LA CONJURA

domingo, 21 de agosto de 2011

El barón rampante








El barón rampante de Italo CalVino


Tardaron millones de años los primates en bajar de los árboles para que luego, en cuestión de un capítulo, Italo Calvino subiera al joven Cosimo, al acebo del jardín por negarse a comer un plato de caracoles.

Lo que en principio parece una simple protesta de un jovencito se convertirá en la forma de vida más peculiar de un noble italiano ( los nobles crearon todas las grandes ideas, por ejemplo el tenedor, las buenas maneras, etc).

Ya nunca bajará a la tierra, ni siquiera al morir lo hizo, se abalanzó sobre un globo aerostático y éste lo arrastró seguramente hasta el mar. Y allí quedó.

Al principio de la novela uno se plantea: ¿Cómo se puede vivir subido a los árboles?. Y piensa que no va a suceder nada . Pues no, según el autor se puede incluso llevar una vida muy interesante. No sólo sobrevivir. Cosimo crece, estudia filosofía, aprende idiomas, se convierte en un intelectual, se cartea, entre otros, con Voltaire, se enamora, se hace masón, y hasta lidera revoluciones. Desde luego que allá arriba no se aburría. Su fama crecía en toda Europa y hasta el mismísimo Napoleón le hace una visita.

Subido a los árboles, a cierta distancia, con objetividad Cosimo contempla los acontecimientos más importantes de su época y participa también en ellos, en la medida de lo posible. Por ejemplo, declarado partidario de las ideas revolucionarias francesas, en cierta ocasión dirige por el bosque a una partida de tropas napoleónicas frente a las austriacas. Con la rebeldía que le caracterizó desde joven vivió toda su vida de acuerdo a sus principios morales.

Bajo los árboles de Cosimo fluyen una serie de personajes tragicómicos: La madre llamada “La Generala” que vigilaba a su hijo con anteojos y cuando lo veía entre los árboles agitaba banderitas rojas; una corte de exiliados españoles que vivía en los árboles por no poder pisar territorio italiano, entre ellos, Úrsula, novia del protagonista, el tío natural “Caballero abogado Enea Silvio Carrega” medio musulmán , apicultor y aficionado a la ingeniería hidráulica con el que concibió un sistema de canalizaciones de agua, el jesuita del que debía guardarse por ser jesuita como muy bien decía su padre.

Conoce a Gian dei Brughi, un bandido convertido en un gran lector a causa de las grandes esperas escondido en la cueva. Sin nada que hacer se había convertido en un devorador de libros que Cosimo le proporcionaba y que conseguía gracias a su hermano (el narrador) y al jesuita instructor. Y luego está Viola, su gran amor. Viola era repelente de niña, y de mayor todavía más, era de ese tipo de mujeres de las que hay que alejarse, cuanto más lejos mejor. Al trasladarse de niña deja al perro Optimo Máximo abandonado a su suerte que más tarde adopta Cosimo, y cuando de mayor vuelve a irse se lo lleva, dejando a Cosimo destrozado. De modo que Cosimo se queda sólo, sin la caprichosa Viola que le requería pruebas de amor absurdas hasta el punto de volverlo medio loco; y sin su perro cazador, sin el cual su consumo de proteínas hubiera sido muy reducido.

La frase: Las empresas que se basan en una tenacidad interior deben ser mudas y oscuras, a poco que uno las declare o se gloríe de ellas todo parece fatuo.Y ésta otra: Si alzas un muro, piensa en lo que queda fuera. NOTA 7.50