LA CONJURA

sábado, 17 de junio de 2023

LA ISLA DEL TESORO

 




Ahora que viene el verano apetece leer una de piratas. Una isla perdida llena de vegetación, palmeras, mares color turquesa, esqueletos, y un tesoro oculto, nos permite revivir aventuras de piratas como el niño que todos llevamos dentro.


La isla del tesoro es una novela de aventuras escrita en el verano de 1881 por Robert Louis Stevenson. El joven protagonista Jim Hawkins regenta con su madre la posada “Almirante Benbow” donde un día llega para alojarse un tipo oscuro y siniestro, un viejo marinero, alto y fuerte, por supuesto con una coleta que le llegaba hasta la sucia casaca, lleno de cicatrices y con un viejo cofre que guarda celosamente en su habitación.


Jim Hawkins se hace con el mapa del tesoro y junto al caballero Trelawnwy, el doctor Livesey, el capitán Smollett y un nutrido grupo de marineros zarpan en la “Española” rumbo a la isla del tesoro del capitán Flint.


De la tripulación destaca la personalidad manipuladora de John Silver, también conocido como “John el largo”. Es un pirata que se ha enrolado como cocinero, trabando amistad con el grumete Jim Hawkins. La pierna de palo que lleva no le impide arrojo y valentía. Su inteligencia, su capacidad de persuasión, le hacen sobrevivir entre las conspiraciones de un bando y otro. Un viejo pirata que cae bien en el fondo cuyo final era de esperar en un personaje de su talla.



Quince hombres tras el cofre del muerto,

¡oh, oh, oh y una botella de ron!



Le recuerdo como si hubiese sido ayer mismo. Entró en la posada con paso cansino, seguido por una carretilla de mano en la que iba su cofre de marinero. Era un hombre alto, fuerte, macizo, tostado; su embreada coleta caía sobre las hombreras de su sucia casaca azul; las manos eran rugosas y estaban llenas de cicatrices; las uñas, negras y quebradas, y el sablazo que le cruzaba una mejilla de parte a parte erqa de un blanco lívido y sucio. Recuerdo cómo echó una mirada a su alrededor, silbando mientras lo hacía, y luego entonó la vieja canción marinera que tan a menudo cantaría después:






miércoles, 14 de junio de 2023

PELUQUERÍA Y LITERATURA



Una novelita de apenas cien páginas y una Gran Obra. Comienza el relato con el desayuno de la familia al principio del día y termina con la cena familiar. El conflicto se plantea desde la perspectiva de la felicidad, pues opina el autor que la cotidianidad que nos rodea puede llegar a ser asombrosa.


El hecho tan habitual y sin importancia de pedir un justificante para el trabajo, como le ocurre al protagonista, se nos puede complicar peligrosamente, hasta tal punto, que podemos terminar haciendo un recorrido por la ciudad con el dedo seccionado de una peluquera metido en un frasco. La tensión narrativa también está asegurada ante las vicisitudes nimias y prosaicas de la vida cotidiana, la metaliteratura y la buena literatura se manifiestan entre las páginas de este libro: “ir de una cosa aunque en realidad estás hablando de otra


Pues mira—le expliqué, ahora es lo contrario; voy a escribir de nosotros porque en el fondo no voy a estar hablando de nosotros, sino de algo más, de algo que está más allá de nosotros. En la literatura siempre es así, escribes de una cosa aunque en realidad estás hablando de otra.

¿De qué?—me preguntó.

No sé—le contesté—, de una idea, de una forma, de la forma de una idea, de la idea de una forma, algo así.



Una novela frívola, trascendental, profunda, con la que te ríes a carcajadas.