LA CONJURA

lunes, 28 de junio de 2021

MADE IN SPAIN



James Rhodes llega a España tras dar un primer concierto en Gijón. En ese momento empieza su deslumbramiento por España, por su gente, su gastronomía, su clima, y su cultura en general, y es tal su fascinación que abandona de inmediato Inglaterra y se instala en Madrid. Aprende el idioma español muy rápidamente, y también el gallego, y el catalán; recorre todo el país dando conciertos.

En este libro relata su llegada a España tras el drama de violaciones y abusos sufridos desde niño, en su país natal, Inglaterra. Aquí propulsa la ley de protección de la infancia, la ley Rhodes, recientemente aprobada en las Cortes. Se mueve como pez en el agua en ambientes culturales, siendo colaborador en distintos programas de televisión, radio y prensa escrita.

Made in Spain es el relato de un hombre inglés con sueños de niño que un buen día decidió cambiar de país, de rumbo, de vida, creyendo que así mejoraría su depresión y obsesiones y termina pasando a la historia de la política española contemporánea mediante una ley que llevará popularmente su nombre en una causa justa: proteger a la infancia de los abusos y violaciones sexuales.





Yo era el niño al que siempre elegían el último en los deportes de equipo. El que se sentía aislado y solo. El que creía que debía luchar por sobrevivir solo. Y, de pronto, me parecía que todo un país me protegía. Nunca había sentido nada semejante.

¿He mencionado lo agradecido que estoy de vivir en España? ¿Lo he recalcado bastante? No sé cómo hacerlo mejor. Escribo este libro en mi mesa, en mi apartamento de Madrid. A escasa distancia hay un piano de cola Steinway, enorme y majestuoso. Detrás del piano, en mi televisor se ven las noticias en las que cinco "expertos" hablan a la vez (a grito pelado, la verdad), y no sé cómo, pero todo encaja, al igual que un quinteto de Mozart. Hay una  terraza que parece un invernadero, aún en invierno, porque la luz le empieza a dar a las ocho de la mañana y no desaparece hasta la noche. Cuando me siento en ella a fumar y pensar, contemplo una zona llamada Vallehermoso ( por Dios, qué nombre tan apropiado). Enfrente no hay edificios, solo espacio. Flota una sensación de paz que la ciudad ha instalado en  mi interior, a nivel celular. El sol entra a raudales por la ventana que tengo delante, por doquier hay luz (literal y metafórica), las cosas no podían ser más distintas de como era hace tres años en Londres.

Una crítica constructiva a Rhodes: El sol de España es un tópico, pero viene bien para combatir la depresión,