LA CONJURA

martes, 28 de enero de 2020

LA NAVE A-122




DE: JULIO CARRERAS LLISTERRI


La nave A-122 forma parte del Museo de coches de Barcelona.  En ella se alberga una colección de coches históricos, modelos legendarios, prototipos de carreras, lo que se dice auténticas reliquias.

Pues bien, el día de navidad, como por arte de magia, desaparecen 69 automóviles de la nave sin que los vigilantes de seguridad hayan visto nada. El inspector Matías Fonseca, un rockero decadente y cuarentón, junto a su equipo, es el encargado de la investigación.

Una novela con un lenguaje fresco y actual (dice la contraportada y es cierto porque son palabras coloquiales sin pretensiones metafísicas) mantiene la tensión narrativa, lo que no es fácil; pero ocurre que la trama tiene demasiados giros y te pierdes con tanto malabarismo argumental, demasiado insistente.

En mi opinión hubiese estado mejor una historia más simple, menos alambicada, los personajes eran interesantes, peculiares, sin embargo se echa en falta algo más de su desarrollo  al margen de la trama. Podría haberles sacado más partido. Más construcciones de personalidades mediante las narraciones.

Me han gustado especialmente los episodios ocurridos en la II Guerra Mundial y la historia que en ellos se cuenta, fundamental para aclarar el caso del robo de los coches en la Barcelona del 2003.

A tenor de su aspecto de roquero decadente, nadie diría que se trataba de uno de los mejores investigadores de la policia. Rondaría los cuarenta y cinco años, era de estatura mediana y aunque no era gordo, saltaba a la vista que el amor por el deporte no era su fuerte. Solía justificar su autoimpuesta orden de alejamiento de la actividad física con un dicho de Henry Ford: “El ejercicio físico es una bobada. Si estás bien no lo necesitas y si estás mal, no puedes hacerlo”

Al libro le acompaña una estupenda banda sonora, que escuché mientras leía.

Fun, fun, fun (Beach Boys)
Stairway to heaven (Led Zeppelín)
Ander preassure (The Queen & David Bowie)
Magic carpet ride (Steppenwolf)
Moneytalks (AC DC)
Free bird (Lynyrd Skynyrd)
Eye of the tigre (Survivor)
Johnny B. Goode (Check Berry)
Carrie (Europe)
Have you ever seen the rain? (Creedence Cleanwater Revival)
People are strange (The Doors)
Highway star (Deep Purple)
Liar (Queen)
I was made for livin’you Lyrics (Kiss)
Where the streets have no name (U2)
Hey Hude ( The Beatles)

Y John Kay




martes, 21 de enero de 2020

LOS ASQUEROSOS

DE: Santiago Lorenzo



El protagonista, Manuel, tras una pelea con un policía, huye y se esconde en una aldea abandonada. Lo que al principio parece un viaje forzado por las circunstancias para evitar la cárcel, se convierte en una experiencia feliz para su vida en plena naturaleza.

El protagonista nunca había sido tan feliz, vive completamente solo,  la austeridad es su lema principal, y el tiempo del que dispone es lo mejor que le ha pasado nunca. Tan sólo mantiene contacto con su tío, apenas unos pocos minutos a la semana, que le envía periódicamente un pedido con víveres y enseres de supervivencia. Como un Thoreau en Walden o un monje budista en su retiro.

Ya no concibe volver a la sociedad.

Pero toda esa felicidad acaba cuando aparecen los Magufos, con sus barbacoas, sus olores, sus gritos, sus niños insufribles…  Una familia alquila una de las casas rehabilitadas durante los fines de semana. Son individuos asquerosos, insoportables, previsibles, chillones…, son eso, como él llama, Magufos.

Muy bien escrito con un estilo literario recargado, con términos inventados, sentido del humor, mala leche, y a veces un poco pedante como todo solitario. Por la mitad del libro se repite en la misma idea una y otra vez, la felicidad del protagonista, tanto así que ya no concibe la vida social. Pero aunque se repita lo hace muy bien porque doscientas páginas hablando de lo mismo, y hacerlo bien, hay que ser un maestro.

Para cualquier lector que quiera estar sólo y le llegue este libro, Magufos son sus vecinos y Magufo es el escritor.

En fin, que no necesitaba apenas nada de lo adquirible en una tienda. La carencia era su gran saciante patrimonio. Se estaba instalando en una austeridad fiera en la que chapoteaba cada vez con mayor deleite, como quien se da a la gimnasia extrema y goza con la queja muscular, la falta de aliento y el dolor de plantas. Su apetito por la sobriedad empezaba a ser gula, y su amor por la pobreza empezaba a ser lujuria. La suya era una parquedad gozosa en cuanto que vocacional. Primero la cató, luego la aceptó y por fin la abrazó como esposa.

Cavilaba sobre cómo podía hacer lo de deshacer para dejar deshecho lo hecho.

Todos bebían una botella de vino al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de alta trascendencia gastronómica. Todos tertuliaban arrobados al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de vibrante estética filosófica. Todos enseñaban un efecto de la naturaleza a sus hijos al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de paternal pedagogía sobre la vida agreste y verdadera.

La Mochufa era un compendio de imbeciladitas diacrónicas, ridicultura en inflación y memeces seculares, un tesauro de carcomas biográficas y de jodique particularmente propio del tiempo vigesimoprimero D. C. A Manuel, La Mochufa le daba un asco espeluznante. A mí, cada vez más.









lunes, 20 de enero de 2020

Reina Roja






De: Juan Gómez-Jurado

  
Antonia Scott es la investigadora de un cuerpo especial y secreto de la policía. Es una mujer superdotada, con un altísimo coeficiente intelectual, capaz de los cálculos más asombrosos y rápidos. En el trabajo forma pareja con Jon Gutierrez, un buen policía aunque expedientado cuando intentaba ayudar a la víctima de un proxeneta. Como novela policíaca que es, Antonia es una persona atormentada. Su marido está en coma varios años ya, y con su hijo no mantiene apenas contacto.

El libro comienza con el asesinato del hijo de una importante saga de banqueros. Después secuestran a la hija de otro multimillonario gallego con tiendas de ropa y moda en todo el mundo, un tal Ortiz, trasunto de Amancio Ortega. Una maquinaria puesta en marcha por un cerebro maléfico, cuyo plan sólo podrá descubrir y resolver Antonia Scott.

Tiene ritmo, tiene capítulos cortos, y está bien estructurada. Lo que más me ha gustado es que descubres al asesino a la vez que el investigador, sin sorpresas rocambolescas. Tienes, pues, la sensación de acompañar a la detective en su investigación sin trampas.

Se lee muy rápido. Es una buena novela policíaca.



—Niña, deja de lamerte las heridas. Deja de lamentarte por lo que no has hecho. ¿Alguna vez te alegras por toda la gente a la que has ayudado? ¿Gente que ni siquiera sabe tu nombre? No, por todos los cielos. Sólo te regodeasen aquellos a los que crees que has fallado, y corres a esa habitación de hospital para seguir sintiéndote mal. Lo cual hace muy difícil poder ayudarte. ¿Sabes qué?, me vuelvo a la cama.




sábado, 11 de enero de 2020

EL SILENCIO DE LA CIUDAD BLANCA



DE: EVA GARCÍA SÁENZ DE URTURI





Dos hermanos gemelos. Uno de ellos está en la cárcel, condenado por los crímenes ocurridos hace ya más de dos décadas. Cuando se va acercando el final de la condena, los crímenes se reanudan. La pregunta del lector es inevitable: si los crímenes prosiguen aún con el criminal todavía en la cárcel, ¿quiere esto decir que es inocente o bien tiene un cómplice afuera?

El asesino elige los monumentos más significativos del casco antiguo de Vitoria para dejar el cadáver de sus víctimas. Existe una extraña simetría en los crímenes: van por parejas y además, como suele pasar en este tipo de historias, acompañados de un ritual macabro y ancestral.

Por lo demás, es una narración bien estructurada, bastante recomendable para leer sin pretensiones, aunque cumple con muchos clichés de este género: joven policía atormentado, romance a la vista, desconfianza entre los personajes e incluso entre la misma policía, y un ritual siniestro y cruel, todo ello combinado con un asesino perturbado por circunstancias personales.



La academia estaba en un bajo del casco antiguo de Pamplona, mantenía cierto encanto vetusto con sus pupitres gemelos de madera de los años cincuenta, inclinados treinta grados y todavía con un hueco para el anacrónico tintero.



miércoles, 8 de enero de 2020

POÉTICA DEL CANTE JONDO

DE: JOSÉ MARTINEZ HERNÁNDEZ





1.- INTRODUCCIÓN: LA RAZÓN POÉTICA DEL CANTE JONDO

Pretende el autor estudiar, investigar y analizar el flamenco desde la perspectiva filosófica. Es decir, desde la estética o poética, esto es, filosofía del arte o reflexión sobre los juicios de gusto estético y sobre la creación artística. 

El flamenco es una música de parias y desheredadados, creadores de un lenguaje poético-musical universal, que sólo en los últimos años ha empezado a merecer amplio reconocimiento social. Es un arte inexistente en la Historia de la Estética. Lo popular ha cumplido siempre una función estética negativa. (Pierre Bourdieu). 

Sin embargo, el cantaor flamenco es un metafísico no académico, un filósofo callejero, un profano en ontología formal, que nos llega con la razón lógica y con la razón poética a través de metáforas, y utilizando un lenguaje que nos permite hablar y pensar a la vez desde la razón y la intuición.  Supone una gran desazón a la inteligencia, porque es, como, todo gran arte, un interrogante para la razón. 

Y como toda música sapiencial, es un arte exigente, impone sus condiciones, exige interés, dedicación, pasión y esfuerzo. Al ser una arte tan peculiar, puede producir por igual atracción o rechazo, amor o repulsión a primera vista o escucha, fascinación o enojo, pero si te atrapa en sus redes sonoras y emotivas, ya no te suelta nunca.

2.- LA VOZ DE LOS PARIAS

El cantaor jondo no es una voz académicamente educada, su exactitud es expresiva, su rigor es la fuerza, su amplio registro de notas musicales, la tesitura o el cromatismo de su voz y la amplitud y riqueza de su emoción. 

3.-  EL CANTE JONDO Y LA CULTURA DE LA SANGRE.

Aunque todo cante jondo es flamenco, no todo el flamenco es cante jondo. Existen estilos de flamencos más o menos hondos. El grito primigenio que da nombre a cante jondo se da en la seguiriya gitana de las que se derivan los polos, martinetes, carceleras y soleares. Las coplas llamadas malagueñas, granadinas, rondeñas...etc no pueden considerarse hondas sino flamencas. 

Pero, al final, la distinción estilística entre cante jondo y cante flamenco es un verdadero galimatías en el que se mezcla el pedigrí, la antigüedad, la pureza dogmática. En este sentido, Gonzalez Climent dice que el jondismo o el flamenquismo no radican en la estructura formal de los cantes, sino en la calidad vital de los cantaores. Y en cuanto a lo triste y alegre, dice Neville que lo jondo no sólo es la pena y la tristeza sino también la alegría.

Y el autor termina diciendo: Flamenco es lo que se canta, jondo es cómo se canta.

Una concepción superficial  de cultura menosprecia el flamenco por ser la música de los parias. Una concepción falsamente ilustrada, lo que Pierre Bordieu define como violencia simbólica, es decir, la imposición a través de la Estética de sus valoraciones artísticas y sus gustos de clase convirtiéndolos en objetivos incuestiomables, únicos y superiores universales.

.Pero el cante jondo es una música culta del mismo modo que pueda serlo cualquier otra manifestación artística: por su profundidad expresiva, por su complejidad creativa, y por su hondo, antiguo y misterioso arraigo en el alma del hombre. 

4.- ARTE Y RITO

La profesionalización del flamenco se produjo a partir de la Época de los cafés cantantes (1860-1922) que supuso el nacimiento del canon flamenco. La primera reivindicación intelectual fue de Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, y por supuesto, la realizada por Falla y Lorca en el año 1922. 

El cante jondo es un arte ritual porque es comunitario, naturalista y ceremonial. Provoca las emociones más intensas, terminando en un proceso regenerador que es una auténtica metamorfosis. La virtud metamórfica del arte convierte la caótica o gris realidad en mundo iluminado, hace extraordinario lo cotidiano, permite que renazca en nosotros el secreto del resplandor de la vida. Se sufre una simpatía metafísica y compasiva pues muda el horror en compasión, transformando el miedo individual en fraternidad.

La pena con sólo ser dicha y cantada es ya menos pena y la alegría es más alegría. Cantarlas nos produce un efecto catártico y establecer un nuevo vínculo de solidaridad: la fraternidad trágica

5.- CREACIÓN EN ACTO

Las cualidades musicales y el dominio técnico de la voz son imprescindibles en el flamenco, pero no son suficientes. No es lo mismo cantar bien flamenco, que hacerlo de verdad. Decía Tolstoi que la sinceridad es también la condición esencial del arte. Y el flamenco corresponde al sentimiento trágico de la vida.

En el cante jondo se busca el pellizco, el escalofrío, el duende, el acontecimiento pasional. Su condición comunitaria del flamenco hace que sea participativo, saber escuchar, pero también jalear  a tiempo y a compás y comunicarse con el cantaor. 

6.- LO JONDO

En el cante podemos encontrarnos lo bonito y lo bello. El cante bonito pretende agradar sin más, es la forma menor del cante flamenco, el menos jondo, porque sobrevalora aquellas cualidades del arte que en el flamenco tienen menos importancia, (aunque a veces la dulzura y la hondura pueden ir unidas). En la categoría de lo bello y dentro de su concepción más romántica, más expresiva, intuitiva y patética, encontramos lo jondo, como espiritu de la tragedia griega, es la voz humana que mira a lo terrible y grita angustiada en el abismo aterrador de la existencia. En lo jondo se juntan la más honda pena con la más loca alegría, se suceden sin separarse el llanto y la alegría, el duende y la gracia, las lágrimas y los besos.

7.- EL DUENDE Y LA GRACIA.

Duende es una palabra tradicionalmente hermética para los aficionados, que se usa ante el estremecimiento y el entusiasmo producido por el cante. El duende, dice Lorca, hiere, y en la curación de esta herida, que no se cierra nunca, está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre. La Gracia es la expresión de la vida que se sobrepone y levanta su ánimo después de haberlo encogido y espantado ante la temible presencia de la muerte.

El duende y la gracia son las dos grandes metáforas flamencas del ser pasional del hombre: el duende es la raíz de nuestra pasión, la gracia es su efímero esplendor.

8.- PATÉTICA.

La palabra patética en su sentido etimológico procede de pathos (pasión), en el sentido de que en el cante jondo hay un modo de conocimiento y una ética derivados de la pasión. Patética significa aquí ética del padecer. Juan de Mairena decía que “hay que ir a la ética por la estética”. Y Wittgenstein que “ética y estética son lo mismo”. 

Más que una Ëtica encontramos una Patética, porque no hay en una teoría de la acción humana sino una poética de las pasiones humanas.

El cante jondo plantea conflictos éticos, pero no los resuelve con reglas, principios o imperativos, su autenticidad consiste en mostrarlos sinceramente. Y ante la fatalidad y el infortunio, se nos propone el más antiguo y más eficaz de los remedios: la fraternidad. Y esta fraternidad es en palabras de Tolstoi, el fin último del arte verdadero.

9.- FILOSOFÍA JONDA

Estamos ante un arte que tiene sus ancestros en Esquilo, Sófocles y Eurípides. Su característica principal es su patetismo donde raramente existe el medio tono, o se grita a las estrellas o se besa el polvo. Pero el sentimiento es imprescindible para el conocimiento y el saber, porque éste no se adquiere sólo en los libros, ni en el puro ejercicio de la razón, sino en el día a día más concreto, con la experiencia, fatigas y duquelas.

El conocimiento la pasión no quita. 

José Martinez Hernández llama Filosofía Jonda al saber que se desprende de la poesía flamenca. Es una filosofía poética y trágica, que parte de un método o camino de acceso a ella: saber/sentir, que consiste en pensar/cantar, que propone una Ontología o teoría del ser: ser es padecer, una Teoría del conocimiento: conocer es desentrañar, una Antropología: ser humano es amar/morir, que a la Lógica racional opone una Paradójica poética y a la Ética una Patética. Es un saber que viene de abajo porque ha nacido en la cultura de la pobreza y que puede resumirse en el enigma latente en tres palabras: pasión, fatalidad y pena.