LA CONJURA

lunes, 27 de junio de 2011

Elogio de la lectura y la ficción





El discurso que Mario Vargas Llosa leyó ante la academia sueca cuando le fue concedido el premio Nobel de Literatura lo tituló "Elogio de la lectura y la ficción". Una pequeña obra literaria, escrita con sentimiento y gratitud. Comienza diciendo: Aprendí a leer a los cinco años, en la clase del hermano Justiniano, en el Colegio de La Salle, en Cochabamba (Bolivia). Es la cosa más importante que me ha pasado en la vida. El texto se lee rápido y en él descubres a un escritor emocionado, recordando sus orígenes, con gratitud a sus familiares que lo animaron en la tarea de escribir, como el tío Lucho, el abuelo Pedro y cómo no, a su madre. Habla de política, de paises, de ciudades, pero sobre todo de literatura a la que concede un doble papel en la historia del hombre; como forma de entender no sólo nuestra vida y la de los demás, sino también las vidas que nos gustaría vivir a través de la ficción, cuya percepción puede llegar a ser tan nitida tan liberadora como la vida misma. Por otro lado Mario Vargas Llosa confiere a la literatura un poder reivindicativo e integrador a través del cual los sujetos se reconocen y se liberan.




Sin la literatura seriamos menos conscientes de la importancia de la libertad. La literatura además de sumirnos en el sueño de la belleza y la felicidad, nos alerta contra toda forma de opresión, por eso la literatura es reprimida con sistemas de censura para evitar que el lector intuya la posibilidad de libertad de otros mundos, de otras historias. Al principio, como la mayoría de los de su generación creyó en el marxismo como solución a los problemas de pobreza e injusticia que sufría América Latina, luego llegó la decepción con el estado soviético, los gulags, y la revolución cubana, a las democracias de Bolivia y Nicaragua las llama pseudodemocracias populistas y payasas; en cambio a la transición española la considera un modelo a seguir ¿?. En su discurso hace una mención especial a España, en concreto a sus mejores años transcurridos en Barcelona, cuando conoció a Carlos Barrall, gracias a él y a su reconocimiento, empezó a publicar y a tener lectores.




Curiosamente coincido con Vargas Llosa en dos puntos yo también recuerdo como él, el momento mágico en que empecé a juntar las letras para leer, en mi caso es de los pocos recuerdos que tengo de la infancia y por otra parte siempre quise como Vargas Llosa rehacer los finales de novelas, y de películas también; en algunos alargándolos y recrear ese sublime momento final, en otros cambiando algo. No me parece justo sufrir las desventuras de un personaje con tanta intensidad para que luego la recompensa del final, el triunfo de los buenos sobre los malos se resuelva en un santiamén, tan rápido que apenas te queda tiempo para disfrutarlo.




Vargas Llosa hace un ejercicio de autocrítica cuando se refiere a la crueldad y violencia sufrida durante la conquista y colonización de América latina. Su teoría es que la mayor parte de los que cometieron las barbaridades fueron precisamente los que se quedaron en el país colonizado, es decir, los que se mezclaron con los indigenas y criollos y por tanto, la responsabilidad es colectiva y no sólo se puede atribuir al país colonizador sinto también al colonizado.





La frase: La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura.





y esta otra: Mario, para lo único que tú sirves es para escribir.






NOTA 9










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