LA CONJURA

viernes, 30 de diciembre de 2011

HÁGASE LA LUZ (II)

HÁGASE LA LUZ (II). Rousseau. George Berkeley. Hume. Kant. Lichtenberg

Jean-Jacques Rousseau nació en Ginebra pero vivió en Paris. Colaboró con Diderot en la Enciclopedia o diccionario razonado del conocimiento humano para combatir los prejuicios y supersticiones, con artículos sobre música, la que fue su gran afición y que le llevó a componer una ópera. Hay que advertir que ser amigo de Rousseau no era cosa fácil: la mayoría duraba poco en el puesto. Y con Diderot no fue una excepción.

Cierto día en que se dirigía a visitar a Diderot que estaba encarcelado por culpa de los inquisidores contrarios a la Enciclopedia leyó la convocatoria de un concurso de trabajo: “¿Han mejorado las ciencias y las artes las costumbres de los hombres?”.
Diderot o cualquier otro ilustrado habrían argumentado en sentido afirmativo, pero Rousseau decidió escribir un ensayo para decir que no. Contra los optimistas ilustrados del progreso señala que todas las comodidades y sofisticaciones tienen su precio: lujo, vanidad, afán de riqueza y esclavitud de muchos.

Rousseau no cree posible volver al estado de naturaleza primitivo del buen salvaje pero propone que tratemos de corregir los males de la sociedad reflexionando sin autocomplacencia sobre ellos.

En El contrato social establece las normas de un régimen ideal de Estado en el que cada cual renuncia a su libertad natural para ganar junto a los demás la libertad civil y el derecho de la propiedad. Las decisiones no deben representar la voluntad de todos, es decir, los intereses egoístas de cada cual, sino la voluntad general, o sea el bien común de la sociedad.

En el terreno educativo escribió una ficción filosófica : Emilio, en la que cuenta la formación de un niño cuya bondad natural no es contrariada por imposiciones artificiales, logrando que su amor por sí mismo se transforme en amor al prójimo.

Vaya!!Mucha teoría sobre el amor y los niños, bla, bla … pero él dejó a sus propios hijos abandonados en un orfanato nada más nacer. Claro es que con tanto niño hubiese sido imposible la dedicación al estudio y nos hubiésemos perdido su aportación a la pedagogía universal…aportación discutida pues sin querer aprender, ni respeto al maestro, no se aprende.

En la obra de Rousseau se combina el uso de la razón con la intuición, los sentimientos y las pasiones. Fue a la vez revolucionario y conservador.

El irlandés George Berkeley, obispo y teólogo, así como teórico de las matemáticas y de la economía política, fue también un ingenioso escritor como demuestra en sus Diálogos entre Hylas y Filonús. Recordemos que la Ilustración nació en las Islas británicas.
Berkeley como buen anglosajón era empirista—en la línea de John Locke—. El Empirismo es la tendencia filosófica que considera la Experiencia como criterio o norma de verdad en el conocimiento. Su habilidad consistió en utilizar el empirismo a favor de la religión y no contra ella. La mayoría de quienes piensan que todo nuestro conocimiento viene de los sentidos son inconsecuentes puesto que la “materia” es algo que ningún sentido revela. Esta afirmación ya echa por los suelos todo el Materialismo filosófico de Gustavo Bueno ¡!

Por ejemplo, mis sentidos me aportan el color, la forma, la dureza de tacto, aroma, sabor de una manzana, pero nunca nada parecido a una cosa material que subyace y provoca este cúmulo de impresiones. Si hay que ser empirista seámoslo hasta el final… o lo que es lo mismo: “ Si hay que ir se va, pero ir para nada…”.

Precisamente lo que es inverificable experimentalmente es la famosa materia.

Entonces, ¿debo creer que todas cosas “desaparecen” cuando mis sentidos no las perciben? Pues deberíamos suponerlo…salvo que Dios exista. Porque Dios todo lo percibe constantemente, las estrellas más lejanas, las manzanas a las que doy la espalda y mi hijo, a quien he dejado en el colegio y al que no volveré a “percibir” hasta dentro de varias horas. De modo que el empirismo radical es un argumento a favor del alma y de Dios, no de la materia.

El escocés Hume no sólo fue un gran filósofo, sino también psicólogo, magnifico historiador (Historia de Inglaterra sigue siendo un modelo para historiadores modernos) y hasta un precursor de lo que luego se llamó la antropología, en su estudio del origen de las ideas religiosas. Es el filósofo favorito de mi amiga Carmen.

Pero su principal campo de reflexión fue la naturaleza humana. Hume fue un empirista radical, incluso más que Berkeley: para él sólo existen las impresiones que nuestros sentidos nos aportan. Lo que llamamos ideas no son más que recuerdos de impresiones pasadas.

¿Las cosas del mundo? Nosotros sólo tenemos impresiones de color, forma, sabor…etc. Todo lo demás son conjeturas que hacemos a partir de nuestras percepciones y que damos por buenas a fuerza de costumbre o por simples hábitos o rutinas que tomamos por vínculos objetivos. O sea, que como estamos acostumbrados a ver que el trueno sigue al relámpago decidimos que es éste la causa de aquél.

Hume es un escéptico. Duda seriamente de que podamos conocer nada con certeza objetiva, puesto que todas nuestras impresiones son subjetivas. Pero también duda del escepticismo mismo.

Hume supone que el origen de la religión es el politeísmo, es decir, una serie de entidades fantásticas buenas o malas, favorables o desfavorables, que los hombres se inventan para explicar los fenómenos de la naturaleza. Tampoco el Dios providencial de los cristianos o el Dios relojero organizador de la naturaleza de los deístas como Voltaire le merecen mayor aprecio: en sus Diálogos sobre la religión natural desmonta con razones contundentes todas las supuestas pruebas cosmológicas o morales a favor de la existencia de Dios.

En el tema moral, Hume libera a la ética de sacrificios y amenazas. Para él no hay otra norma de conducta que el bienestar humano: lo que nos resulta agradable, placentero y útil es lo bueno. Pero no se trata de un bienestar meramente egoísta sino de un sentimiento espontáneo de simpatía y benevolencia hacia nuestros semejantes. Algunas virtudes son naturales como el amor a los hijos o el amor a nuestros perros y gatos o la piedad por los desdichados. Otras, en cambio, provienen de la necesidad de mantener el vínculo social como la fidelidad, obediencia a la autoridad.

Pero sin duda el filósofo más importante del siglo de las luces se llamo Immanuel Kant. Nació, murió y vivió toda su vida en la ciudad prusiana de Königsberg, que hoy forma parte de Rusia. NUNCA VIAJÓ, y mucho menos a Ibiza, como los alemanes de ahora.

Su puntualidad era legendaria. Todos los días daba un paseo a la misma hora y los habitantes de Königsberg ponían sus relojes en hora al verle pasar. Todo parece indicar que era una persona antipática y aburrida. ¡!Pero no!! No lo era, al contrario, Kant fue un gran conversador con mucho sentido del humor.

Al final de su vida tuvo Alzheimer, y como iba perdiendo la memoria anotaba en su agenda los temas de conversación con sus amigos para no repetirse. Todo lo contrario de lo que hace la gente hoy en día que te da la tabarra con la misma cosa una y otra vez.

Kant aspiraba a transformar la filosofía en una ciencia bien fundada. El gran tema de la filosofía es el ser humano y abarca tres preguntas insoslayables:

1-¿Qué puedo saber?
2-¿Qué debo hacer?
3-¿Qué puedo esperar?

1.-A la primera de las preguntas, la que trata del conocimiento, responde Kant con La crítica de la razón pura su obra más celebre e influyente. En el tema del conocimiento mientras que Descartes consideraba nuestro entendimiento como la fuente principal del saber y otros empiristas como Locke o Hume aseguraban que todo lo que sabemos nos llega por la vía de los sentidos, ninguna de estas perspectivas convencía a Kant aunque pensaba que ambas teorías tenían parte de razón.

En el conocimiento humano se da una materia y una forma: la materia la aportan los sentidos con su experiencia, pero la forma la pone el entendimiento con su capacidad de organizar los datos sensoriales. Sin la materia que nos aportan los sentidos nuestro entendimiento permanece vacío, pero sin el orden aportado por el entendimiento los datos sensoriales son un caos ciego e informe.

Lo que podemos conocer es una combinación entre lo que nuestros sentidos perciben de las cosas y la forma que nuestro entendimiento proporciona a esos datos: el resultado es lo que Kant llama fenómenos.
La razón no se resigna a limitarse a trabajar con datos sensoriales y quiere ir más allá: las grandes ideas metafísicas, es decir, el alma, el mundo como totalidad universal y Dios son aspiraciones ambiciosas de la razón a volar más lejos de lo que la experiencia concreta aporta.

2.-A la segunda pregunta: ¿qué debo hacer? hay que responder teniendo en cuenta que los seres humanos somos activos y debemos tomar decisiones que las circunstancias nos imponen y nos muestran el camino que debemos seguir: la necesidad de comida o cobijo o el instinto de conservación.

Así nuestro comportamiento es heterónimo (o sea, que sigue una norma ajena que nos llega desde fuera). Para Kant esta forma de actuar puede ser prudente o justificada pero no es propiamente moral.

El verdadero comportamiento moral tiene que ser autónomo, es decir, que brote de una ley que nada me impone y que yo acepto como fruto de mi propia libertad de ser racional.

Será un imperativo, o sea, una orden que yo me doy a mí mismo por simple respeto a lo mejor que hay en mí: no estará condicionada a conseguir esto o aquello sino que será un imperativo categórico que busca lo bueno de modo absoluto y nada más.

De esto modo no me comportaré por capricho o buscando provecho, sino porque debo respetar la humanidad en mí y en todos los demás.

3.- ¿Qué puedo esperar?. Aquí la respuesta de Kant tiene dos vertientes, una histórico-política y la otra religiosa. Kant creía en la importancia de los seres humanos por encima de países, razas, estado, clases sociales, etcétera. Simpatizó con la Revolución francesa y condenó los abusos del colonialismo europeo.

En cuestiones políticas Kant podía ser idealista, aunque no meramente ingenuo: sabía que los seres humanos tienen tendencia a cooperar unos con otros por su propia naturaleza social, pero también encuentran en ideologías, religiones, ambiciones políticas, mil razones para enfrentarse. Padecemos una insociable sociabilidad.
Las comunidades humanas se mueven entre guerras que arruinan la sociedad y cooperación comercial que las hace prósperas. El ideal es una paz perpetua que no sea la de los cementerios, sino la que proviene de la armonía de intereses bien entendidos.

Los países deberán dotarse de constituciones republicanas (los monarcas declaran guerras, pero no así los pueblos) y habrá que ir creando federaciones internacionales de Estados libres que favorezcan la hospitalidad cosmopolita y prohíban los enfrentamientos bélicos.
El cumplimiento del deber ético no va acompañado de la felicidad mundana. Pero el hombre puede preguntarse por el sentido del deber moral, que no nos hace felices sino dignos de la felicidad. Puede ser que el deber moral y la felicidad se armonicen en algún sitio, no en este mundo, desde luego, pero quizás en el más allá, es decir, si Dios existe y nuestra alma es inmortal. Nada podemos conocer de eso, porque supera y trasciende cuanto nuestros sentidos aportan a nuestro entendimiento.

Es inadmisible cualquier fanatismo religioso o la pretensión de imponer creencias a los demás por la fuerza, no digamos ya torturarles o asesinarles en nombre de la fe. Pero la esperanza no puede ser descartada. “Manu, el hombrecito cabezón” se esfuerza por reconciliar su racionalismo pensante y su fe de creyente protestante.

Hubo espíritus literariamente más ligeros aunque no menos profundos. Por ejemplo Georg Chirstoph Lichtenberg que fue discípulo de Kant, distinguido científico, aficionado a la filosofía, el teatro y las mujeres (desconozco el orden de sus preferencias). La obra filosófica de Lichtenberg está formada por aforismos, es decir, pensamientos expresados de manera breve y concentrada, casi siempre con mucho humor.

“Todo el mal de este mundo se lo debemos al respeto, a menudo exagerado, por las antiguas leyes, las antiguas costumbres y la antigua religión”.

”En el mundo se puede vivir muy bien diciendo profecías, más no diciendo verdades”

Pues que tomen nota las videntes del teletienda o los eminentes economistas que para el caso de la crisis lo mismo da.



domingo, 25 de diciembre de 2011

HÁGASE LA LUZ (I). Newton. Voltaire. Montesquieu. Diderot y D’Alembert.



HÁGASE LA LUZ (I) . Newton. Voltaire. Montesquieu. Diderot y D’Alembert.







La Ilustración del siglo XVIII , y la de ahora, consiste en la aplicación del análisis racional a los enigmas de la naturaleza y a los problemas de la convivencia humana. Las tradiciones dejan de tener peso en la argumentación y lo sobrenatural es visto como superstición. La religión misma no resulta completamente abandonada pero debe renunciar a sus aspectos maravillosos (milagros y demás) para reducirse a la enseñanza moral.

En el siglo de las luces la extensión de pequeñas editoriales, el nacimiento de los periódicos o gacetas y el comienzo del correo público (el Internet de la época), favorecieron que la clase media conociera las nuevas ideas y se interesaran por las enseñanzas ilustradas y por ende y gracias a su apoyo consiguieron que no fueran aplastadas por los enemigos inquisitoriales.

Dios dijo: “Hágase Newton” y así llegó la luz al mundo. Eso dijo muy acertadamente Alexander Pope.

El método de Newton es en realidad una prolongación triunfal del inaugurado por Galileo Galilei pero sin inquisición. Eso de inventar hipótesis generales de cómo deben ser los asuntos del Universo para después explicar los hechos particulares, no está nada bien. “ Yo no me invento hipótesis”.

En cambio, observa los hechos particulares, los somete a regularidades matemáticas y llega a los principios de la realidad. Así descubre la teoría de la gravitación universal. Pero tampoco con ese descubrimiento pretende Newton desentrañar la esencia de los fenómenos universales, es decir, lo que son, sino que se contenta con ofrecer una descripción adecuada de cómo funcionan.

Éste es el camino adecuado para conocer sin delirios metafísicos.

Lo curioso del caso es que el propio Newton no se contentó con lo que recomendaba sacando en ocasiones consecuencias teológicas des sus descubrimientos estrictamente científicos. Bueno, nadie es perfecto…….—dice Savater—ni siquiera sir Isaac Newton.

Uno de los mayores admiradores de Newton fue Francois-Marie Arouet conocido en el mundo mundial por Voltaire. Su biografía está rodeada de admiraciones rendidas y odios feroces. Escribió en los géneros más diversos: poesía, teatro, historia, filosofía, narraciones y miles de cartas… Unos versos satíricos atrevidos contra el regente de Francia le valieron unos cuantos meses en la Bastilla. Entonces se escapó a Inglaterra para evitar más problemas. Ese viaje cambió su vida.

Con respecto a las ideas religiosas, Voltaire encontró en Gran Bretaña una sociedad mucho más tolerante que la francesa: “Cada inglés va al cielo por el camino que prefiere”. Le pareció estupendo que los ingleses festejaran más a un sabio como Newton que a teólogos y personajes de la corte. Los ingleses sometían a su rey al control parlamentario (cortaron la cabeza a uno anterior por no dejarse controlar), cultivaban la ciencia e incluso tenían un teatro mucho más emocionante y menos rígido que el francés. Probablemente Voltaire idealizó bastante a Inglaterra en sus Cartas filosóficas, pero ello le supuso poder expresar sus propios ideales para orientar la transformación social de Francia y Europa.

Para Voltaire lo importante era mejorar la vida humana y combatir las supersticiones, la ignorancia y las diversas formas de fanatismo. Luchó contra la intolerancia, contra todos los que quieren imponer sus creencias al grito feroz de: Piensa como yo o muere. Abogó por la desaparición de la tortura y la pena de muerte, siguiendo así los pasos de otro ilustrado, Cesare Beccaria, autor de la obra: De los delitos y las penas. Se las arregló muy bien para movilizar a la opinión pública por medio de panfletos anónimos que todo el mundo sabía que eran obra suya, inventando así la figura del intelectual, cuya autoridad moral no depende del poder político o académico sino de la influencia que ejerce sobre la sociedad a través de sus escritos.


Aunque fue sumamente crítico con el clero, Voltaire no adoptó una actitud atea o materialista. Se consideraba deísta, es decir, creía en un Dios que organiza la naturaleza y garantiza unas normas morales universales basadas en la benevolencia y solidaridad entre los humanos.

En su gran obra El ensayo sobre las costumbres no reduce su obra a batallas y coronaciones de monarcas sino que habla de descubrimientos científicos y otros logros intelectuales o sociales.

Su narración más célebre, Cándido, cuenta las desventuras de un joven ingenuo que se cree las enseñanzas de su preceptor (un seguidor de Leibniz convencido de que el nuestro es el mejor de los mundos posibles) hasta que la evidencia trágica de la maldad humana se encarga de desengañarle, es decir, de enseñarle.

Por encima de todo Voltaire fue un enamorado de la vida: “El paraíso terrenal está donde yo estoy”

Fue Voltaire quien dijo: No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo; pero según Don Antonio García Trevijano la frase completa dicha por Voltaire fue la siguiente: No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo, y muera quien no piense como yo.


Montesquieu: Su primer libro “Cartas persas” es una sátira a través de la visión extrañada de un joven persa “Usbek” en París y es una crítica con humor de la forma de vida que se consideraba allí entonces “normal”; algo así como las reflexiones que hace el personaje extraterrestre de Eduardo Mendoza sobre las costumbres de la Tierra en “Sin noticias de Gurb” .

Pero la obra fundamental de Montesquieu es El espiritu de las leyes, en la cual trata de estudiar las leyes que rigen la convivencia humana. La conducta de los hombres es libre y rebelde y las leyes de los países responden a la invención humana, no a la imposición divina.

Cada forma de gobierno exige un tipo de disposición distinto:

a) En las tiranías despóticas se exigirá “ Temor”
b) En las monarquías basadas en los prejuicios de clase aristocrática se exige “Honor”.
c) En las repúblicas se exigirá “Virtud cívica”.

Montesquieu prefiere aquellos sistemas políticos que respetan la separación de tres poderes (legislativo o parlamentario, ejecutivo o gubernamental, y judicial) como la mejor garantía de las libertades públicas.

El editor parisino Le Breton quiso traducir al francés la enciclopedia británica Chambers. Encargó el trabajo a Diderot y a D’Alembert quienes en vez de traducir sencillamente la obra se propusieron una pieza de erudición profundamente moderna y hasta revolucionaria. No se limitarían a mostrar una acumulación de conocimientos sino que debían exponer la articulación racional entre ellos, hasta lograr algo así como el mapamundi de todos los saberes humanos.

La Enciclopedia comenzaba con un prólogo escrito por D’Alembert que era un reputado matemático y devoto del método científico. Siguiendo a Francis Bacon estableció que el hombre tiene tres capacidades cognitivas:

a) la memoria de la que proviene la historia.
b) la razón de la que proviene la filosofía.
c) Y la imaginación de la que proviene las bellas artes: literatura, pintura, escultura etcétera.

En varias ocasiones la publicación de la Enciclopedia fue interrumpida pero los suscriptores que esperaban cada uno de los tomos y pagaban por adelantado permanecieron fieles y la empresa con retrasos y dificultades continuó adelante.

La verdad es que la Enciclopedia acabó por realizarse gracias a Denis Diderot quien no sólo la dirigió sino que escribió numerosos artículos, organizó el material, burló la censura fingiendo acatar sus prohibiciones y hasta soportó pasar una temporadita en prisión por su causa.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La acrobacia de Confuncio.

LA ACROBACIA DE CONFUNCIO. DAI SIJIE



Abandono por la página ochenta… Hay muchas cosas para leer y ésta me agota, leo un libro torpe, nada trepidante, ni rebosante de vitalidad, ni humor inteligente como dice la contraportada. ¿Quizás por la traducción al español? ¿Quizás porque acabo de leer dos monstruos de la literatura como Sandor Marai y Robert Walser? No lo sé.

En fin, la historia de un emperador chino y sus orígenes: su madre, su abuela; los vicios: el opio, juegos sexuales, que si el rinoceronte pacá, que si el elefante payá. Qué lío y que tostón de feed-back.

Año 1521, un emperador chino parte en una nave con toda clase de lujos y excentricidades. La causa del precipitado viaje es la llegada de una estrella que es interpretada por los astrónomos de la corte como un mal augurio. Esta aparición supone que el emperador debe abandonar la capital y lo hace acompañado por sus amantes, prostitutas, animales para cacerías y también cinco sosias, sus dobles perfectos, tan perfectos que era imposible saber quién era el verdadero.

Las acrobacias las hacia el emperador con sus amantes y sosias encaramados todos ellos al mástil de la nave realizando al unísono el acto sexual mientras el embajador portugués quedaba admirado al verlos pasar por el río.



Las divagaciones y narraciones de objetos aburren, me desesperan. Las frases resultan difíciles de leer y cuando llegas al final no recuerdas el principio. Las comparaciones como ésta: “La hierba, fresca y exuberante, era tan blanda que parecían caminar sobre bollos al vapor” me dejan con la boca abierta, o frases como “el vello de todos los brazos se erizaba al soplo de la brisa marina” me causan estupor … O cuando dice “Si hemos de creer a Rabelais, médico francés que vivía en esa misma época, si un niño está a cargo de una nodriza de tetas blandas, en las que puede hundir la cara como si fueran de mantequilla, tendrá una nariz grande. Las nodrizas de tetas duras, por el contrario, achatan las narices.” Yo creía que el tamaño de la nariz era cuestión de genes…

Podría haber sido más sencillo y más ameno porque el tema así se prestaba.


Nota 2

domingo, 11 de diciembre de 2011

Real Madrid- Barça



















Real Madrid-Barça Resultado: 1-3

El partido en el Bernabeu, el sábado diez de diciembre a las diez de la noche.

Una hora antes (o dos) de que empiece el partido, sorprende que ya esté la sexta ofreciendo un análisis previo y exhaustivo del partido tirando de los archivos de TV, de otros enfrentamientos históricos o decisivos entre los dos equipos sempiternos rivales. Todo muy completo, parecía una tesis doctoral hasta entrevistan a Butrageño del que me acuerdo perfectamente, la quinta del Buitre les decían a él y a sus compañeros cuando jugaba en el mundial de México, y luego han trazado una semejanza del portero del Barcelona, Valdés, al que le llamaban ni más ni menos que el héroe silencioso. Me ha gustado eso del héroe silencioso como si fuese un gladiador a punto de salir a la arena.

Tenemos la suerte de ver los vestuarios. ¡Qué maravilla!! Los del Madrid (el equipo anfitrión) tienen junto a una gran foto de cada uno de los jugadores el pantalón y la camiseta correspondiente cuidadosamente doblados sobre un banco de madera. El Barcelona en cambio, al ser el equipo visitante, en lugar de fotos de los jugadores tienen una percha colgada con las camisetas azulgranas que usaran esta noche. Bastante tienen!!

Son los modernos gladiadores!!!.

Empieza el partido y Fox , mi perro, duerme. Tengo que reconocer que la primera parte la he pasado viendo en el ordenador un capítulo de Breaking bad y nada más empezar el Madrid ha marcado el primer y único gol que ha conseguido el equipo de casa, debido, todo hay que decirlo, por un error del héroe silencioso. Y como todo hay que decirlo, lo digo: el BarÇa es el mejor equipo de fútbol del mundo y Pep el mejor entrenador.

El Barcelona ha dominado todo el tiempo, los gladiadores azulgranas han sido superiores a los blancos y han marcado tres goles en jugadas estudiadas, bellas y me da a mí que de pizarra. Son unos empollones, se tienen la lección bien aprendida mientras que los blancos sólo estudian el mismo día del examen o la noche de antes como mucho, a lo bestia. De ahí la diferencia de juego.

A Piqué, el novio de Shakira, le sacan tarjeta amarilla por poner la zancadilla a un jugador del Madrid—se ve perfectamente en la repetición de la jugada y parece ser que el árbitro tampoco tiene dudas—pero el chico se ha puesto chulito y cuando el jugador blanco ha caído rodando por el suelo, Piqué ha levantado las manos con las palmas hacia fuera como diciendo “yo no se nada, soy inocente”.

También el árbitro ha sacado tarjeta amarilla esta vez a un jugador del Madrid que ha hecho una entrada dura a Messi. Aquí he estado muy atenta: el árbitro pita primero, levanta el brazo con la tarjeta en la mano y por si esto no fuera suficiente se levanta aún más colocándose de puntillas. Luego coge y corre con la mano levantada hacia el jugador infractor al que parece molestarle el asunto pero que se comporta como un alumno en clase que pillado en falta se le acaba de expulsar al despacho del jefe de estudios. Igualito. Luego he visto dos jugadores pecho contra pecho, como pavos reales.

Gran parada de Valdés. Cara de consternación de Cristiano que no logra marcar.
A mi maridito que es del Barcelona le oigo decir: Porque no queremos... porque si no.... meteríamos tres!!!. Pues parece ser que todavía quieren y el Barcelona mete su último y tercer gol. GOOOOOlllllllllllllllllll.
Guardiola en rueda de prensa habla en español, y luego pasan el turno a las preguntas en catalán. Se muestra satisfecho y sobre todo lo veo como si se hubiese quitado un peso de encima. Aahhhhhhhhh.

Y ahora el Barcelona coge un avión rumbo a Japón a jugar el mundialito. Es innecesario ya que, pase lo que pase, es el mejor del mundo, dice mi marido, que sí que es el mejor del mundo ¡

miércoles, 7 de diciembre de 2011

JAKOB VON GUNTEN



JAKOB VON GUNTEN. De Robert Walser


¿Quién es Jakob Von Gunten?
Por lo que nos dice él mismo sabemos que un día aparece en el Instituto Benjamenta y se matricula. ¿Pero quien es su familia? ¿Por qué no los visita? Sólo dice que no les escribe, que procede de una distinguida familia, que su padre era un alto consejero y que había huido de su casa por temor a que la perfección del padre lo asfixiase.

Jakob no escribe a su familia ni va a verla—a excepción de su hermano—para no apartarse de su audaz proyecto para el que necesita comenzar desde abajo.

Toda gran empresa ha de hacerse silenciosamente. ¿Pero cuáles son esos proyectos?. El gran lector intuye que es el proyecto de su vida. No sé…Todo parece muy extraño.

Y junto a su familia sólo encuentra cordura y buen tono, algo que a él no le interesa y que le aparta de su camino causándole aburrimiento. La claridad familiar también le aburre. ¿Lo entienden? ¿No?... Pues parece claro.!!!

En una ocasión su hermano Johann lo invita a cenar.

Come a la mesa de gente rica, importante, de clase alta. Al principio está cómodo, incluso contento y feliz entre ellos, pero luego siente vergüenza por mostrarse con cara de tragaldabas, bebiendo despreocupado, en esos círculos de gente que sin embargo lo despreciarían si supiesen que él es tan solo un colegial. Son unos caballeros. Y nunca parecen hallarse enteramente a gusto. ¿Cómo podría sentirse a gusto alguien que da importancia a las distinciones y testimonios de admiración del mundo?

Es difícil delimitar el argumento, es mucho y nada a la misma vez. Es un relato intimista, lejos quedan aquí las novelas tipo “entra-sale-y-le-ocurre”. Jakob es inteligente, se le va conociendo a medida que nos desvela sus pensamientos, o lo que él quiere que conozcamos de su extraña persona. Es un alma observadora, mordaz, que conoce muy bien a sus condiscípulos a los que describe por su naturaleza, por sus acciones y deseos; en ocasiones lo hace con muy mala baba pero con humor, así que se le perdona.

“En mi interior mora una extraña energía que me impulsa a conocer la vida a fondo, y un deseo indomable de aguijonear a la gente y a las cosas para que se me revelen”

La prosa de Robert Walser es matemática, exacta, sin una palabra de más ni de menos, y fluye como un ejercicio de álgebra que nos atrae un domingo por la mañana, con niebla-boria-fosca o quizás con calima y al que debemos dedicarle tiempo suficiente para hallar la solución. Luego pasa lo que pasa, uno se va a otros libros, y su mente está herida, obtusa para otras lecturas que no sean las de Robert Walser, y no acierta ni puede con el “entra-sale-y-le-ocurre”.

Los alumnos del instituto Benjamenta son, entre otros, Hans hijo de campesinos, Peter el Larguirucho, habla varios idiomas pero no le sirve de nada pues es el más tonto y lerdo de todos ellos, “los tontos como él están hechos para llegar lejos, para escalar, vivir bien y mandar, mientras que quienes, como yo, son en cierto sentido inteligentes, han de tolerar que sus propios talentos florezcan y se marchiten al servicio de ellos”, Fuchs el oblicuo, el tortuoso, es el más antipático.

Pero los más importantes son Kraus y Jakob el protagonista. También los más diametralmente opuestos pero a la vez amigos. La vida se divide principalmente entre los Kraus y los Jakobs. Los Kraus son honestos, serviciales, son como una roca dura que todo lo que tienen lo han hecho a base de esfuerzo y trabajo, gente con principios. En cambio, los Jakobs están siempre prevenidos ante cualquier ataque, detestan las palabras pertinentes, son bichos raros, para ellos lo más hermoso y triunfador es ser un auténtico diablo. La idea del perdedor es más atractiva y enriquecedora que la del triunfador. No hay color!!!.

Los Kraus son la conciencia de los Jakobs : “Burlarte todo el tiempo de lo que es justo y decente, eso sí que sabes hacerlo ¿eh?. “Vaya amigo el que tengo” dice Kraus.
Los Jakobs necesitan a los Kraus pero no al revés: “Adios Jakob” “Con Kraus se me iba media vida”.
Reflexiones de Jakobs:

“Hablo y pienso a veces muy por encima de mi propio entendimiento. Tal vez por eso habría debido ser pastor { un cura }, o jefe de alguna secta o movimiento religioso”
Pues tú mismo admitirás que tales soberanos, si se vieran obligados a dar clases y a abrir institutos, serían sin duda jefes siniestros”

“Una familiaridad que provenía justamente del desprecio”

“Quien se autovalora en exceso nunca está a salvo de desalientos y degradaciones”

“El adiestramiento es algo honroso para los alumnos (…) ¡Sumamos tan pocas ideas entre todos! (…) En el fondo desprecio toda mi capacidad intelectual. Sólo valoro la experiencia. (…) En el hecho de abrir una puerta hay más vida oculta que en una pregunta.”

“La humanidad pierde las ganas de vivir entre tanta ciencia, discusión y clasificación”.

“La simpatía ramplona nos conduce las más de las veces a difamar del modo más horrible la reputación y la vida de nuestro vecino”.

“Los que obedecen suelen ser una copia exacta de los que mandan. Un criado no tiene más opciones que adoptar las máscaras y modales de su amo para, digamos, perpetuarlas de buena fe.”

“Quien puede malgastar su tiempo ignora lo que éste significa, es el ingrato auténtico y necio”.

“Amo el bullicio y la agitación incesante de la gran ciudad. Lo que discurre perpetuamente obliga a adoptar una moral. Viendo a toda aquella gente en acción, el ladrón, por ejemplo, tendrá que darse cuenta involuntariamente que es un granuja, y ese alegre y animado espectáculo puede mejorar en algo su espíritu destartalado y ruinoso. Quizás el fanfarrón se vuelva algo más moderno y reflexivo en presencia de todas esas fuerzas creadoras.”

“Los verdaderos hombres, los seres humanos de verdad, no son jamás visiblemente bellos. Un hombre que lleva una barba realmente hermosa es o un cantante de ópera o el jefe de sección, bien remunerado, de algún gran almacén. Los falsos hombres son, por regla general, hermosos.”

“Tener razón vuelve fogosa a la gente, mientras que no tenerla invita a mostrar siempre una placidez orgullosa y frívola. Quien practica apasionadamente el bien sucumbe siempre a aquel cuyo corazón permanece indiferente ante lo bueno y útil”.

“Hay sinceridades que sólo sirven para herirnos y aburrirnos”

“Evitamos las palabras solemnes. Las palabras bellas son demasiado aburridas”.

Jakob se queda atrapado en el instituto Benjamenta como Hans Castorp lo hiciera años más tarde en la Montaña Mágica. “Pues intuí de golpe que no saldría más de allí”


NOTA: 8