LA CONJURA

sábado, 28 de julio de 2018

LA LUNA EN LAS MINAS



DE ROSA RIBAS



RAZONES DE LA LECTURA


Hace poco Mariplatónica vino a casa y me dejó este libro en depósito, como un objeto multipropiedad por tiempo, que es como la vida misma en el Planeta Tierra. Me dijo que lo leyera, que luego lo leería ella también. Había ido a una conferencia de la autora y le había parecido bastante interesante, con un discurso profundo y sencillo, lo que es difícil de encontrar hoy en día.


ARGUMENTO

Joaquín es un niño que abandonan sus padres nada más nacer porque está maldito. Es un hombre lobo. Su mundo se reduce a su abuela con la que vive aislado en la montaña, además de un perro y un gato. En el colegio tan sólo tiene un amigo, Vicente.

Encontramos en Joaquín fundamentalmente a una persona buena. Él quiere a los suyos y por ellos soporta las humillaciones de la gente, el aislamiento, la soledad, las burlas.  Podría hacer daño pero no lo hace. Así se lo enseñó la abuela. De mayor, como último recurso, emigrará a Alemania, a las minas de carbón, y trabajará en el turno de noche, porque allí no llega el influjo de la luna y así la fiera no saldrá.

Sin embargo desconocemos la historia de la otra parte del binomio. Nada sabemos del lobo en que se transforma las noches de plenilunio. Y la verdad es que tampoco nos interesa porque ésta es la historia del lado bueno del lobo.


MI CRÍTICA LITERARIA

En la novela hay un único narrador omnisciente en tercera persona, que nos cuenta la historia de un hombre lobo muy especial, es decir, no como los hasta ahora recreados en películas de terror. Pero como yo no soy aficionada a los temas fantásticos, supersticiosos o de terror, ni a sus personajes como los Dráculas, zombis u hombres lobo, pensé que no me iba a gustar, vamos, que me aburriría.

Pues me equivoqué del todo todo. Debí pensarlo pues lo recomendaba Mariplátonica.  Y he disfrutado mucho leyéndolo, aunque mi maridito me dice que la literatura no se hace para eso, para disfrutar, sino para la inteligencia de las ideas objetivadas en ella.
—No estoy de acuerdo—le digo—porque yo disfruto muchísimooo leyendo.

Sí, pero esa es una satisfacción de la inteligencia, me dice, y no de los sentidos. No es como tomar cerveza o estar de fiesta. Es una emoción que proviene de la inteligencia. De cuando resuelves un problema de las ideas que estás leyendo. Por eso la gente no necesita leer porque para disfrutar ya tiene otras actividades.

Bueno, no sé.


                                   Mi hermana y yo con el eclipse lunar al fondo


Pese a ser un tema fantástico, la novela ha resultado ser más realista que otras muchas, pues la autora ha usado lo fabuloso para criticar aspectos de la realidad más real de la vida de los humanos.

El conflicto entre el bien y el mal es uno de los temas centrales de la novela. El hombre es un lobo para el hombre. O peor aún, y como decía un alemán del siglo XX seguidor de Maquiavelo, un tal Carl Schmitt: El hombre es mucho peor que un lobo para el hombre. El hombre es un hombre para el hombre.

Un buen libro, muy bien escrito, humano, entretenido, tierno, muy tierno, etológico, y con un final sorprendente.

Pues ya lo he leído y muy oportunamente, acompañada de una luna de sangre y un espectacular eclipse lunar que hubo ayer noche, y que muestro en estas fotografías.  Mari, ahora faltas tú.



                                                                                          la luna de sangre y el eclipse.

“Hay cosas que es mejor no querer saber” “¿Por qué?” “Porque las explicaciones siempre se quedarán cortas. Te harán infeliz”.

Cuando conversaban, Joaquín y Vicente solían hablar con mucha seriedad. Él porque había sido un niño solitario y lo sentía como un acto importante al que debía prestar toda su atención. Vicente porque, según don Amadeo, albergaba en su interior un pequeño filósofo, algo que Joaquín, que no entendía el adjetivo “azoriniano” con el que el maestro completaba la descripción de su mejor alumno.

8 comentarios :

  1. Pues no veas qué alegría que te haya gustado La luna en las minas.

    Cuando fui a la presentación de ese libro no sabía nada de él y me sonaba de algo la escritora. La verdad es que el título no me llamó la atención, más bien al revés.

    Y cuando comenzó a hablar sobre él y dijo que el protagonista era un hombre-lobo lo primero que pensé fue que “mala cosa”, porque lo mío tampoco son estos seres ni los zombis ni los vampiros ni demás familia. ¿Se te olvidaron los vampiros o esos sí te gustan?

    La bestia que llevamos dentro, ¿dejarla salir o no? Esa era una de las principales problemáticas en la que insistió. Dijo que el personaje decide que no y para arreglárselas con su naturaleza lo hizo emigrar a Alemania porque también quería hablar de eso, consideraba que había ciertas carencias importantes en el tratamiento de este tema en la narrativa española.
    Me pareció muy curioso. Un hombre lobo que quiere ser un hombre tiene que emigar a Alemania a las minas para no dejar salir a la bestia. Pues” puede ser otra cosa,y lo plantea muy bien. ” Así lo expuso ella diciendo que no desvelaba nada con esto. “¿Pues de qué otras cosas tratará? “ seguía pensando yo, así que yo tampoco debo estar desvelando gran cosa.

    Habló del contenido y de los objetivos que se proponía con el libro, lo que quería lograr y a dónde quería ir. Y habló del contexto. Al principio situó al personaje en los bosques de Galicia, creo recordar, pero no le funcionó: “la novela no respiraba”, recuerdo ahora que dijo tal cual. Y acabó situándolo en el pueblo de su infancia, el pueblo donde iba a pasar los veranos: agreste, duro, raro. Y habló del proceso de escritura del libro, del tiempo que le llevó, del proceso de documentación, de cómo iba descubriendo los caminos por los que seguir, el tiempo que podía tardar en encontrar una frase o una palabra, las vueltas atrás, los atascos, las luces, habló de todo, y también del estado mental y emocional que le sobrevenía, que se producía en ella y en el que había de sumergirse durante todo este proceso creativo y de todo lo que ello conllevaba. “A veces no se sale del todo”, dijo, y contó una anécdota sobre estas cosas. Bueno, hablaba con suavidad y firmeza, con mucha inteligencia y precisión y sin afectación de ninguna clase. Daba encanto escucharla, te hacía pensar y pensaba con nosotros (se le notaba) cuando le preguntábamos cosas. Una delicia y muy interesante.

    Así que, conforme aquella escritora iba contando lo que iba descubriendo que tenía que hacer y lo que tenía que evitar, (no habló de trucos y técnicas literarias, era evidente que lo había aprendido leyendo y escribiendo), en fin, yo me iba diciendo: “ pues esto puede estar bien, parece que tiene verdadera imaginación y que sabe cómo hacerlo, si lo ha logrado ¡qué maravilla!.” “Pues me lo voy a leer”, y en aquel fluir iba interasándome más por aquella historia y me acordé de ti: “pues esto también puede que le guste a Nico”. Entonces se me encendió una bombilla ¿Y si lo compartimos, el revoltijo de subrayados, señales y demás puede ser estupendo, y la lectura mucho mejor... Si, sí ¡qué divertido!. Pues vamos a ver qué pasa entre sus subrayados, los míos, las anotaciones...”

    Y ya está.

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  2. (sigo aquí porque no cabía todo)

    Como puedes imaginarte me hace mucha ilusión que te haya gustado y que hayas disfrutado leyéndolo. Yo he disfrutado desde el minuto 1 en la librería aquella y ahora con tu reseña, con esas palabras que chispean un montón, así que sólo me queda disfrutar ya con el libro.

    Me ha resultado muy curioso, aunque no me ha sorprendido, las cosas que has ido contado sobre el argumento y la temática. Yo me preguntaba cuando escuchaba a Rosa Ribas si estaba espoileando su propio libro. Alguien le preguntó una cosa que obviamente le hacía desvelar el final, no sé cómo lo hizo pero consiguió que no nos imagináramos el final, al menos no yo.
    Pues con tu reseña me ha pasado lo mismo. Ya entonces estaba intrigada con el final y ahora mucho más.

    Las citas escogidas me han gustado. Entre las cosas que dijo ella y las que has dicho tú va a resultar una lectura especial.

    A ver qué se cuentan Joaquín y Vicente.

    Besos.

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  3. Hola Mariplatónica.

    El libro es bueno porque te llega, es original, en él vemos la versión humana de un licántropo. Te crees la historia y te metes de lleno en ella.

    No hago spolier, porque lo que digo ya viene en el título que la autora ha puesto. Básicamente el libro es eso, lo que hemos contado. Y muchas cosas más... Desde luego no hay fuegos de artificio ni platillos volantes, pero sí la vida de un niño aislado y posteriormente la del adulto.

    El final me sorprendió.

    Terminé de leerlo una noche de luna de sangre. Qué casualidad. Los vampiros tampoco es que me gusten mucho. Creo que cito al conde.

    Me interesa mucho el proceso de escritura. Qué lástima no haber estado allí. He leído varios libros sobre y todos interesantes. Qué dijo? y la anécdota, te acuerdas?

    Estoy leyendo otro libro, Ordesa y me estoy acordando de tí, seguro te gustaría.

    Un beso.

    LA DEDICATORIA:

    Para dos amigas que comparten historias. Espero que disfrutéis la historia de este lobo tan humano. Con cariño. Rosa.


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  4. Hola, Nico.

    Ya hace meses, me acuerdo de algunas cosas, de otras no muy bien.

    Pues al llegar a la librería, una librería coqueta, de éstas que se han puesto de moda con los vinos, las actuaciones en directo, etc. llena para lo pequeña que era y vi a la gente allí, pues tuve como impresiones contrarias; por una parte me resultó agradable, y por la otra, yo, con mis prejuicios, pues pensé que habría un poco de, no sé cómo decirlo, de “tontería” con estas cosas que se ponen de moda y que yo me creo que la gente acude para dejarse ver, decir que ha estado allí, etc. etc. No me gusta, pero reconozco que me pasa un poco, luego me doy cuenta de que estoy equivocada.

    Pues el ambiente era muy agradable. El periodista que la presentó lo hizo con sincera admiración y nos la acercó de una forma estupenda. Logró, desde luego, nuestra expectación. Ella comenzó a hablar y el público escuchábamos en silencio, pero no un silencio educado, que también, sino un silencio atento. Comenzaron a hacerle preguntas muy interesantes, que la verdad es que a mí no se me hubieran ocurrido, y eso le dio pie para hablar de más cosas.

    Bueno, a partir de ahora va a ser muy desordenado.
    Cuando le preguntaron que cómo había nacido la novela dijo que había escrito bastantes novelas negras pero que ahora quería escribir algo distinto. Habló también de que había escrito un libro a medias con otra persona y que fue una experiencia muy rica y luego se centró en éste. Dijo que comenzó por definir los temas y los personajes y que pasó a la documetación. Se documentó sobre los licántropos y luego sobre la emigaración española a Alemania, Suiza, etc. Conocia el tema por la gente de su pueblo, por la barriada en la que vivía en Barcelona que era de emigrantes, de charnegos y porque vivía en Alemania y también ese era su hábitat y que, aunque se sentía muy bien allí, no dejaba de sentirse una extrajera.

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  5. Decía que en el proceso de escritura se superponían varias cosas simultáneamente: el perfilarse de los personajes, la documentación, los escentarios, que eran tan necesarios como los personajes, y que una cosa le llevaba a la otra. Añadía que, por ejemplo, para describir un lugar, un personaje o una situación, que no quería muchas palabras, que no quería describir: para ella estaba clarísimo que la descripción no era lo que iba a introducir al lector en ese mundo, tal y cómo ella lo entendía, tenía que transmitir la personalidad del personaje, el lugar que fuera o el hecho o reacción del que se tratara, mostrándolo; que no se trataba de decirle al lector lo que tenía que imaginar o pensar sino de buscar las palabras exactas y justas que hicieran clic, priemero en su cabeza, claro, y con las que el lector pudiera imaginar y conectar directamente. No sé si me explico. Explicó que se documentó sobre la inmigración bastante, leyendo aquí y allá, buscando en hemerotecas y que, a veces, era para lograr un solo un párrafo, que podía ser más significativo o menos, pero necesario al fin y al cabo. El proceso de documentación le llevaba a enriquecerse y que fuera modelándose la historia porque le suministraba ideas pero también le servía para desbrozar, que había que desbrozar mucho y que a veces era muy sacrificado, mucho tiempo de sumergirse en un aspecto, pero que no era gratuito, que en muchos momentos no le veía el fin pero tenía que seguir en la tarea. Dijo también que le llevó dos años más o menos el escribir la novela entre unas cosas y otras y que durante ese tiempo la novela “ lo fagocitaba todo”. Después habló del estado en que se quedó cuando finalmente acabó el libro. Dijo que era muy extraño, que en el tiempo de escribir la novela la vida quedaba en suspenso en cierto modo.

    Comentó que a veces se le ocurrían ideas pero que no prosperaban; habló especialmente de una novela que comenzó y que no llegó a acabar, dijo que no le ha encontrado todavía la forma, que lo había intentado e intentado y que con dolor lo tuvo que dar como un proyecto fallido y que esto le había apesadumbrado mucho en momentos anteriores pero que ahora convivía con ella y con el cajón en el que la tiene de otra forma, dijo no descarta nada, que podía ser que saliera del atasco y que volviera a andar o que no, albergaba la esperanza de que lo hiciera alguna vez, que era una cuestión abierta, en fin, que ahí estaba. También le preguntaron si se había arrepentido de escribir alguna pero esto no lo recuerdo.

    En fin, surgen temas, surgen ideas, surgen preguntas, surgen personajes y van encontrando su sitio a lo largo de meses o años, y luego se va documentando y se van centrando, van cogiendo forma las cosas y después viene el ir plasmándolas, el ir encontrando las palabra,s aunque todos los procesos paralelos siguen activos y se retroalimentan. Y finalmente se acaba, termina de escribirla.

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  6. Dijo que le llevó dos años más o menos el escribir la novela entre unas cosas y otras y que durante ese tiempo la novela “lo fagocitaba todo”. Después habló del estado en que se quedó cuando finalmente acabó el libro, que era muy extraño, que en el tiempo de escribir la novela la vida quedaba en suspenso en cierto modo. Entonces explicó que entra en otro periodo, en otra fase, una especie de aterrizaje o de vida híbrida; el proceso creativo ha acabado, la novela ha acabado pero su mente, absorbida durante dos años en la creación con sus personajes y en ese mundo imaginario, está confusa o algo así, como embotada, como en una especie desfase.


    “¿Cuánto tiempo se tarda en salir?” le pregunté. “Puf, bastante, no es fácil, a veces no se sale del todo, no se termina de salir”. Y entonces nos contó que mucho después de haber escrito una de sus novelas negras acudió a una de sus fuentes fundamentales para consultar algo sobre los personajes de esa obra que había escrito con anterioridad. Bueno. En esa novela había varios personajes que eran hermanos o algo así , y para la creación de esos personajes se había basado en hechos reales, en personas reales, lo dijo pero no me acuerdo bien de esto, supongamos que eran cinco, bien, pues ella, creó un nuevo personaje, un “sexto hermano”, porque así lo requería su novela. Vale. Pues años después, como he dicho antes, cuando fue a consultar algo en una biblioteca o hemeroteca sobre los personajes reales se quedó estupefacta de que no hubiera información alguna sobre “la sexta persona”.
    Hablaba con franqueza. Aquello, en unos momentos, era un descubrinos el libro, las cosas que quería decir, en otros, el proceso, y en otros, lo que está detrás del libro, ella, sus pensamientos y vivencias. Fue bonito, yo la veía contenta de haberlo escrito y a la vez pensé que tenía que ser un esfuerzo mental y vital enorme, parecía algo extenuante, incluso al contarlo parecía cansada.
    “¿Y has salido ya?” pregunté impulsivamente.
    “Bueno, hay un poco de todo, la novela ha acabado pero vienen otras cosas: la edición, la promoción, un día estoy aquí y otro allá, ahora estoy aquí y es reconfortante ofrecerles mi libro, charlar con ustedes, aquí han surgido cuestiones diferentes, he hablado de otras cosas, cada lugar lugar es distinto, ha sido un placer”.


    Y ahora voy con otra cosa.
    Ayer fui a una librería, a otra. Me compré El Quijote en la edición adaptada al español actual porque el castellano original de la obra ya me he convencido de que no puede ser para mí. Y pedí alguno de la saga de “Reeves” o de El club de los zánganos”, pero sobre todo quería de “Reeves”. Había acabado hace muy poco (no quería que se acabara, lo leía a sorbitos) De acuerdo, Jeeves. La dependienta no encontraba las obras que le pedía, entonces surgió una voz por detrás de mí diciendo: “Es Jeeves, señora, es Jeeves. Lo sé muy bien, Wodehouse es mi escritor predilecto”. “Perfectamente, señor”, me dieron ganas de decirle, porque la intervención era digna de esos personajes. “Ah, es verdad, lleva usted razón, muchas gracias, no sé por qué se me ha metido en la cabeza ese cambio en la consonante. Y bien, ¿cuáles me aconseja?”. No estaban los que me dijo así que me llevé los dos títulos que les quedaban. Y salí contenta con mi compra (y con mucho peso).

    Sí que es verdad que citaste a Drácula, las cabezas...

    Pues besos.

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  7. Qué bueno. El episodio de la libería parece sacado de Wodehouse. Tendrías que habérselo dicho. Perfectamente señor. je je

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  8. Pues ya lo leí.
    Lo leí hace un año, durante el confinamiento, en lo más profundo del confinamiento de aquel marzo o abril, no sé; recuerdo leerlo despacio despacio a altas horas de la noche, de las noches oscuras y silenciosas de esa etapa tan extraña de nuestras vidas. Y recuerdo pensar que estaba leyendo un libro de un ser humano confinado, un libro sobre nosotros, y encima en aquella terrible e “irreal” situación, era como si me hubieran dicho que estábamos todos en la mina allá abajo, me parecía lo mismo. Y como digo, no solamente se trataba de aquel confinamiento mundial, sino de la muñeca rusa de nuestros confinamientos que constituye nuestras vidas.

    Lo leí con atención, curiosidad, suspense, que es raro que un libro produzca ese suspense (hablo por mi) y también, como dice tu maridito, con la inteligencia porque, efectivamente, en él, como en todo buen libro, y éste lo es, se resuelven problemas que están objetivados en la narración, pero problemas vitales, así que se lee también con las emociones (con esto de la inteligencia emocional) pero yo prefiero decir que lo lees con el corazón porque sientes algo cuando lo lees, vuelvo a hablar por mí. Simplemente, suspiraba, me alegraba, me angustiaba, en fin, me metí en la historia con sus protagonistas y sentía sus suspiros y sus alivios y también los míos. Y lo leí también con esperanza.

    No tenía ganas de acabarlo: “¿cómo acabará? ¿ cómo va a acabar?”, me preguntaba cuando iba por la mitad. El final es fabuloso.
    En fin, recuerdo la noche que lo acabé entre suspiro y suspiro, y recuerdo también que se me ensanchó el pecho y que sentí una paz silenciosa y profunda. Y, en medio de toda aquella locura de días, me dormí con una tranquilidad preciosa. Y le di las gracias a la escritora por este libro que es un aliento.
    Así que yo también lo he disfrutado mucho, un montón.
    De vez en cuando me encontraba un doblez en la esquina de una página o un subrayado. Más bonito todavía.
    Besos.

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