LA CONJURA

lunes, 14 de noviembre de 2011

MUY HUMANOS Y CONTENTOS DE SERLO


MUY HUMANOS Y CONTENTOS DE SERLO. GIOVANNI PICO DE LA MIRANNDOLA. ERASMO DE ROTTERDAM. TOMÁS MORO. JUAN LUIS VIVES. MONTAIGNE. MAQUIAVELO. GIORDANO BRUNO. COPERNICO. KEPLER. BACON.

Con el ascenso del poder de los Estados fue disminuyendo el dominio de la Iglesia sobre los súbditos ( Savater llama “ciudadanos”, …será iluso).

El tema fundamental dejó de ser el contenido de los dogmas cristianos y aparecieron preocupaciones nuevas:

1º- las leyes de los países y su mejor organización,
2º- la paz y la guerra entre las naciones,
3º-las posibilidades de arte y la ciencia…y volvieron a leerse y a citarse como autoridades intelectuales a los autores clásicos griegos y romanos.

Tres cosas que en España todavía No son preocupación , ni ocupación. Tres cosas que no son de la vida de los españoles.

En la Italia de entonces, recordemos que no era un Estado único sino un conjunto de ciudades-estado gobernadas por familias nobles, escribió Giovanni Pico de la Mirandola el Discurso sobre la dignidad del hombre que ha sido llamado por algunos como “el manifiesto del humanismo renacentista”.

En él se cuenta una especie de fábula: Dios repartió entre todas las criaturas los diversos bienes y habilidades en una escala que va desde los ángeles en lo más alto hasta los seres más humildes, pero dejó para el final al hombre, al que le dejó la libertad para buscarse y labrar su propio destino mientras que los demás seres tenían que atenerse a lo que les había programado para ellos.

Desiderio Erasmo, nacido en Rotterdam, gran viajero, colgó los hábitos, fue un pensador cauteloso y prudente y se las apañó para exponer sus ideas con precisión, elegancia y mucha ironía, pero esquivando los peligros.

Erasmo pensaba que todos los humanos estamos necesariamente más o menos locos. No locos en el sentido clínico del término sino poseídos por obsesiones fantásticas e ilusiones de todo tipo sin las cuales la vida se nos haría imposible. Añado yo que mi petite chien Fox está también algo loco porque no quiere nada más que salir de paseo.

Nos alimentamos de mentiras e imposturas. En el amor, en la política, en la religión y en todos los campos nos movemos gracias a fantasías o exageraciones que tomamos tremendamente en serio.
Erasmo lleva razón.Ahí le has dado.!!!! Qué tío más listo!!!!!

En su obra Elogio de la locura realiza un supuesto encomio de nuestros delirios más queridos y frecuentes con humor malicioso.

Por supuesto que no todas las locuras tienen el mismo mérito ni el mismo peligro. Algunas nos permiten disfrutar de nuestra existencia pero otras se convierten en motivo para intransigencias, hipocresías, guerras y persecuciones.

Erasmo de Rotterdam, a pesar de ser un hombre religioso, era también muy crítico con la Iglesia y sobre todo con los papas, demasiado dedicados en su época –y en la nuestra?- al lujo y a las intrigas políticas.

Los reformadores protestantes se basaron en sus demoledores escritos pero no se adhirió a Lutero cuando éste lanzó su cisma.

Pero en lo que Erasmo fue indudablemente más claro fue en su oposición a la guerra, a cualquier guerra, a todas las guerras. En uno de sus Adagios (comentarios de proverbios griegos y latinos en los que exponía sus propias ideas) glosa el proverbio: “la guerra es dulce para quien no la conoce”

El hombre no está hecho para enfrentarse a los demás hombres sino que es el único animal nacido exclusivamente para la amistad y que madura y se refuerza principalmente gracias a la ayuda mutua.

Erasmo sostuvo que los príncipes deben recordar que gobiernan a hombres libres y no a simple ganado al que se puede llevar con engaños al matadero para servir a sus propios intereses particulares.

Erasmo de Rotterdam fue amigo de Tomás Moro, hábil político y consejero durante cierto tiempo del rey Enrique VIII.

Tomás Moro, estudioso de los filósofos clásicos, fue erudito e irónico y muy digno, también firme en sus convicciones religiosas pero tolerante con los demás. Sirvió a su país con un espíritu libre e independiente pero sin sentirse obligado a plegarse a los caprichos del poderoso. La diferencia entre Moro y Erasmo era que el primero ocupó cargos políticos en vez de mantenerse al margen de esos asuntos como lo hizo el prudente Erasmo. Por ello cuando Enrique VIII ordenó al parlamento inglés anular su matrimonio, Tomás Moro se negó a firmar esa acta.

El rey lo mandó encarcelar y lo condenó a muerte.

Tomás Moro escribió Utopía, una especie de novela que cuenta la llegada de un náufrago a la isla de Utopía (que en griego significa algo así como “en ningún lugar”). En la isla no existe la propiedad privada ni el dinero. Todos los ciudadanos cultivan el campo por turnos y nadie puede permanecer ocioso. El cristianismo coexiste sin hostilidad con cualquier otra religión y sólo los fanáticos religiosos son condenados, de modo que el único pecado imperdonable es la intolerancia. Con este libro no proponía un programa de gobierno ni un modelo de paraíso sino criticar usos y abusos frecuentes de la Inglaterra de su época.

El valenciano Juan Luis Vives fue amigo de Tomás Moro y de Erasmo (vamos como ahora los tres tenores). A Vives le preocupaba que la lógica aristotélica, admirable en su día, fuese tan intocable en la Edad Media que impedía el desarrollo de la ciencia moderna. El conocimiento científico avanza a través de la investigación experimental de los hechos naturales.

Michel de Montaigne
fue uno de los autores más interesantes y simpáticos del Renacimiento. Vivía en su castillo del Perigord, cerca de Burdeos, Francia, e inventó un nuevo género literario: el ensayo.

Ensayos eran unos textos breves que no pretendían estudiar científicamente un tema sino reflexionar y divagar con libertad, aportando anécdotas, humor y experiencias personales.

El pensamiento de Montaigne está marcado por el escepticismo, es decir, por la duda respecto a todo. Desde luego no hablaba con la seguridad del dogmático. Dependemos del mundo y la naturaleza y contamos con medios limitados de conocimiento. Y todo lo que ocupa la vida es digno de estudio y atención, desde nuestras funciones fisiológicas hasta nuestras enfermedades o nuestra conversación con los amigos.

Nicolás de Maquiavelo
, nacido en Florencia fue un historiador dedicado a hacer política pero también a reflexionar sobre ella, no un desaprensivo ni mucho menos un criminal.

El apellido Maquiavelo se ha convertido en un adjetivo descalificador, como sinónimo de astuto, hipócrita o tramposo, y que no retrocede ante ninguna fechoría para conseguir lo que se propone.

Hay que tener en cuenta que Italia era un mosaico de ciudades y feudos frecuentemente enemistados y Maquiavelo quería conseguir la unión de todos ellos.

Fueron sus consejos a esos futuros gobernantes—recogidos en su obra más célebre El principe—los que le han granjeado mala fama en la posteridad.

Según Maquiavelo, el gobernante tiene ante todo que ser un buen político, pero no sencillamente lo que llamamos “buena persona”.

La moral corriente está muy bien para las relaciones cotidianas entre humanos, pero no sirve o no basta para quien tiene que dirigir toda una comunidad, sortear conspiraciones y revueltas o enfrentarse a enemigos exteriores.

Si los ciudadanos aman a su príncipe será mejor para todos, pero es mejor que le teman porque es más eficaz para garantizar la libertad
de los ciudadanos que uno muy amado por bondadoso y tontorrón.

La justificación de actos poco recomendables en aras del bien de la comunidad y la paz social es lo que se conoce por “razón de estado”. Aunque actualmente se confunde la razón de estado con los intereses personales, que no es lo mismo.

Maquiavelo tuvo claro que organizar la convivencia humana es algo muy complejo sometido a constantes vaivenes y donde influye también el azar.

Nicolás Copérnico
, estableció que el centro de nuestro sistema planetario es el Sol y no la Tierra, como se creía desde Tolomeo. Después otro astrónomo, Kepler, reforzó la teoría heliocéntrica y descubrió las leyes del movimiento planetario.

Giordano Bruno consideraba meras supersticiones las creencias religiosas, aunque les concedía algún valor de orientación moral. Creía en un Dios pero al que identificaba con la naturaleza, criticaba a los “acríticos” de Aristóteles, es decir, a los que consideraban intocables a Aristóteles y sus enseñanzas, y como otros pensadores del pasado, padeció cárcel y persecución por sus ideas hasta que le pegaron fuego. Una imagen suya en el Campo dei Fiori en Roma conmemora su ejecución.

También fue antiaristotélico Francis Bacon un pensador inglés al que se le considera padre del método científico. Pero Bacon también se dedicó a la política y llegó a pasar una temporada en la cárcel acusado de corrupción. También fue muy moderno en esto!!!!!.

Según Bacon es preciso estudiar la naturaleza mediante, anotar los resultados y hacer experimentos para reforzar las observaciones realizadas para obtener interpretaciones acertadas científicamente.

Denunció que adoramos a determinados ídolos que nos mantienen en la ignorancia, que suelen ser: falsas opiniones, que, sin embargo son generalmente aceptadas (esto me recuerda a Erasmo ¿verdad Antonio?). Entre ellos destacamos el lenguaje que está lleno de palabras son residuo de teorías falsas pero que no se discuten como “fortuna” “primer motor” “elemento del fuego”. Otras como “húmedo” se refieren a cosas verdaderas pero imprecisas y ambiguas.

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