LA CONJURA

lunes, 20 de febrero de 2017

ELLA Y ÉL



Cuando pregunté por Marc Levy, me dijeron que era un autor simpático. ¡Marc Levy, escritor judío francés y un autor simpático! ¡Vaya!

Así que pensé leerlo. Y me encuentro con un relato romántico y simple, una novela rosa CORÍNTELLADOLENSE, escrito por un francés judío, que empezó en este negocio de la literatura, según dice la solapa, porque le escribió a su hijo un libro y se lo publicaron.

Pero lo cierto es que me une a él una coincidencia. Algo muy importante para mí y que explicaré más adelante.


MARC LEVY


El libro cuenta la historia de Mia, una actriz inglesa a punto de divorciarse que viaja a Paris, donde conoce a Paul, un escritor norteamericano, del que se enamora. Él no la reconoce y ella se hace pasar por la chef de un pequeño restaurante en Montmartre.


Pues eso. Una novela romántica rosa, sin más. Incluso me atrevería a decir que son mejores las historias de Luisa María Linares, la autora romántica y postfranquista española. Mejores en trama y calidad. Y sobre todo más imaginativas.

Sin embargo, el autor aclara a través de sus personajes el concepto de novela romántica  y contesta   a ciertas críticas que le hacen.

  Las novelas deben ceñirse a cierto realismo, a riesgo de parecer romanticonas.
  Pero a la mierda con aquellos a los que no les gustan las historias felices, que se vayan a chapotear en su pesimismo. Ya nos hacen sudar bastante la gota gorda, no vamos a dejarles encima la última palabra.
  Es una manera de verlo.
  No, es una cuestión de sensatez y de valor. ¿Para qué sirve actuar, escribir, pintar o esculpir, correr tantos riesgos si no es para aportar un poco de felicidad a los demás? ¿Para buscar la lágrima fácil porque se valora más? ¿Sabe lo que se necesita para ganar un Oscar hoy en día? Haber perdido los brazos o las piernas, al padre o a la madre, sería todavía mejor las cuatro cosas. Una buena dosis de miseria, de sordidez, de bajezas para arrancarte unas lágrimas y se aclama al genio, pero hacer reír y soñar no se tiene en consideración. Estoy harta de la hegemonía cultural de la postración. Así que su novela acabará bien, ¡y sanseacabó!
 
   ¿Por qué? ¿Este autor no es para la gente a la que le gusta leer?
  Sí, pero digamos que los hay más literarios.
  ¿Se ha leído ya alguna de sus novelas?
  Por desgracia, no puedo leerlo todo—dijo el librero.
  Entonces ¿cómo puede juzgar su manera de escribir?
El librero la miró con desdén y volvió a colocarse tras el mostrador.  Quiere que le pida los demás?—le preguntó mientras le cobraba el ejemplar que tenía en las manos.
  No—respondió Mia—. Voy a comenzar por éste y pediré los demás en una librería menos literaria.
  No quería ser grosero, es un autor estadounidense, a menudo pierden al ser traducidos.
  Soy traductora—dijo Mia con las manos en jarras.
El librero se quedó unos segundos con la boca abierta.  Bueno, llegados a este nivel de torpeza, ¡le hago un  descuento!

Tampoco a Maria Luisa Linares le gustaba lo que se decía de la novela rosa, término que nunca le convenció:

El término novela rosa "Es un invento, que se hizo en España para desprestigiar a unos cuantos autores. En todo caso, la novela rosa sería todo el cine norteamericano hasta hace quince años."

"En treinta y dos libros que tengo escritos, no he tocado la política para nada. El público no tiene interés ninguno es saber tus ideas políticas. El lector va buscando una novela que le guste y en mí encuentra la alegría de vivir, el optimismo y la paz espiritual."
María-Luisa Linares


LUISA MARÍA LINARES
PERO…

Lo que más me ha gustado del libro ha sido una coincidencia,

Y es que a un personaje de la novela, un tal Gaetano Cristoneli (que es el editor), le cambia la vida tras la lectura en su adolescencia de La Promesadel alba,  de Romain Gary; tal como  a mí me pasó hace escasamente un mes. Una casualidad cósmica. Como lejanas estrellas de otro Universo ( no de éste, sino de otro más perfecto).Y también como ocurre en el libro de Gary, uno de los protagonistas, recibe una carta emocionada de su madre después de que ella haya muerto.


Lo sorprendente de una coincidencia.

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