Anoche volví a Lo Ferro (al festival de flamenco) porque es una tradición y porque parece que si no voy no sea verano. Entramos al mesón “Melón de oro” y al patio encalado donde se celebra las primeras fases del concurso. Allí te sueles encontrar con Fosforito, Cepero, el Torero, Antonio Carrión, además de un elenco de concursantes, periodistas y flamencólogos. Nos tomamos unas cervezas, unos pinchos de tortilla, y de paso, me compré un librito de poesía flamenca.
La puerta entorná es una colección de poesía flamenca y gitana escrita por Joaquín López Bustamante con prólogo de Miguel Poveda y Antonio Ortega. Si abrimos esa puerta entorná nos podemos encontrar coplas y versos de tradición popular. Letras breves, intensas, con acento de soleá ( 8a-8-8a), donde se dice tanto y en tan pocas palabras y que, como le ocurrió a Miguel Poveda, se lee cantando.
Leer aprendiendo
y cantando sabiendo
saber flamenco
(AMB)
¿Y por qué no haikus? Al fin y al cabo los remates por bulerías no son otra cosa que haikus en su estructura (5-7-5). Sólo ocurre en la poesía japonesa y en la del cante jondo. ¡Los haikus gitanos como éste de Carmen Camacho!
Jaicu gitano,
cuando la flor de loto
es de naranjo
y este otro haiku del autor:
Silla de enea,
y un fuego antiguo
en la chimenea.
En la azotea,
la ropita que tiende
mi compañera.
En el apartado del libro titulado “Tercios prestaos” el autor toma un verso “prestao” de un poeta culto (Rafael Alberti, Félix Grande, Pedro Salinas…) y le añade dos versos para completar una soleá.
No tuve quien me dijera: (8a)
“No te vayas, amor mio,
te necesito a mi vera” (8a)
Poesía y música (contemporánea y tradicional), en unos versos donde se sugiere más que se cuenta. Una mirada alegre, libre y sensible.
Por tu querer
quiero y no quiero
que hoy sea ayer.
¿Cómo puedo recordar
lo que no viví contigo
si nunca llegó a pasar?
La soleá que soñé
también tenía tres versos
y al despertar la olvidé.
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