DE PABLO D’ORS
No me gustan especialmente los
temas sobre meditación y espiritualidad, aunque desde hace algunos años
practico yoga—sin duda la espiritualidad hindú—, o eso intento al menos. Para
mí el yoga son ejercicios prácticos muy difíciles (algunos de ellos imposibles)
para mantenerse en forma, en cuerpo y soul.
Una disciplina muy útil. En cambio, la parte de espiritualidad, la de los
chakras y demás historias o leyendas no me interesa lo más mínimo; salvo los
diez últimos minutos en que nos relajamos después de los ejercicios porque no
supone demasiado esfuerzo físico después de la paliza que nos mete el maestro
yogui.
Mis maestros hacen sesiones
dedicadas a la meditación y nunca voy.
El caso es que vi a este autor, Pablo
d’Ors, nieto de Don Eugenio, en un programa de TV. ¡Vaya! ¡Un ensayo de un cura
sobre la meditación! pensé que no me interesaba, a punto estuve de cambiar de canal, aunque seguí prestando
atención.
Pablo d’Ors tenía un discurso muy
preciso, no se enrollaba. Con esos
apellidos de intelectual catalán (y puede que de español también) me asombraba que dijera:
“Leo a ciertos
autores que después de leer una frase interminable, no sé qué dicen”
Y me hizo gracia. Así que pensé:
A ver cómo ha escrito éste su ensayito sobre el silencio. ¿Se entenderá o no se
entenderá?
Pues bien, el ensayo tiene cien
páginas y se lee rápido. Además, como había intuido, escribe muy bien y no se
enrolla.
Según Pablo d’Ors, la meditación es
necesaria porque las personas vivimos dispersas, fuera de nosotros. Nos
dedicamos a buscar porque solemos rechazar lo que tenemos y sólo empezaremos a
vivir en la medida en que dejemos de soñar con nosotros mismos. Creceremos como
personas cuanto más nos dejemos asombrar por lo que sucede, es decir, cuanto
más niños seamos.
Vivimos, sí, pero muy a menudo estamos
muertos. Lo que realmente mata al hombre es la rutina; lo que le salva es la
creatividad, es decir, la capacidad para vislumbrar y rescatar la novedad. (Esto
ya lo sabía yo pues es lo que de forma rutinaria no deja de decirme mi
maridito). La meditación que practica D’ORS apunta al carácter aventurero de lo
ordinario: hacer la cama, sacar al perro…
A menudo, lo que queremos es que el mundo
se pliegue a nuestras apetencias. Nos pasamos la vida manipulando cosas y
personas para que nos complazcan. Esa constante violencia, esa búsqueda
insaciable que no se detiene ni tan siquiera ante el mal ajeno, esa avidez
compulsiva y estructural es lo que nos
destruye.
Lamentablemente, todos solemos estar
demasiado enamorados del drama. En cuanto nos percibimos como seres no
dramáticos, ¡nos aburrimos de nosotros mismos! Nos inventamos los problemas y
las dificultades para sazonar nuestra biografía. Descubrir que uno no puede
realizar determinada tarea, por ejemplo, no tiene por qué ser un problema;
puede ser una liberación.
Mirar algo no lo cambia, pero nos cambia a nosotros.
Las emociones y los estados anímicos
tienen su propio funcionamiento, pero, si nos lo proponemos, nosotros somos
infinitamente más poderosos que ellos. Podemos escoger qué papel representar en
la función o, incluso, no representar ninguno y asistir a ella cual
espectadores.
El potencial de nuestra soberanía es sobrecogedor.
Hay un fondo misterioso—el yo
auténtico—que es el espacio que se intenta frecuentar durante la meditación.
Cuando dejas de esperar que la obra que estás realizando se ajuste al patrón o
idea que te has hecho de ella, dejas de sufrir por este motivo.
La vida se nos va en el esfuerzo por ajustarla a nuestras ideas y
apetencias.
Su maestro es Elmar Salmann, monje
benedictino, según d’Ors un auténtico sabio con un increíble sentido del humor.
De él dice: “resulta poco menos que inaudito encontrarnos ante alguien a quien
resulta indiferente lo que pienses o dejes de pensar de él. Esto maravilla por
su rareza, pero sobre todo por la soberanía
que comporta. Atrae porque es a lo que todos estamos llamados: al olvido de sí.
La meditación…, POR TANTO:
·
“No consiste en mirar penetrantemente,
intentando calar hondo o desentrañar quién sabe qué cosas, sino mirar amorosamente, sin pretensión, como quien espera una revelación sin
ninguna prisa”
·
“Casi todos los frutos de la meditación se
perciben fuera de la meditación. Algunos de estos frutos son, por ejemplo, una mayor aceptación de la
vida tal cual es, una asunción más cabal de los
propios límites y de los achaques o dolores que se arrastren, una mayor
benevolencia hacia los semejantes, confianza en uno mismo, serenidad…”
·
“Sufrimos porque pensamos que las cosas deberían
ser de otra manera. La meditación consigue que seamos felices aún si no hemos
alcanzado nuestros objetivos porque la satisfacción no se obtiene en la meta
sino en el camino mismo. El hombre es un peregrino, un
homo viator”
Hasta aquí bien, no hay problemas
en meditar sacando a Fox (nuestro perro) o meditar olvidándome de mí, ¡pero lo
que no puedo es olvidar a mi maridito! … y sobre todo cuando se pone a cocinar, se les cae las cosas al suelo y lo deja todo perdido...!
Mi perro Fox y yo paseando en el atardecer por la Azohia
Tengo que decir también, que en algunas frases me he quedado estancada. Por ejemplo en las
siguientes:

o
Esto es ¿Cómo
los alumnos de la ESO pero sin moverse?

o
Esta
afirmación se referirá a cuestiones domésticas, a lo ordinario de nuestras
vidas, por ejemplo relaciones del tipo: ¿Por qué le caigo tan mal a mi cuñado? y
que es difícilmente solucionable; ahora bien, lo que es el mundo, desde luego
que necesita mejora. Dice mi maridito que tal afirmación es la de un cura y
propia de la dejadez de la clase rentista burguesa, y un realismo
ingenuo medieval, donde la acción o la interpretación de la persona no existe,
sólo importa Dios, ¡vamos una deshumanización!
o
Si un ente
no se verbaliza y no está definido, claro que no depende de mí; pero si éste
está expresado y conceptuado, entonces, dependerá en cierta medida de nuestra
intervención. No sé…

o
¿Eh? …Parece un poco exagerado ¿no?, pues para escribir
el ensayo habrá tenido que pensar algo, y tener cierto interés en cambiar algo…digo
yo. Todo esto, me dice mi maridito, está ya dicho por Miguel de Molinos y su
consejo: “procura estar siempre en la nada”. Por lo que el nieto debería
aplicarse lo que dijo su abuelo Don Eugenio D’ors: “lo que no es tradición, es
plagio” y Pablo está plagiando a Molinos. (Que conste que no estoy de acuerdo
con esta afirmación tan a la ligera de mi maridito y que Pablo D’Ors no plagia
a Miguel de Molinos, sino que es, este filósofo del siglo XVII, místico y
fundador del quietismo, el que se basa en la doctrina budista, y no al revés)

o
Bueno, eso
vale para nuestra vida diaria (que no es poco), y es cierto que nos crecemos
ante la adversidad; pero dependerá
también del tipo de adversidad. En el caso de la explosión de una bomba
nuclear, por ejemplo, no le veo la utilidad por ningún sitio, al menos para los
que han sufrido las consecuencias.
En este caso es
conveniente tomar yodo y no estar mucho tiempo bajo los efectos de la radiación
nuclear, lo dice la ciencia moderna. ¡Ah la ciencia moderna! ¡esa forma de
saber odiada por tantos místicos ¡! – me
dice mi maridito desde su sofá sufista y sin mover un sólo dedo ¡! Quieto,
imperturbable…
Finalmente:
Lo
gracioso—por no decir patético—es que el hombre está montado en la vida y
pretende salir ileso de ella. Tal pretensión de chapotear en el barro sin
embarrarse, es, ciertamente ilusoria.
Después de leer este libro me voy
a apuntar a Meditación, además, compraré otro libro del mismo autor, esta vez
de literatura: “Andanzas del impresor Zollinger”. Y es que este
hombre/cura/escritor escribe muy bien. ¿Ves
Pablo, como tu intervención y la escritura de este libro, sí que ha supuesto
una modificación, al menos para mí? ¡Ay! Hombres de poca fe…
Biografía del silencio.
ResponderEliminarPuf!!! Cuántas cosas decís entre Pablo, tu maridito y tú!!! Y no precisamente ligeras, aunque dichas pesando poco (gracias), que no es lo mismo que con ligereza.
Para mi cabeza dispersa esta mañana de diciembre, cuando leo este post tan bonito e inquietante, no hay respuestas, no hay pensamientos concluyentes; me vienen a la mente, eso sí, pensamientos de otros:
“La belleza está en los ojos del que mira” del amigo Hume, y este otro también de él :“Y, sin embargo, siempre estamos imaginando...”
Bueno, y también uno mío bastante simple: “mirar las cosas con dulzura”, que ya sé que no es muy novedoso.
Pues me ha interesado profundamente las ideas que has ido comentando de Pablo D'ors, y tu diálogo con él y con tu marididito y contigo misma y con los que lo leemos.
Y me he reído, claro.
De todo lo que has hablado es necesario reflexionar (paradójicamente) para decir algo quizá con sentido ¿?, pero es cierto que ha ido produciendo, y supongo que le pasará a cualquiera que lea esta reseña, una serie de emociones y pensamientos en mí, en el lector, difusos, pensamientos y emociones difusos e intensos. Porque no estamos hablando de tonterías.
Yo creo que al pensar sentimos.
Creo que no se pueden separar, que no existe una racionalidad pura (salvo en cuestiones matemáticas, tecnicas, etc. pero ése es otro asunto) , y creo también que las emociones necesitan ser comprendidas y que el logos nos sirve para eso en alguna medida, y también para otras cosas.
El silencio.
El silencio tambien tiene su papel.
“El silencio que se escucha a sí mismo” me viene a la mente (cita tuya de El Quijote )
Bueno, concluiré: como quiera que sea, el post, hecho “por tantos”, hace pensar y sentir. Incluso a los alumnos de la ESO! Seguro, seguro, sí, sí...¡ a poco que se estén un poco quietos!
Y no me ha sorprendido que al final digas que vas a ver qué es eso de los ejercicios de meditación ¡ja, ja, ja!
Y hay una foto preciosa.
Sé a qué foto te refieres, porque a mí también me gusta. Mi sobrina vino con ella, no sé de dónde la ha sacado, pero es preciosa.
ResponderEliminarA veces, los comentarios a los "post" como el tuyo deberían integrarse en el mismo "post", o hacerse a "priori" por su reflexión tan condunte (aunque no le guste a D'Ors eso de reflexionar).
Tus comentarios siempre ponen algo de sentido común,( ¿o sentido individual?, que diría Hume, eso dice maridito) una reflexión basada en la experiencia o en la lectura. Pero me parece tan acertada:
"Las emociones necesitan ser comprendidas y que el logos nos sirve para eso en alguna medida, y también para otras cosas"
Y yo creo que esto no es incompatible con la doctrina budista, "de la nada". Una vez entendido nuestra actuación, nos alejaremos como dice D'Ors.
Mi maridito que está aquí, a mi lado, dice que eres como nuestros gatos que siempre reclaman e invocan a Hume. Gladiator y los demás cuando dicen: Ya Jium.
Con Hume me pasa como con Spinoza. Me habláis tanto de ellos que sospecho que también eran "buenas personas" o por lo menos no les gustaba meterse en demasiados líos. Tengo que leer algo de ellos. No sé...¿La historia de Inglaterra? u otra. Algo que se "entienda".
No, no, la cosa es que tú lees, piensas sobre lo que lees, y luego viene el interactuar al contarlo y todo lo demás, que es muy divertido.
ResponderEliminarA lo mejor he sido un gata escocesa en una vida anterior y me paseaba por Edimburgo...
o he sido gata, sin más, y como a ellos, me sale mejor invocar a Hume, porque maullar y que te salga Wittgenstein es bastante más difícil, me parece, quien, por cierto, también dijo algo muy contundente sobre la conveniencia de callarse, precisamente sobre estas cosas; razón llevaba, desde luego, pero necesitamos hablar sobre ellas, lo queramos o no, y algo nos aclararemos, digo yo. En cualquier caso, es imposible callarse.
Diálogos sobre la religión natural es interesante, y su Autobiografía. Las obras de historia no las he leído, y tengo curiosidad, pero, siendo como era, hombre sensato, lúcido y con mucho humor, deben estar muy bien, supongo.
La primera foto es preciosa, desde luego, pero no tanto como la de la “meditación aventurera de lo ordinario” por la Azohía, que es otra cosa.