LA CONJURA

sábado, 21 de abril de 2012

CRÓNICA DEL PÁJARO QUE DA CUERDA AL MUNDO.
 Haruki Murakami


Con 903 páginas he estado a puntito de abandonarlo cuando iba por la página 100. Menos mal que no lo he hecho porque ha terminado por gustarme. Algo tiene este escritor japonés cuando permaneces leyendo hasta el final. No sin altibajos. Ha sabido, no obstante, crear un mundo propio, mágico, y esto es en definitiva en lo que consiste la literatura. No sé… ¿existe el realismo mágico japonés?

 Me recuerda las viejas películas japonesas de relato feudal o de cuentos fantásticos donde la nieve aparece en pleno verano y se confunde con el calor y la playa, y las mujeres son bellas princesas que caminan por el sendero de cerezos en flor mientras el fuerte viento las dobla como  varas de cañaveral y la música sencilla e integradora del yin-yan de fondo. Como si se tratase de un film de Mizoguchi.

También me ha sucedido un hecho imprevisible y del todo mágico al leer el libro. Me ha trasladado a la Suecia actual y a las novelas de los hombres que no amaban a las mujeres por un corto espacio de tiempo. ¿En qué se parecen? En nada, pero a mí me ha ocurrido.

 La búsqueda interior de un joven—ya saben, esas cosas modernas— sin objetivos en la vida (en este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada) y que es abandonado por su esposa. Una mañana marcha para ir al trabajo y desaparece. El gato que simboliza la unión del matrimonio también marcha de casa, y el protagonista inicia la búsqueda a través de una serie de acontecimientos y personajes mágicos. A todos ellos les une una situación común: una mancha azul en la cara, un pozo, la ciudad de Hsin-ching, un vidente, un malvado, y todo ligado en un círculo mágico

 El protagonista reflexiona en un pozo hondo que descubre  en una casa deshabitada. lugar donde se refugia cuando quiere aislarse del mundo exterior. Murakami seguro que no conoce el dicho español “Mi gozo en un pozo”… Arriba flota la luz, recortada, redonda. Allí debe de haber una vida con gente. Bajo esa luz tenue, la gente camina por las calles, hace compras, prepara la comida, se dirige a su casa en tren. Y piensan que es algo tan natural que no merece siquiera ser pensado. O ni siquiera lo piensan. Como hacía yo antes.

El lector casi huele la tierra húmeda del pozo. El fondo del pozo es cálido, silencioso, la ternura de la tierra profunda apacigua mi piel. El dolor que hay en mi pecho va extinguiéndose como se extinguen las ondas en la superficie del agua. (Mientras escribo esto en mi portátil veo en la televisión a Albano “el de Romina Power” que cuenta como cayó a un pozo y del que logró salir además de otros pozos metafóricos donde ha estado). Que coincidencia!!! Voy a empezar a creer en la magia.
Se entrelazan distintas historias surrealistas mezclándose con sueños, y con distintos planos de realidad, de manera que no te explicas nada sino que debes intuir. Pero como dice el protagonista hay que huir de las explicaciones que restan realismo a las situaciones, tal y como ellos hacían con las complicadas películas de la nouvelle vague cuando eran estudiantes.

Y es que Murakami tiene demasiado rollo, a veces desespera. Las últimas cien páginas han sido un tostón para mi. Y eso que mantenía la tensión narrativa!!! Bueno, las últimas cien y las primeras cien también.

Hay una reflexión un tanto curiosa en el ámbito de la economía de la empresa. ¿Cómo hacer una investigación de mercado a la hora de abrir un negocio en un sitio u otro sin la necesidad de calcular préstamos, rotación de la clientela…etc? . Muy fácil: Si un lugar me parece bueno, me planto allí tres o cuatro horas diarias, un día, otro día y otro día, con los ojos clavados en la cara de la gente que pasa por la calle. No hace falta pensar en nada, no hace falta hacer ningún cálculo. Basta con mirar qué tipo de gente pasa por allí, qué cara tiene. Tardo una semana como mínimo. Durante este tiempo, he visto las caras de tres o cuatro mil personas.. Es posible que necesite más tiempo. Pero llega un momento en que lo veo claro. Como si la niebla se hubiera disipado de repente. Qué tipo de lugar es. Qué requiere. Y, si las exigencias del lugar son distintas a las mías, lo dejo correr. Voy a otro sitio y repito todo el proceso. Pero si comprendo que las exigencias del lugar coinciden, concuerdan con las mías, eso significa que ha habido suerte.

¿Por qué el pájaro que da cuerda al mundo? Según la novela hay un pájaro que canta como si estuviese dando cuerda a un reloj. Pero  aunque el autor no lo diga el pájaro que da cuerda es un término filosófico. Aplica una idea filosófica moderna que es el Deus ex máquina. Dios es el relojero que le da a cuerda al mundo que es un reloj.

 OTRAS FRASES:
 De vez en cuando, alargaba el brazo y tocaba su cuerpecillo cálido como para comprobar que aún seguía ahí. Era maravilloso que, estirando el brazo, pudiera tocar algo, sentir el calor de algo. Sin ser consciente de ello, durante demasiado tiempo había perdido esa sensación.

Esos seres vivos llamados hombres antes o después acaban cayendo.

 Pedí lo mismo, porque me daba pereza mirar el menú. Inaudito!!!.

Ah! El gatito aparece al final y… llega él sólo a casa después de un año y después de 800 páginas ¡!... ya sé la razón de terminar el librito de los coj….

Puntuación 6