LA CONJURA

martes, 10 de septiembre de 2013

BARÇA-ATLÉTICO DE MADRID



Final de la Supercopa de España en el Camp Nou. El ganador de la Copa y el ganador de la Liga, se enfrentan en una final a dos encuentros. Yo estuve en ese partido, que terminó con empate a cero, aunque el Barça ganó, pues ya en el partido anterior de ida le ganó uno a cero al atlético de Madrid.


Impresiona ver tanta gente (más de ochenta mil personas), gritando todos a una,  como en el circo romano, aplaudiendo, silbando; al principio atemoriza un poco, luego, cuando ya te acostumbras, resulta hasta divertido, y entonces tú también te unes a la masa, y le gritas tal o cual cosa al jugador que ha hecho falta, y pides expulsión echándote las manos a la cabeza porque el árbitro (traidor) no ha pitado un claro penalty.

Los jugadores se anuncian por megafonía y van entrando uno a uno al campo, y como si fuesen gladiadores romanos, se les aplauda en función de su importancia, popularidad y gusto del público. Cuando le llegó el turno a Messi el estadio se levantó en un largo ¡¡¡¡¡Bieeennnnn!!!!

Sentado junto a nosotros no había ningún catalán, ni siquiera español, estábamos rodeados de  griegos, chinos, palestinos (con la bandera palestina), judios (con la kipá), rusos (delante de nosotros), y musulmanes (a mi lado); todos pacíficamente viendo el partido. Dice mi maridito que eso se debe al efecto tranquilizador del verde del césped. Sólo a lo lejos, un catalán decía de vez en cuando, en castellano, pero con acento catalán,  hijo de puta a los seguidores del atlético de Madrid, que a su vez, también le decían hijo de puta a Piqué.

Pero los que empezaron primero fueron los seguidores ultras del atlético de Madrid. Estaban sentados en las gradas de arriba, todos juntos, con las camisetas respectivas de su club, y coreando: Piqué cabrón, tu mujer....  Se oía en todo el estadio. Por megafonía se les conminó a que se callaran.

Terminado el partido, mantuvieron a los ultras en sus asientos, hasta que el personal de seguridad les diera autorización para salir. La gente se fue, el campo quedó prácticamente vacío, salvo algunos trabajadores arreglando el césped, y alguien más del público y allí arriba continuaban los seguidores del atlético, ya solos y en silencio, ante un estadio casi vacío.

Yo me quedé más tiempo observandólos
.


Tengo que repetir esta experiencia, así que ya sabes Mariplatónica que quedamos para otra, en Madrid, Barcelona o en la misma Condomina. Pero hay que estar muy atento a las jugadas  porque aquí no es como TV y no hay repetición.

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