LA CONJURA

domingo, 24 de junio de 2012

Manual de Inquisidores.


MANUAL DE INQUISIDORES de ANTONIO LOBO ANTUNES.
Relato en sepia de un fragmento negro de la historia de Portugal—la  dictadura de Somoza y la posterior revolución de “los comunistas con barba” y claveles— y un ejercicio estilístico de impecable narrativa con ritmo poético y  de gran belleza plástica. Ritmo y crítica. Un mundo cutre sin salida. El cuco reparado. Portugal.

Comienza el libro, o el libro comienza el día en que Joao acude a los Tribunales para divorciarse. Mientras espera al abogado rememora su infancia junto a su padre  en la quinta Palmela. Don Francisco es un  exministro de  Salazar,  un cacique,  un cazador de “comunistas con barba” y de mujeres no ilustradas—sin quitarse el sombrero para que sepan quien es el amo—, al que su esposa fue infiel—el autor no dice con quién—.


Una narración coral con varias voces: la de Joao, la de Sofía su mujer, la del padre cacique fascista que terminará sus días en un asilo con el orinal para hacer pipí y que les hacía a las mujeres lo que ellas querían que le hiciese pero sin quitarse el sombrero para que supieran quien mandaba, como repetía incansablemente a las criadas, a la viuda del farmacéutico, a la mujer del sargento, a todas a las que podía aprovecharse menos a su mujer, porque él era un cornudo que lo había abandonado su mujer cuando Joao, su hijo,  era todavía  muy pequeño, dejándolos al cuidado de Titina la fiel ama de llaves enamorada en secreto del señor.

Visión desastrosa de la  transición de Portugal  pero con sentido del humor—no en balde Antònio Lobo Antunes es psiquiatra—:

—Los rusos han tomado Portugal, Sofía, si no me crees enciende la radio.

“Mi madre mandó cerrar las puertas y las ventanas para que los comunistas no entrasen así porque sí, mandó al chofer que escondiese los automóviles en su garaje, mandó a las criadas al cuarto a que rezasen un rosario por la conversión de los bolcheviques”

La impresión de  breves pinceladas permite al lector inferir la historia completa –si es posible tal cosa—la relación entre Don Francisco y la cocinera de la quinta—que  terminará pariendo en un establo entre bestias asistida por el veterinario—, y a la que robará su hija recién nacida—típica crueldad que podría ser  motivo de un fado, música que no se menciona ni una sola vez en la novela, cosa extraña en un libro portugués.

Titina, el ama de llaves, está secretamente enamorada de Don Francisco, y termina sus días olvidada  por toda la familia en un asilo. Su mayor éxito en la vida fue que en cierta ocasión el amo tuviera la deferencia de abrirle la puerta del coche. Esta es la crítica más fuerte que se le puede hacer a la servidumbre voluntaria. También es aplicable a España pues, al igual que Portugal, España tuvo su Don Francisco ( Franco) y sus siervos y siervas voluntarios.

Un pariente de la mujer de Joao  les roba la quinta con argucias jurídicas y lo que  es peor será capaz de adelantar la muerte de su propio padre negándose a que fuese operado por los mejores médicos del extranjero, y todo para controlar el negocio familiar.


Yo definitivamente, firme en mi patriotismo.

—Hay  que dar  el ejemplo desde arriba. Si todos nuestros enfermos son operados en Los Ángeles, nunca aprenderemos y dígame como van a progresar nuestros cirujanos.

Las últimas treinta páginas se me han hecho largas. Quizás por el trabajo acumulado estos días o  porque  al ser una novela medianamente larga ya conocía la técnica y el estilo de Antonio Lobo Antunes. Pero no, no, creo que los últimos capitulos no llegan a altura del resto del libro.

Me recuerda un poco a la novela Los Santos Inocentes de Delibes mezclado con Los Detectives salvajes de Roberto Bolaño y a mi maridito le recuerda a CR7 (Cristiano Ronaldo) porque  el delantero portugués – criado en  una de las quintas lusitanas—expresa en el campo de fútbol la rabia reprimida de los súbditos que quieren ser libres pero no tienen el manual de la libertad y de la ilustración, bueno... es que mi maridito es del Barça.

Nota 7, 4  (en homenaje al año 1974, año de la revolución de los claveles).


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