LA CONJURA

domingo, 13 de enero de 2013

El abuelo que saltó por la ventana y se largó.


Otro libro que he tenido que dejar por la mitad. Lo que en un principio parece una novela original acaba siendo un tostón. La idea es repetitiva y la redacción de escaso valor literario.

 La gracia de esta novela, si es que la tiene, se limita a la portada donde aparece la fotografía de un anciano con un cartucho de dinamita en el bolsillo de la camisa rosa. Así que de las cuatrocientas páginas que tiene el libro, he llegado a la doscientas y pico. Algo más de la mitad. Es suficiente.

Poco tengo que decir de este libro del que dicen ser un nuevo Forrest Gump, y que a mi me parece un relato torpe, donde los mal construidos personajes no llegan ni siquiera a caricaturas.

Un centenario anciano escapa de la residencia en la que vive el día de su cumpleaños. Llega a una estación de autobuses donde un joven le pide que le guarde la maleta para poder entrar al aseo. En esa maleta se esconde el dinero de una operación de tráfico de drogas. Pero al anciano le da un arrebato y sin saber por qué escapa con la maleta y con el dinero. A partir de ahí surgen una serie de aventuras de personajes variopintos donde se incluye hasta un elefante.

 Hay dos niveles de narración, un primer nivel donde se relata la historia actual del anciano que huye perseguido por unos matones y otro nivel con la historia de su vida y sus experiencias con politicos y mandatarios y científicos que conoció por una u otra razón. Sus experiencias pasan desde la construcción autodidacta de la bomba nuclear (si es que eso es posible) hasta el rapto en un submarino soviético a tal fin.

Calificación: 5 o menos.

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