LA CONJURA

domingo, 23 de enero de 2022

LA BESTIA

 



Corre el año 1834 en Madrid cuando “La Bestia” asesina a niñas y las desmembra, dejándolas tiradas en las calles de los suburbios de la ciudad. Como en “ El triunfo de la muerte” de Bruegel el Viejo (cuadro que cita el libro) un ejército de esqueletos arrasa en medio de una pandemia de cólera, y hambruna, con sociedades secretas, siniestras, y una guerra incivil abierta entre españoles carlistas y españoles isabelinos.


Dos huérfanas, un policía tuerto, un periodista, un burdel, una aristócrata, y un soldado carlista disfrazado de fraile, son los protagonistas claves en esta historia novelada. Carmen Mola ha ganado el Premio Planeta 2021, y con ello se ha descubierto su verdadera triple identidad masculina. Pero la trama es enrevesada y apenas se sustenta, por lo menos para un premio tan sustancioso.


Muchas muertes, algunas de ellas inesperadas, y una persona muy mala, malísima, yo diría que psicópata, cuya identidad se puede adivinar nada más aparecer en la narración; en un entorno de desastres, epidemias y guerras. La novela nos remite a un problema moral fundamental: ¿el fin justifica los medios? La libertad política no justifica cualquier medio bestial.


La relación con los sucesos en la pandemia de 2020 es evidente. Los negacionistas del virus de Covid 19 o conspiranoicos de chips en las vacunas coinciden con los carlistas de la novela y con el pueblo ignorante y los liberales isabelinos con el gobierno de coalición Psoe-Podemos.




Pero sus prioridades ahora son otras. Ahora quiere luchar por Lucía, Clara y las otras niñas atrapadas por los maestros de los carbonarios. Eso es algo mucho más real que nada que haya hecho en su vida. Morir en el frente, al lado de Zumalacárregui, habría sido absurdo. Morir por esas niñas no lo es, haya o no haya Dios esperando al otro lado.


No, se murieron tanto él como los niños. Eran supercherías medievales, la gente se creía cualquier cosa.

Los cuentos no pasan nunca de moda, doctor. La gente los necesita.


Diego no sabe cómo consolar a esa mujer. ¿Tendrá que volver cuando encuentren a su hija desmembrada? Madrid, la ciudad que nunca pregunta a nadie de dónde viene, se ha convertido en una locura.




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