LA CONJURA

domingo, 22 de octubre de 2017

LA BRIGADA DE ANNE CAPESTÁN




El personaje protagonista de esta novela, Anne Capestán, es policía; hasta ahora una brillante policía. Pero, al disparar (y matar) en una detención a un asesino y secuestrador de niños, un ser de lo más infame y abyecto dentro de su especie, es suspendida de empleo. No sabemos si también de sueldo.  (Cosas que pasan en un Estado de Derecho)


Como castigo es puesta al frente de una brigada muy especial, al parecer, de ineptos e incompetentes policías, que altas instancias reúnen con la intención de quitárselos de encima y enviarlos lo más lejos posible. Agentes repudiados por diversas razones: un jugador, una escritora y su perro, un alcohólico, un homosexual deprimido … La brigada apenas tiene recursos, sin presupuesto, sin coche, sin armas;  su sede es un viejo piso en deplorables condiciones. Tan sólo cuentan con una carpeta y dos antiguos casos de asesinatos sin resolver, ya archivados: el de un marino tiroteado en un río y el de  una anciana estrangulada en su propia casa. ¡Hala! ¡Ahí tienen! para que se entretengan!!!!






La historia tiene su toquecillo de humor. El sistema de espionaje que utilizan, por ejemplo, es un enchufe de vigila bebés, y como vehículo perseguidor de delincuentes tienen un recogecacas. Algo difícil de creer, pero bueno...


No me ha entusiasmado mucho este libro, la verdad…,salvo la idea central de la novela de reunir un grupo de fracasados, que me ha parecido original. En mi opinión, la autora no ha sabido desarrollar bien la historia, cuyo argumento no acaba de cuajar y que, se ha quedado ahí, en un mero planteamiento.


Pero, así y todo, voy a leer el segundo de esta saga, y darle otra oportunidad...




La adrenalina le espumeó en las venas. Capestán inspiró profundamente y espiró para disipar los velos negros que le invadían el cerebro. Tenía que reflexionar y sortear las barricadas que había levantado el director. A pie firme en el salón. les dijo gritando a los presentes, con la esperanza de que le oyeran desde la terraza hasta los despachos del fondo

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