LA CONJURA

sábado, 8 de junio de 2013

SUEÑO DE UNA MAÑANA DE DOMINGO




Anoche soñé. Volví a soñar que regresaba a Puerto Rey. No es la primera vez, aunque siempre, al final, las imágenes quedan diluidas en una maraña tenebrosa, entre  monstruos oníricos. Y no puedo recordar nada; apenas rescato visiones nocturnas, desvaídas, en blanco y negro. Yo siempre sueño así, sin colores, imaginando conceptos, más que figuras.

En sueños veía un restaurante en una panorámica general:  mesas,  espacio, ventanas (estaba muy oscuro),  oía el bullicio de la gente. De pronto —de repente se dice en los Alcázares—  apareciste tú,  Agueda, muy decidida venías hacia mí, seria, muy delgada y rubia. ¡Ay de mí, triste!

Entonces, yo te entregué un regalo que siempre llevaba conmigo por si acaso te veía, pues no se pierde obrar bien, aun entre sueños. Tú lo abriste y  cuando ibas a decir  algo, Gladiator, mi gato, me despertó. Todas las mañanas, Gladiator, se cuela en mi habitación aprovechando que mi maridito abre la puerta para sacar a Fox, el corgi, y duerme a mi lado hasta que suena el despertador, entonces me levanto y le doy su primera comida del día. Pero esta mañana debía tener demasiada hambre, y no podía esperar,  así que ha subido al tejado, de allí a la ventana de mi dormitorio, maullando, hasta que he tenido que levantarme y dejarlo que entre.

Vuelvo a mi anterior estado, y duermo, ¡ay desdichada de mí! pero esta vez mi sueño ha sido con la sección de charcutería del Consum —un nuevo hipermercado que han puesto muy cerca de casa—,  y es que me parecían interesantes las ofertas de jamón york sin fosfatos o el solomillo de ternera... 

Tú no llegaste a ver este Supermercado, Águeda, ¿lo ves? esta es una de las cosas que  te desvanecen de la memoria...,... me duele...  y parece insignificante: abrir un super mientras tú no estás supone el primer cambio de una serie infinita que nos van alejando, tal y como le sucedió a Borges - invidente escritor anarquista de los arrabales bonaerense- con las carteleras de hierro de anuncios de cigarrillos en la Plaza de la Constitución tras la muerte de Beatriz Viterbo.

La vida es sueño o el sueño de la vida.



















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