LA CONJURA

martes, 26 de junio de 2012

EL BESO



EL BESO  de Antón Chejov









Un cuento ruso ha de tener una isba, un samovar y alguna que otra referencia a los mujiks. Es decir, un cortijo, una cafetera, y unos jornaleros.


“Pronto sabrá Von Rabbek por los mujiks que hemos llegado y enviará a alguien a buscarnos”, pensaba Riabóvich al tiempo que entraba en una isba, y no entendía por qué su compañero encendía una vela ni por qué los ordenanzas se apresuraban a preparar el samovar".


A la aldea de Mestechki llega una brigada de artillería, entre ellos un capitán tímido y apocado llamado Riabóvich.

Durante una fiesta, el capitán Riabóvich es abordado por una misteriosa dama que lo besa en la oscuridad. Este incidente desata todo tipo de ensoñaciones en el capitán que sin conocer la identidad de la mujer vivirá con la única perspectiva de volver a verla.
Lo mejor es el final: Y el mundo entero, la vida entera le parecieron a Riabóvich una broma incomprensible y absurda…Al apartar los ojos de las aguas y dirigirlos al cielo recordó de nuevo cómo el destino, en la persona de una mujer desconocida, le había acariciado casualmente; recordó los sueños y las imágenes del verano, y su vida se le antojó sumamente pobre, triste y anodina…
Vivir de ilusiones o la vida es ilusión.

Calderón de la Barca lo diría mejor: La vida es sueño, y los sueños sueños son.

Puntuación 7


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