LA CONJURA

domingo, 16 de junio de 2013

Adiós Princesa






DE: David Rocasolano.


Me encontré por casualidad este libro en la pequeña librería de mi ciudad en el reino de España. Los medios de comunicación no hablan de él y muchísimo menos le hacen publicidad y los que raramente lo nombran lo hacen para denunciarlo como "libelo" o "libro prohibido".  Así funciona la censura hoy en día en España, y así funcionan los medios de comunicación vendidos al poder cuando reciben órdenes expresas de ocultar la información que no les interesa o no les sirve.

Por supuesto  decidí comprarlo para llevarle la contraria al sistema.

David Rocasolano es abogado, y primo hermano de la princesa de Asturias Letizia Ortiz.

Lo que en principio parecía el final feliz de un cuento de princesas, él lo califica como un atropello de un tren expreso contra una caravana de gitanos, de esa manera entiende la irrupción de los Borbones en su familia.

El cambio de carácter y actitud de su prima Letizia ha provocado el distanciamiento entre ellos y las desavenencias entre los miembros de su familia, por lo que ya distanciados, ninguneados y humillados decidió escribir el libro y denunciar hechos tan importantes como que:

!su prima Letizia, princesa de Asturias, abortó voluntariamente antes de su compromiso con el príncipe!

En un país católico donde la religión tiene tanto poder y el poder tanta religión desde tiempos de los Reyes .. Católicos  y la expulsión de los judíos y moriscos !!.... un escándalo como éste, es decir, el aborto de una futura reina, supone un revés y descrédito importante para la ya menoscabada monarquía española.

Los últimos acontecimientos de corrupción dentro de la familiar real:  caso Noos, o el escándalo de las cacerías del rey en Botswana con su amante Corinna, han dejado a la monarquía española seriamente dañada.

El libro se lee muy rápido y no deja de ser un articulito del Hola ampliado, pues parece algo de cotilleo. Dudo que las verdaderas razones que esgrime el autor para escribir el libro sean  las reales, a saber, un  acto vindicativo de una familia destruida por un ridículo sentido de Estado; al contrario, pienso que ha sido por interés económico y nada más.

Lo que sí es creíble es la descripción que hace de los personajes de la familia real.

Según el autor del libro, (no olvidemos que es el primo de Letizia) al rey le importa un comino los demás. Vive a mayor gloria de su persona. Todos hemos sido testigos  en más de una ocasión de ese carácter irascible que muestra, incluso en público, por ejemplo cuando humilla a su mujer, la reina Sofía, en un acto protocolario o cuando increpa al chófer que intenta aparcar o cuando se permite el lujo de mandar callar a un presidente de una república extranjera. Dudo del carácter campechano que los periodistas le atribuyen.

Pero vayamos por partes: Del rey dice que nunca le ha visto un gesto de afecto o complicidad para su familia. Ni de Sofía a Juan Carlos, ni de Marichalar a Elena. De ellos dice que son autómatas protocolarios. Cuando se celebraba el cumpleaños de algún nieto el rey permanecía durante un rato  para hacerse las fotos y en cuanto los periodistas se largaban, borraba la sonrisa y se esfumaba sin despedirse de nadie. Al rey no se le ha escuchado hablar en profundidad de ningún tema, su discurso se limita al chascarrillo, a la ocurrencia banal. Describe una escena muy significativa, en palacio, en un comedor presidido por un Velázquez y un Goya.  Después de cenar el rey se saca un Cohiba y sin ningún miramiento hacia el arte ni al resto de comensales echa el humo directamente a los cuadros. La Monaquía hispánica jamás hubiera hecho esto, esto es cosa de los borbones...

Al contrario de la Reina, que suele interesarse y escuchar a la persona con la que está hablando. Gracias a ella, salvó la vida de su hijo. La reina le recomendó un médico experto en una complicada cirugía que habían de practicarle al pequeño.  La reina es más cercana y atenta, conoce el nombre de tus hijos , sabe en qué trabajas y está atenta a los detalles.

A ningún miembro de la familia real se le ha visto jamás con un libro en la mano. Tampoco vio en  la casa del príncipe una  importante biblioteca digna de un futuro jefe de estado. Lo que sí tenían era una bodega de valiosísimos vinos, tipo Vega Sicilia, protegidos por arena de playa traída de no se qué lejano país de Oriente Medio para mantener la humedad.

De Elena dice que algo le pasa sin que sepa  precisar qué es. En una ocasión Elena le explicó como enseñaba inglés a  niños pequeños. La explicación era impropia no sólo de una infanta sino de cualquier plebeyo medianamente inteligente. Elena es una persona ensimismada, con pocos recursos. Imposible enfadarse con ella, porque eso sería como enfadarse con un árbol o con el aire.

A los duques de Palma los ve más cercanos. Lo que le pasó a Urdangarin le podría haber pasado a cualquiera (eso dice). Es muy fácil quedar impresionado por este tipo de vida,   y por el ritmo de vida que llevan;  unas vacaciones aquí, mañana, de cacería en tal sitio. Un ritmo de vida imposible para un ex jugador de baloncesto por muy bueno que éste hubiese sido.

Lo que le sucedió a Urdangarin es algo que nos pudo haber ocurrido a Telma, a Érika o a mí. El ambiente que se respira, esa sensación de placidez y seguridad que transmiten estas personas con la vida solucionada, la servidumbre que los rodea, la fantasía real en la que viven, te hacen sentir inmediatamente que tú no eres más que un pobre desgraciado. Por mucho que Sofía, Felipe o Cristina intenten tratarte como un igual (Juan Carlos, jamás; por supuesto).

Hay anécdotas muy graciosas. Letizia trataba de controlar a su familia plebeya en todo momento. En el baile de la víspera de la boda, Letizia le pidió a su primo David que vigilara a su abuelo, un taxista de provincias( republicano). A él le gustaba demasiado bailar, y efectivamente, el abuelo plebeyo se marcó algunos compases con ciertas damas de la aristocracia europea. Esta escena merece que mi amigo Arrabal la lleve al teatro !!! pues él bailó delante del rey también !

O cuando la pedida de mano, en la que momentos antes,  la familia Ortiz Rocasolano, en unas dependencias de palacio, estuvo ensayando las genuflexiones como en un baile grotesco de película de príncipes y súbditos ...

En fin, lo dicho, el libro es como un articulito ampliado del Hola, pero sociológicamente correcto y propicio, por lo menos, para una obra de teatro !






















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