LA CONJURA

lunes, 31 de octubre de 2011

HISTORIA DE LA FILOSOFIA PARA TEMBLOROSOS. SÓCRATES






Capitulo 1: Sócrates !culpable! de (Fernando Savater)

Todo empezó en Grecia en el siglo IV antes de Cristo con un hombre que hacía demasiadas preguntas: Sócrates. Así empieza este librito divulgativo que puede resultar útil para el que no sepa de filosofía y también para el que “ya” sabe, es decir, para los sofistas.

Los griegos eran aficionados al arte, a los espectáculos deportivos y a la literatura y sobre todo al conocimiento basado en la observación de la realidad.

Los primeros sabios griegos Tales, Pitágoras, Anixamandro…etc mezclaban en sus teorías las leyendas e imaginación con los razonamientos. Pero llegó Sócrates “el que sólo sabía que no sabía nada” porque sus conocimientos eran triviales, sólo útiles para salir del paso. Le faltaba saber lo más importante de todo: cómo se debe vivir. Para ser capaz de vivir bien, pensaba Sócrates habrá que tener virtud. ¿Qué es la virtud?. Una mezcla de fuerza para vencer las dificultades y de acierto para saber qué es lo mejor que se puede hacer en cada caso. Y la virtud tiene que ver con el saber, con la razón.

Llamamos vivir “bien” , supone Sócrates, a vivir de verdad como nos conviene. Las cosas que normalmente deseamos convenientes son la belleza, el valor, el placer, la riqueza, etc, pero ¿sabemos de verdad qué son cada una de esas cosas?.

Sócrates mantiene una actitud irónica fingiendo ser un ignorante absoluto y tomando a sus interlocutores por grandes sabios para así despertar en el otro las dudas respecto a lo que cree saber- igualito hace mi marido AMB-. Porque nadie puede saber solo, lo que sabemos lo sabemos entre todos, tenemos que saber socialmente.

En los diálogos Sócrates no llegaba normalmente a ninguna conclusión salvo que había que seguir pensando y discutiendo más. Mantuvo una discusión con un arrogante Caliclés. El tema, en este caso, era el siguiente ¿Qué es mejor, cometer una injusticia contra otro o padecerla uno mismo? Caliclés estaba decidido a ser todo lo injusto con los debiluchos y amargados siempre quejándose a diferencia de Sócrates que mantenía que lo que estropea nuestra vida son las injusticias y abusos que cometemos voluntariamente nosotros mismos. Si alguien nos hace una fechoría, es el otro quien se mancha, no nosotros. Nosotros mantenemos el alma noble y buena. El otro se mantiene en la ignorancia y la maldad.

Cuando Sócrates tenía setenta años tres ciudadanos lo denunciaron a las autoridades acusándolo de impiedad con los dioses de la ciudad y de querer introducir un nuevo dios en Atenas. Lo del nuevo dios se referían al daimon una especie de diablillo que Sócrates humorísticamente decía que le acompañaba y que le aconsejaba antes de tomar una decisión.

Sócrates fue condenado a beber cicuta. Sus amigos querían que huyese pero él se negó. Sus últimas palabras fueron: “Acordaos de que le debemos un gallo a Esculapio”.

Frase memorable de Sócrates: Una vida que no reflexiona ni se examina a sí misma no merece la pena vivirla.

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