De cómo se me ocurrió reseñar a Mortadelo y Filemón
Me disponía a
leer un ensayo sobre la experiencia
política del profesor de filosofía José
Antonio Marina titulado “Los sueños de la razón”cuando apareció mi maridito y
me dijo:
— ¡Vaya! ¡Otro libro divulgativo de Marina!
Quien como yo
esté rodeado de filósofos o de profesores de filosofía apreciará, sin duda, el
retintín con el que se pronuncia dicha palabra. ¡Divulgativo! Os aseguro con
conocimiento de causa que “divulgativo” es lo peor que se puede decir en estos
casos. Viene a ser como un ¡Bah…divulgativo!
Y ese ¡Bah…!se traduce de la siguiente manera: “Éste es un libro para enseñar a
quien no sabe. Pero claro, nosotros, sesudos pensadores, necesitamos surcar el
pensamiento abstracto de grandes autores, bucear por ejemplo en el “ser y el
tiempo” de Heidegger, que ese sí que es difícil y ni Dios lo entiende y porque
nosotros leemos la obra y no los manuales y mucho menos los libritos de encargo
para enseñar al vulgo ese que no sabe nada. Estamos en otra dimensión” y es que“pensar, pensar, lo que se dice
pensar, no es divulgar lo que otros han pensado”….
Claro que no
todos son así. Mariplatónica, por
ejemplo, filósofa y también profesora de filosofía no tiene esos prejuicios. Y la
verdad es que mi maridito tampoco. Le trae al pairo todo ese lustre filosófico.
Yo lo he visto leyendo “Platón en 24 horas” y acto seguido coger la ética de Spinoza
o al encriptado Heidegger, sin ningún complejo. Pero le gusta hacerse el
machote o el sarcástico delante de mí.
Entonces decidí
cambiar de tercio, en honor a José Tomás, (aunque no me gusten las corridas de toros) que es como decir el Heidegger del
toreo comparado con Rivera, el Marina del toreo. Y para ello he elegido a dos
grandes: Mortadelo Y Filemón. Así el tercio es de cinco estrellas.
Así que abandono a Marina
(momentáneamente) y lo leeré más adelante. Ahora me apetece más un cómic. Esos
dos grandes filósofos del cómic español que son Mortadelo y Filemón.
¡Y VAN 50 TACOS!
Mortadelo es un
personaje desastroso pero capaz de disfrazarse de cualquier cosa, y Filemón es
su jefe, un tipo colérico con tan sólo dos pelos en su reluciente calva. Son la
tesis y la antítesis. Ibañez, el autor y dibujante, a veces pulula como genio
maligno, y se disfraza junto a sus personajes, apareciendo en algunas de sus
escenas. Un genio “maligno” bonachón.
En este capítulo
Mortadelo, Filemón y el Superintendente tienen los achaques propios de la edad.
Tienen todas las enfermedades posibles de las personas mayores: reuma,
esclerosis costillar, atasco bronquial, desviamiento vertebral, cirrosis. Ni
siquiera los grandes héroes como Spiderman, Tarzán o Batman se libran de la
enfermedad. Ni tampoco la oronda Ofelia, secretaria de la TIA. Todos son humanos
y por tanto “ tienen reuma”.
Del asunto se
encargará el Doctor Bacterio, del que Mortadelo y Filemón no se fían- con
razón-ni un pelo. Pretende darles un elixir contra el lumbago y la ciática
–previamente ensayado en una rata que, por cierto, no ha sobrevivido—y que lo
único que hace es agravar la situación con graves efectos secundarios. Bacterio
es un científico con mucha fe, casi un mago.
Los agentes
Mortadelo Y Filemón deben estar en plenas condiciones para el nuevo caso que
les ocupa: atrapar a Caricemento Pedrúsquez implicado en un affaire
inmobiliario de Marbellandia. Pero sus condiciones físicas no les impide hacer
frente a un auditor corrupto, superar una huelga, lanzarse en persecuciones, afrontar
con éxito explosiones y salir indemnes, sin embargo, de caídas espectaculares.
Magnifico. Contra
la corrupción política en España tenemos a Mortadelo y a Filemón. No hace falta
a ese personaje gabacho de Montesquieu.
¿Quién?
Montes- Quieu.