De William Somerset Maugham
Mary Panton es una viuda inglesa que se hospeda en una villa del siglo XVI de Florencia. Ambiente bello y sosegado, entre árboles, senderos de hierba, setos de boj recortados y vistas soberbias de la ciudad toscana. La joven viuda pasa las vacaciones allí mientras decide si aceptar o no la oferta de matrimonio de sir Edgar Swift, caballero comendador de la Orden inglesa de “La Estrella de la India”. Pero en medio de esta cadena de razonamientos previas a la decisión se cruzan dos pretendientes más: un joven de semblante trágico y enigmático, y otro peor, el desalmado pero irresistible Rowley. Complica la decisión el que ella es joven y atractiva. Además Florencia, como siempre, tiene esa luz desbordante que ya cantara Goethe:
¿Conoces el país donde florece el limonero,
centellean las naranjas doradas entre el follaje oscuro,
una suave brisa sopla bajo el cielo azul,
y hallar se puede al silencioso mirto y al alto laurel?
¿Lo conoces acaso?
¡Hacia allí, hacia allí
quisiera yo ponerme en camino junto a ti, amado mío!
Mary se echó en una tumbona de mimbre y le pidió a Nina, la doncella, que sirviera el té. Otra tumbona esperaba al visitante. No había una sola nube y bajo el cielo, a lo lejos, bañaba la ciudad el resplandor claro y tenue de la tarde de junio. Oyó llegar un coche.
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