LA CONJURA

domingo, 3 de julio de 2016

CARTAGENA INEXPUGNABLE

Cartagena en la antigüedad. Editorial Áglaya.
Autor : Adolfo Schulten.




Mientras mi maridito conducía su Mercedes hacia Barcelona, yo, copilota,  leía sentada a su lado este librito que más  que libro parece un folleto. Me costó 1 €. Cuenta con apenas cincuenta páginas, siendo la mayoría de ellas ilustraciones del museo arqueológico  municipal de Cartagena.  

Es lo primero que he leído desde hace tiempo.


Me sorprendió  la editorial  Aglaya.  Después de mi lectura consulté su página web y tiene libros, algunos muy interesantes sobre episodios históricos muy concretos. Por ejemplo  ha editado una saga marinera, al estilo de los episodios nacionales. Su autor, Luis Delgado Bañón, es  militar español y escritor. La Armada española siempre ha sido la avanzadilla en la Ciencia.



Me gusta Cartagena, como me gusta Barcelona y como me gusta también Cádiz. Algo tienen, CT, BCN  y Cádiz , quizás mucha luz.

Decía un amigo que estando en estas ciudades a uno le entran ganas de hacerse consignatario de buques, aunque no se sepa muy bien en qué consiste ese oficio. A mí me ocurre algo parecido. Creo ver a Edmundo Dantés desembarcar de su fragata, en busca de Danglars y me imagino a su novia, Mercedes, atisbar el horizonte desde un ventanal  para ver los barcos arribar a Puerto.

Y mucha luz. El mar azul. La ciencia ha descubierto que la orilla del mar es felicidad.

                                                La Azohía. Cartagena
Apunto aquí las notas que más me llamaron la atención de la Mini-lectura de “Cartagena en la antigüedad”.

Según el autor, el puerto de Cartagena es uno de los mejores del mundo.” Efectivamente”- añade el piloto.  Cuenta con varios puertecillos más, como el de Portman y el de Escombreras. Este último llama la atención por el origen de su nombre. La denominación Escombreras viene de la isla de Scombraria, que así la llamaban los romanos por el pez “scombro o caballa” (también llamada melva) del que se obtenían conservas y salsa de pescado.

¡Vaya! ¡Siembre pensé que el nombre de escombreras se debía a la existencia de cascotes y desechos!

En el gran puerto, por otro lado, estaba situada la ciudad Mastia, siglo VI a.C.  Después pasaría a manos de los cartagineses y luego a los romanos. “No sin antes matar a todo Cristo”- dice el marido-piloto acelerando.

Pero, no nos vayamos por las ramas,  el libro se centra principalmente en la conquista de Cartagena a manos (o a espada) de Escipión y su genial estrategia para conseguirlo.

La Cartagena de aquella época estaba situada en una península que sólo quedaba unida a la tierra por el Este, mientras que por el resto estaba rodeada de mar, de manera que  sólo podía ser atacada por el istmo.  

El istmo estaba formado por varias colinas: la de Vulcano (Castillo de Despeñaperros), colina de Aletes (actualmente Castillo de San José), la Colina de Cronos, el Moloch de los púnicos (Monte Sacro) y el actual Molinete.

Por último, en la parte norte de la franja, había una laguna que  terminaba por hacer infranqueable la ciudad de Cartagena. Así que, sus moradores se sentían muy seguros y se limitaban a mantener una guarnición de mil hombres.

Precisamente porque el plan parecía imposible pudo tener éxito. Escipión se atrevió. Salió desde Tarragona con su ejército (las mejores legiones romanas), y haciendo una marcha diaria de cuarenta kilómetros consiguió llegar a Cartagena. “Nosotros, en la autopista, llevamos una media de 130 kms/hora “.

                                                PUBLIO CORNELIO ESCIPIÓN

A fin de distraer la atención de los asediados, los romanos fingieron atacar la puerta Este.  Mientras tanto, el resto del ejército se hallaba acampado en una de las colinas, esperando el atardecer. A esa hora y según le habían confiado a Escipión, la marea bajaba y por ciertos puntos se podía vadear la laguna. Salvado este obstáculo,  les  llevaría a escalar la muralla Norte que se encontraba sin defensas  y, de este modo, atacar a los cartagineses por la retaguardia. Culminó la invasión con la flota romana de Cayo Lelio  (treinta barcos) entrando por la parte Sur.




“Sólo le faltó enviar la aviación de madera, que si la hubieran inventado la habrían utilizado”- sentenció de nuevo el marido-piloto.

Luego vino la matanza y después el saqueo. Como dato curioso se cita que Escipión capturó diez mil prisioneros, entre ellos había dos mil artesanos de los arsenales, que desde entonces tuvieron que trabajar para la Roma victoriosa.


¡Eran los orígenes de la actual “Navantia”!




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