LA CONJURA

jueves, 8 de agosto de 2013

La verdad sobre el caso Harry Quebert

De: Joël Dicker

Marcus Goldman es un joven escritor que alcanza el éxito, dinero, popularidad y prestigio,  tras la publicación de su primer libro. Ahora tiene que cumplir los plazos con su editor y escribir la que será su segunda novela pero las musas  no le acompañan y se enfrenta al terror de la página en blanco.   Para inspirarse decide visitar  a su maestro y amigo Harry Quebert en la pequeña ciudad de Aurora en New Hampshire, allí tiene una cabaña frente al lago o al océano--ya ni recuerdo y lo mismo da pues como es sabido todos los escritores y artistas estadounidenses tienen una cabaña frente al lago--.  

Fue Harry Quebert, su profesor de literatura en la Universidad, quien  ayudó al protagonista en sus principios como estudiante de literatura y joven autor.  Es entonces cuando  descubre que su maestro, Harry Quebert, estuvo enamorado hace más  treinta años de una joven de quince años. La joven es encontrada muerta acusando a Harry Quebert del asesinato.

Pues ya está,  tenemos la excusa perfecta para buscar al verdadero culpable en un thriller de más de seiscientas páginas. Podría ser una buena lectura a la orilla de la playa, bajo la sombrilla y al resguardo del sol con bronceador del cincuenta,  pero a mí no me gusta demasiado, es decir, está bien, pero sólo para ponerle un aprobado (a pesar de que tenga el Goncourt).  Se me ha hecho lento, pesado, pesadísimo...

Con distintos planos narrativos: año 2008 en que se narra la novela  y el pasado en los años  1975 y  1998; dicen también que con giros sorpresivos en la trama, aunque yo no veo tales giros, al contrario, el lector conocedor de la  novela negra estará atento y  acostumbrado a las trampas de este género  no sería de extrañar  que descubriese quien es el asesino. Desde luego prefiero a Agatha Cristie.

Una mezcla de Lolita o de Beautiful Girl, (eso sí que era una historia de amor entre la jovencísima Natalie Portman Y Timothy Hutton) con reminiscencias de "Los hombres que no amaban a las mujeres" sin llegar ni a su altura ni calidad.

Había enloquecido de amor por una chica de quince años !!

Muchos tópicos, por ejemplo el escritor que logra la inspiración en una cabaña frente al  lago y en escasas semanas redacta un magnifico libro que se rifaran las editoriales y que será el canon de obras principales en el siglo XX y venideros.

Le cogió de la mano y le instaló en la terraza. Le trajo sus folios, sus cuadernos, sus bolígrafos. Hizo café,  puso un disco de ópera y abrió las ventanas del salón para que lo oyese bien. Sabía que la música le ayudaba a concentrarse. Poco a poco, él recuperó la calma y se puso a la tarea de empezar de nuevo; escribir una novela de amor, como si su historia con Nola fuese posible. Escribió durante dos horas largas, las palabras venían por sí mismas, las frases se dibujaban con perfección, naturalmente, brotando de su bolígrafo, que bailaba sobre el papel. Por primera vez desde que estaba allí, tuvo la impresión de que su novela estaba realmente empezando a nacer. 

Sin embargo, los diálogos  del protagonista  con su madre son  graciosos y para mí lo mejor del libro. Apostaría a que son reales.

Hay frases interesantes acerca del oficio de escribir:

Escriba  porque es el único medio para usted de hacer de esa minúscula cosa insignificante que llamamos vida una experiencia válida y gratificante.

Un buen libro, Marcus, no se mide sólo por sus últimas palabras, sino por el efecto colectivo de todas las palabras precedentes. Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, sólo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar.

La vida es como una carrera a pie, Marcus: siempre habrá gente más rápida o más lenta que usted. Todo lo que cuenta al final es la voluntad que ha puesto en recorrer el camino.

Y la mejor cita. La que muchos deberían y deberíamos tener en cuenta. Para escritores, poetas, y filósofos, para todos ellos vale:


¿Y cómo sabe uno que es escritor , Harry?
Nadie sabe que es escritor. Son los demás los que se lo dicen.



Dos de los personajes son los homicidas y  asesinos, pero no diré sus números de placa.

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