LA CONJURA

sábado, 13 de agosto de 2016

JOSÉ DOMINGUEZ "EL CABRERO"





Habíamos quedado con unos amigos para ver al “Cabrero” en el Cante de las minas de la Unión. Cuando llegamos, nos esperaban en el recinto tomándose una cerveza, y haciéndose fotos frente a la “Catedral del Cante” que es el antiguo mercado. Nos sumamos a las cervezas, a las fotos y a unas tapas rápidas. Luego, nos fuimos al concierto. Pero, antes de entrar, un grupo de Madrid nos interpeló, haciéndonos preguntas sobre el Cabrero, sobre si merecía la pena o no  escucharlo esa noche.
¡Por supuesto! Les dije.

¿Acaso no merece la pena escuchar esta versión de “luz de luna” de tan sentida manera, que casi se te agarra al alma?




En los pechos de los montes
me amamanto
y en la cornisa de los riscos
me sostengo:
por eso esta noche 
les voy a decir de dónde vengo.
 
Vengo del ronco tambor de la luna
en la memoria del puro animal,
soy una astilla de tierra que vuelve
hacia su antigua raíz mineral.
 
Vengo de adentro del hombre dormío
bajo la tierra gredosa y carnal;
rama de sangre, florezco en el vino
y el amor bárbaro del carnaval.
 
Hembra se llama
y no admite a los hombres
ni en pura llama;
porque la luna
hace hombres valientes
como ninguna.
 
Yo quiero luz de luna
para mi noche triste,
para pensar divina
la ilusión que me trajiste;
para sentirte mía
mía tú como ninguna,
desde que tú te fuiste
no he tenío luz de luna.
 
Como todo mortal,
me pregunto quién soy
y a dar con la verdad no acierto;
me aseguran que soy
criatura de Dios,
mas yo como un retoño
de la tierra me siento;
como todo mortal.
 
 Yo siento tus amarras
como lazos, como garras
que me ahogan en la playa
de la farra y del dolor;
si llevo tus cadenas
a rastras en la noche callada,
que sea plenilunada,
azul como ninguna,
desde que tú te fuiste
no he tenío luz de luna.



¿O esta otra de “La lluvia sucede en el pasado” que es un soneto de Borges, y que se te encoge el corazón na más oirla?




LA LLUVIA SUCEDE EN EL PASADO
Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.
Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.
Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto
patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.



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