LA CONJURA

martes, 12 de julio de 2016

EL BOSCO AL DESNUDO



AUTOR: HENK  BOOM

Madrid. Siempre que visito el Prado voy a ver el cuadro de  “Las lanzas” o “La rendición de Breda” de Velázquez y el tríptico “El jardín de las delicias” del Bosco y, cómo no,  me doy una vuelta por la sección de Goya, echándole un ojo al Greco del que salgo corriendo pues da yuyu.

Otra cosa que hago es pararme ante el cuadro “El conde duque de Olivares”, que está en la misma sala que el de “las Lanzas”. Retrocediendo y  tomando una distancia relativa se puede ver en el suelo un enorme socavón por el que está a punto de precipitarse el caballo del conde, cosa que no se aprecia en las fotografías. Por lo visto y según le confesó en una ocasión un pintor allí apostado a un amigo mio, a Velázquez no le caía demasiado bien el todopoderoso conde duque de Olivares.




Como hace unos días maridito y yo y unos amigos visitamos la exposición que conmemora el V centenario de la muerte del Bosco, me compré el libro “El Bosco al desnudo” a ver si me aclaraba algo de este enigmático pintor y de su extraño lenguaje figurativo. ¿Qué significado tienen los animales, los búhos, las aves? ¿Y las fresas, los mejillones?  ¿O Los instrumentos musicales en el infierno?






Y es que sabemos más de Marte que del Bosco

Eso pensaba yo, aclararme,  pero lo cierto es que el libro no me ha desvelado gran cosa acerca de la personalidad de este genial pintor. El autor se limita a citar a otros exegetas bosquianos y hablar de sus  respectivas tesis.  Así que termina el libro diciendo que: "El misterio de Bosch nunca se resolverá".

Según el autor, hay diversas teorías de interpretación:

Dicen unos que para comprender al Bosco hay que conocer el medievo neerlandés y sus mitos y folclore. Otros, que el autor padecía de soledad y aburrimiento y que debía de consumir alucinógenos para poder plasmar aquellas imágenes oníricas surrealistas con su pincel. También que era ateo e integrante de la secta de los adamitas. O todo lo contrario, que era creyente aunque crítico con la iglesia.





Parece que no se aclaran.

Lo que sí es cierto es que Felipe II, católico y devoto, y uno de los monarcas más papista que el papa, tuvo la colección más importante del Bosco, al que admiraba, tanto que, a la hora de su muerte en el Escorial, mandó colgar en la alcoba dos obras principales del pintor: El jardín de las delicias y La mesa de los pecados capitales.

¡En fin! Son mucho más esclarecedores los propios folletos que reparte el Prado a la entrada de la exposición y estos magníficos enlaces.

El Bosco sirvió de inspiración a otros artistas.

  • Quevedo, por ejemplo, se basó en la imaginería del pintor para recrear sus visiones cargadas de burla y sátira en su obra “Sueños”.
  • Baltasar Gracián, en su obra el “Criticón”, una vasta alegoría de la vida humana, donde aparecen monstruos mitad humanos: “Haced cuenta [] que soñáis despiertos: ¡Oh, qué bien pintaba el Bosco! Ahora entiendo su capricho” Porque los hombres andan con la cabeza para abajo y los ciegos sirven de guía a los demás. “Así va el mundo”.
  •  El filósofo y escritor rumano Mircea Eliade, y el filósofo político Carl Schmitt y Eugenio D’Ors, todos ellos impresionados por la obra del Bosco. Y concretamente con el “Jardín de las delicias “y el detalle inferior del panel central donde tres mujeres llevan una liana en la que cuelga una berenjena. Schmitt llevó reiteradas veces a D’Ors al Prado  para que observara este detalle.

  •  El genial Jacek Yerka, pintor polaco surrealista e influido por el Bosco.







Al salir de la exposición, maridito compró dos subcarpetas del merchandising; una era "el paraíso" del jardín de las delicias para guardar los exámenes de los alumnos que aprueben y la otra "el infierno", para los que suspendan. Yo, por mi parte, compré una chapa de un gatito con un ratón que sale en la parte inferior izquierda del jardín del edén.



La mejor, la más extensa y más importante exposición realizada hasta ahora sobre el Bosch...





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