderón de la Barca, que me consideró un personaje accesorio. Mi
rey es Basilio, y su hijo y príncipe heredero Segismundo. Los hados pronosticaron al rey
Basilio que su hijo Segismundo seria déspota y cruel por lo que decidió encerrarlo en una torre,
aislarlo del mundo y dejarlo con la única compañía de su carcelero Clotaldo.
¡Ay mísero de mí, y ay,
infelice!
Apurar,
cielos, pretendo,
ya
que me tratáis
así
qué delito cometí
contra
vosotros, naciendo;
aunque
si nací,
ya entiendo
qué delito he
cometido:
bastante
causa ha tenido
vuestra
justicia y rigor,
pues
el delito mayor
del
hombre es haber nacido.
Mi rey, acosado por la culpa,
decide darle una oportunidad a Segismundo para que demuestre su nobleza de carácter. Pero éste no hace sino confirmar las
predicciones de los astros mostrando su carácter violento ( sale como un
toro de miura al ruedo), y dedica su corta libertad a rencillas, intrigas ,
duelos insustanciales por la belleza de la dama Rosaura y otros enredos como
lanzar a un criado por la ventana. El rey, con la ayuda de Clotaldo, le da una
pócima a Segismundo y lo
devuelven a la torre haciéndole creer que todo ha sido un sueño.
Más sea verdad o
sueño,
obrar
bien es lo que importa;
si
fuere verdad, por serlo;
si
no, por ganar amigos
para
cuando despertemos.
El pueblo de Polonia ( o la
ciudadanía
como gustan decir ustedes ahora en la España del siglo XXI), tiene a "un Astolfo", sobrino
del rey, como el próximo heredero de la corona, dispuesto a casarse con la
Infanta Estrella, y así, abandonar a la bella
Rosaura, venida desde Moscavia con su criado Clarin para exigir a Astolfo que
cumpla con su promesa de matrimonio.
La ciudadanía no pudo más ante tal agravio: el verdadero heredero preso en una torre y un
sobrino usurpando el trono. Siendo yo soldado (1º) me rebelé y di libertad a mi real
principe Segismundo que se hallaba de nuevo en la Torre. Luchamos contra las
tropas de Astolfo y contra el mismo rey, Basilio, a los que dimos victoria, y
luego, mi príncipe
Segismundo, un vez conquistado su propia libertad, perdona generosamente a Basilio, su padre,
a Clotaldo, su carcelero, (que además se descubre que es el
verdadero padre de Rosaura a la que abandonó de pequeña), y a su primo Ástolfo, el usurpador.
¿Y a mí?. Al soldado que luchó por su libertad, me nombró traidor y me condenó al presidio de la torre.
La
torre, y porque no salgas
de
ella nunca hasta morir,
has
de estar allí
con guardas,
que
el traidor no es menester
siendo
la traición
pasada.
Y Clarín, el pobre criado de Rosaura, escondido entre unas peñas durante la batalla porque
nada tenía que
ver en la contienda, le alcanza una bala y lo mata.
Y Aquí termina mi relato. (Soldado 1º)
FIN
¿Conocía Calderón a Maquiavelo?. Perfectamente
y al Tacitismo español también.
Maquiavelo supone la mentalidad moderna
que por razón de Estado y por razones ajenas a la ética admite la traición. El traidor deja de serlo cuando vence.
Erasmo de Roterdam defensor de
los derechos naturales de los hombres y en contra de las guerras innecesarias
(ahora serían
los del No a la guerra de Irak).
Cornelio Tácito
(Roma, año 60, aproximadamente)
recuperado por los llamados Tacitistas españoles estaría entre Erasmo y Maquiavelo, sus teorías se fundamentan en la psicología y experiencia de los
gobernantes. Tuvo gran influencia en el
pensamiento del barroco español.
El soldado (1) es moderno y
maquiavélico:
"yo paso de las costumbres
medievales, traiciono al rey y libero al nuevo; luego, por lo menos, me hará general"
(Supongo que pensaría).
Pero Roma no paga traidores,
y Segismundo que al principio acepta la
ayuda, lo utilizará para sus fines, y después lo condenará por traidor. Vemos una mezcla
de Maquiavelismo y Tacitismo además de los valores tradicionales de honor y
libertad.
Clarin, el gracioso, el
criado, es el pueblo que muere, las víctimas civiles y colaterales que mueren en toda guerra.
Es
verdad, pues: reprimamos
esta
fiera condición,
esta
furia, esta ambición,
por
si alguna vez soñamos.
Y
sí
haremos, pues estamos
en
mundo tan singular,
que
el vivir sólo
es soñar;
y
la experiencia me enseña,
que
el hombre que vive, sueña
lo
que es, hasta despertar.
...
Sueña el rico en su
riqueza,
que
más
cuidados le ofrece;
sueña el pobre que
padece
su
miseria y su pobreza;
sueña el que a
medrar empieza,
sueña el que afana y
pretende,
sueña el que agravia
y ofende,
y
en el mundo, en conclusión,
todos
sueñan
lo que son,
aunque
ninguno lo entiende.
Yo
sueño
que estoy aquí,
de
estas prisiones cargado;
y
soñé
que en otro estado
más lisonjero me
vi.
¿Qué es la vida? Un
frenesí.
¿Qué es la vida? Una
ilusión,
una
sombra, una ficción,
y
el mayor bien es pequeño;
que
toda la vida es sueño,
y
los sueños,
sueños
son.
NOTA:
8,5
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