DE ROCIO HELLÍN
Flamencólica
es la historia de una joven aficionada al flamenco, una buena
aficionada. El FLAMENCO ES SU PATRIA. Y de como se convirtió en su
tabla o cajón de salvación cuando siendo adolescente su padre sufre un infarto y, para animarlo empezó a interesarse por el cante, y a hablar con él de palos o de artistas como Camarón y Manolo Caracol.
Y
es que su padre, según dice la autora, era incapaz de adaptarse a su
nueva vida, envejece de repente, con la mirada perdida frente a la
chimenea durante horas, leyendo una y otra vez el Quijote. Esto
último me parece curioso, que en el mismo orden de cosas, y todas
ellas negativas, diga que leía el Quijote.
-
Hombre... ¡Ni que Cervantes fuera Cioran!
Es
Rocío Hellín una bloguera, escritora y flamencóloga. Nacida en
Puerto Lumbreras en Murcia, en una familia de tradición flamenca.
Su padre, camionero y cantaor. La Juana, su madre, una mujer de
fuerte carácter.- Está bien que los autores hablen de su familia.
Rocío diferencia la vida normal de la vida flamenca, al igual que se
diferencia la vida normal de la vida del sabio:
Entre una vida normal y una vida flamenca hay muchas diferencias pero sí tengo que escribir alguna, ahora mismo destacaría la percepción y la sensibilidad con la que venimos al mundo.
Escribe sus reflexiones y vivencias flamencas y opiniones desde un punto de vista personal; sin embargo, creo yo que, en gran medida, su análisis es autorizado y cabal.
Sobre
la situación actual del flamenco, considera que es necesario su
evolución. Pero no todo vale. Es decir, las nuevas tendencias han
de ser significativas y respetar las bases, la estructura. Por
ejemplo, en el cante se puede abrir nuevas posibilidades en la voz, y
en el talento para recrear un cante; pero la métrica y estructura de
ritmo deben permanecer inalterables.
Para mi la vanguardia flamenca es la apertura hacia nuevos caminos a partir de los pilares fundamentales, estos caminos los fabrican las personas que lidian con sus inquietudes e indagan el modo de cubrir sus necesidades artísticas. Esta es la parte en la que me despojo de mi disfraz de talibán y respeto al artista, aunque campee campos erróneos, porque equivocarse es necesario para rebuscar la esencia propia y parir una identidad.
El
librito cuenta con un excelente prólogo de Javier Osuna, y termina
con una cita de Pessoa. “...¿Piedras en el camino? Las guardaré
todas. Un día construiré un castillo.”
Termino
esta reseña con una cita de la propia autora, Rocio Hellín, y su
definición del “aficionado al flamenco”
que me ENCANTA. No se puede decir mejor y quien define bien ,
bien empieza.
Somos unos románticos que vamos buscando algo que nos pellizque el alma; un temple, un quejío, un silencio, una falseta, un remate, un gesto, un golpe, una mirada. Cada uno con su percepción, su sensibilidad y su paladar. Rocío Hellín
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