LA CONJURA

viernes, 11 de octubre de 2013

I ANTOLOGÍA POÉTICA DE PEDRO JIMÉNEZ DE CASTRO

Poeta de Talavera de la Reina (1886-1938)





Este  librito me lo envío muy amablemente  por correo (postal) la editorial El desván de la memoria. Lo primero que vi al abrir el sobre fue la fotografía del poeta en la portada del libro. Una fotografía en blanco y negro…  entonces me vino a la mente el eco de la escritura española ya olvidada, y me ocurrió algo parecido a lo que al autor,  Pedro Jiménez de Castro, le pasó con  respecto a las piedras de la Catedral de Toledo: “Cada una, viejas piedras, sois una estrofa peregrina y cálida”.

Quintillas, redondillas y Ripios orgullosos a granel, es lo que dice el poeta que surge de su pluma. Y de su pluma salen, en efecto, versos emotivos, religiosos, y burlescos, como en su poesía: a la Virgen del Prado, al tintero, a los mosquitos, al dorado Tajo, a la Casona, a la Alameda, a la cerámica, al padre muerto, a su hijita también muerta, al tabaco, al juego… Un hombre religioso, monárquico, que ama a su familia a sus amigos y a su tierra. Al leerlo te haces una semblanza del poeta y llegas a una conclusión: sobre todo fue un hombre honesto:

 “En la noche callada, cuando impera
el augusto silencio, veo tu sombra
que viene, padre mío, a visitarme,


Yo, que nací en Totana, ciudad alfarera, empiezo leyendo:

La Cerámica

Oficio noble y bizarro
entre todos el primero
pues en las artes del barro
Dios fue el primer alfarero
y el hombre el primer cacharro.

Su poesía a los Mosquitos, que tanto sufrimos aquí en Mazarrón y que, extrañamente,  en estas fechas de octubre abundan más que en verano.

¡Imposible escribir! Cuando tenía
ya rimadas a mis buenas tres cuartetas,
ha espantado a la pobre musa mía
la nada melodiosa  sinfonía
de una “graciosa” banda de trompetas.
Los músicos alados, ¡pobrecitos!
a mi lado voltean locamente,
y a más de molestarme con sus pitos
de sonar estridente,
mis nervios tienen fritos…
Y por esto ya ves, lector paciente,
que hablándote ahora estoy de los mosquitos.


Y me recuerda, obviamente,  al siguiente poema de Machado: Las Moscas. (Aunque no olvidemos que el poema de Machado es posterior)

  

Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares,
me evocáis todas las cosas

El poema El tabaco, el juego… y demás es  uno de los poemas más actuales, escrito hace casi cien años, y todavía en vigor.
Sobre Tabacalera:
A ella no le importa nada el Directorio
y prosigue, alegre, la danza y jolgorio
al ver como suben, locas, sus acciones…
a costa de ricos, jóvenes pulmones
que se envenenaron y se destrozaron
con los cigarrillos que a ella le compraron.



Sobre el juego:

Otra vez asoman en el horizonte
la falaz ruleta y el maldito monte;
otra vez se habla de tan torpes vicios
que sólo producen daños y perjuicios.


Sobre los bares:
En todos los pueblos de España, a millares
Se abren a diario “bares” y más “bares”;
Y ahora en las ciudades y en la pobre aldea
Se beben cervezas y se “vermusea”

En cambio nos faltan escuelas y escuelas
y están sin labrarse la mar de parcelas;
pueblos que no tienen comunicaciones,
y otros que atraviesan graves situaciones…

Mas todo nos sale por una friolera
si nos da…pitillos la Tabacalera
y en el extranjero consiguen conquistas
haciendo “goales” nuestros futbolistas,
y en cafés, tabernas, bares y casinos
tenemos cerveza, “vermouses”y vinos.

Un nuevo verbo: vermusear, que me apropio,  aunque yo me apunto a otro que me gusta más cervecear o Whasear. Y qué  razón tiene Jiménez de Castro en todo lo demás, en el juego, en la falta de escuelas y en la educación, y qué actual, parece mentira que hayan pasado casi cien años y sigamos lo mismo.
¿Conocerán en El Instituto Juan de Mariana y su Presidente al frente, Gabriel Calzada, liberales, neoliberales, neocon y anarcocapitalistas, y miembros de la escuela austriaca el poema que Pedro Jiménez de Castro le dedicó a su paisano Juan de Mariana? ¡Que le den  el debido reconocimiento, pues pocos poemas en español hay dedicados a este conocido teólogo e historiador también talaverano.
Baja del pedestal, y en el vetusto
caserón del Ilustre Ayuntamiento
penetra con valor, con heroísmo,
y habla como tú hablabas dando un susto
al Concejal que allí tomara asiento
sin llevar por bandera el patriotismo



Miramos el pasado y sonreímos.

Verted lágrimas tristes, albañales
que va vuestra existencia terminando
y ya está el Municipio preparando
vuestro sepulcro y vuestro funerales.

Por la santa piqueta del Progreso,
váis a caer heridos bajo tierra
y os va a sustituir la alcantarilla…




Y termino con estos  versos, sueltos…, pero tan bonitos.



“Pongamos un beso tan dulce, tan suave…”.

“… y fue mi sueño encantador, divino”.

“¿Lo recuerdas? Era noche de mayo”.

Después de la reseña, me voy con mi maridito y mis amigos a cervecear, como dice el poeta.

Muy bien, por la editorial El desván de la memoria, que ha rescatado la memoria y la poesía del poeta Pedro Jiménez de Castro.