LA CONJURA

miércoles, 30 de noviembre de 2011

DIARIOS 1984-1989 DE SÁNDOR MÁRAI







DIARIOS 1984-1989 DE SÁNDOR MÁRAI

Los Diarios de Márai Sándor son conmovedores, llenos de rabia e impotencia. Conforme vas leyendo te sumerges en el dolor, en su duelo y se le saltan a uno las lágrimas por el sufrimiento de este anciano, por la vejez inevitable en un pensamiento lúcido e implacable que hace la existencia aún más incomprensible, más sórdida e inútil.

El momento en el que al final de una larga vida uno comprende que el destino no sólo es cruel, sino además deshonesto”.El dieciocho de febrero del año ochenta y seis Sándor Márai compra un arma de fuego. El 22 de febrero de 1989 se quita la vida, es decir, que se pega un tiro.

Él mismo relata con pasmosa normalidad como se traslada en taxi al otro extremo de la ciudad de San Diego, California, para comprar el arma. Todavía no quería morir pero deja el revólver en la mesita de noche para cuando lo necesitase, no pasaría los últimos días de su vida, inútilmente, en hospitales para enfermos terminales, en frías habitaciones de hospital, como le sucedió a Lola, su mujer.

Su última anotación la hace el quince de enero:

“Estoy esperando el llamamiento a filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis dudas. Ha llegado la hora”.Sándor Márai hizo un cursillo de armas de fuego. Estaba solo, su mujer hacía tres años que había muerto, sus hermanos también, y su hijo adoptivo János muere súbitamente a los cuarenta y seis años. Y ya no le quedaba nada, ni nadie, ni siquiera Patria, Hungría estaba ocupada por los comunistas estalinistas. Meses antes había escrito: Se cumplen cuarenta años desde que nos marchamos de Budapest, de todos los que vinieron a despedirnos a la estación de tren tal vez la niñera esté viva; los demás ya murieron.En la foto de la contraportada, se ve un hombre elegante, aristocrático aunque burgués, vestido impecablemente, con abrigo, corbata y pequeña boina. Su mirada es atractiva, es dulce, es la mirada de un escritor. Él supo plasmar en su obra los acontecimientos del siglo XX, fue testigo de la primera y segunda guerra mundial, del ascenso del nazismo y del oprobio del éxodo judío por Europa para terminar finalmente, viviendo como inmigrantes- su mujer L. era judía- en los EEUU. Fue un gran escritor, aunque no le dieron el Nobel, tampoco a Borges- su amigo.

Su mujer está ciega y Sándor la cuida en casa, le da de comer, la ayuda a salir, a pasear a duras penas, “no puede dar ni un paso sin mí: la sujeto por el brazo, pero yo mismo necesito un bastón, pues ando con inseguridad” y cuando está en la cama le coge la mano y lee para ella. Se queja amargamente de los médicos a los que llama perreros y del sistema médico por el que Lola (L. en sus diarios) tiene que esperar cuatro horas en un pasillo de hospital en condiciones deplorables para poder hacerse una radiografía. Después de su muerte no hay ni un solo día que no hable de ella:

“Soy muy desgraciado. Ya no me ayuda el razonamiento de que se nos haya terminado la vida. Ha sido un ser maravilloso, la mujer completa, el compendio de todo lo humano, de las virtudes femeninas, el sentido de mi vida, y sigue siéndolo. Si se va, ya nada tendrá sentido”.Sándor Marai tiene un teléfono rojo con hilo directo con L. Todas las noches habla con ella, todos los días lee los diarios de L. y cada vez que escribe habla de L.:

“Fue una mujer extraordinaria, un ser único y excepcional” “Duermo solo. Leo solo. Todo representa un esfuerzo. Ya no mantengo ningún vínculo con la vida, excepto con la vida sin sentido, sin fines ni deberes,”Sándor Marai escribe: “ Un acto reflejo que no consigo erradicar: al despertarme, aún medio dormido, alargo la mano para coger la suya como he venido haciendo cada día a lo largo de sesenta y dos años y ocho meses. Cuando no la encuentro me invade el terror. ¿Dónde está? ¿En el salón? ¿En el baño? ¿Se habrá caído?... Y de pronto me sobreviene el recuerdo de su muerte; por eso no está a mi lado. Y a ese momento lo sigue de modo cada vez más íntimo el asco. Asco porque no está aquí. Porque murió. Porque todo es mentira: lo que los curas, los médicos y gente de toda clase masculla sobre la muerte. La realidad de la muerte es asquerosa. ”
Mientras cuida a Lola, Sándor Márai sólo puede leer por las noches, antes de acostarse, poesía húngara y Don Quijote de la Mancha, la novela más hermosa de la literatura mundial según escribe. Sin embargo Voltaire es más bien aburrido. “En literatura no existe la democracia; sólo hay solistas. El escritor que decida cantar en un orfeón descubrirá que su voz no se distingue del coro”. Una persona enamorada no escribe poemas y si lo hace desde luego no serán buenos. El poeta más bien está enamorado del poema que escribe sobre el amor.De Schopenhauer dice lo que dice siempre mi marido: Para Schop… los bípedos son parásitos mezquinos, bestiales, codiciosos e ignorantes. Y la gran mayoría sin duda lo es. Sin embargo parece olvidar que no es la mayoría la que cuenta, sino siempre y en todos los tiempos aquellos pocos que son diferentes.Según Dewey los sofistas tenían razón en muchas cosas, pero hablaban demasiado.

De Aristóteles le parece extraordinariamente aburrido el capítulo sobre el alma, algo osado de un sabio sobre un tema del que carece de conocimientos. Sin embargo sus reflexiones sobre la naturaleza le refrescan: “por ejemplo cuando afirma que los peces también duermen. Eso sí que no lo sabía”.De las lecturas de Marco Aurelio:“el hombre realmente fuerte es capaz de soportar no sólo los golpes, sino las ofensas”.Sobre Joseph Conrad y La flecha de oro, al final muy aburrida, Conrad, quiere ser inglés pero solo lo consigue a la manera polaca y es que a pesar de tener talento, en el fondo era un provinciano.

Me hace gracia cuando vuelve a leer su novela autobiográfica Confesiones de un burgués y sólo se le ocurre decir: ¡!!Cuánta verborrea!!!

Los acontecimientos se precipitan. Su querido hijo János muere: un buen hombre, inteligente, honesto, humilde, nunca pedía nada y siempre estaba agradecido por todo.

Venimos de la nada y desaparecemos en la nada; lo demás son fantasmagorías infantiles.Sus últimas palabras para Lola: “Hoy he añorado mucho la nobleza y la elegancia del cuerpo de L. Su sonrisa. Su voz.”¿Dónde queda tanto amor Márai Sándor? ¿Dónde ha ido a parar?

5 comentarios :

  1. Doy gracias a Dios por descubrir y poder disfrutar del talento de este escritor húngaro que, con igual franqueza, desenmascara al comunismo y al ser humano.

    ResponderEliminar
  2. Sí, era un hombre honesto y un gran escritor.
    Es difícil saber qué obra nos gusta más de Sandor Marai.

    ResponderEliminar
  3. estoy leyendo "la mujer justa". Me alegro de haber leido varios libros de Sandor Marai. Y seguiré leyendole .
    Me decubre emociones que todos tenemos, aunque nos paremos poco a reflexionar sobre dichas emociones.

    ResponderEliminar
  4. Yo también me alegro mucho de leer a Sandor Marai. " La mujer justa" no la he leído, pero lo haré, sin duda.

    Desde luego, que es uno de los grandes. Sabe expresar ideas que, como tú dices, no nos hemos parado a reflexionar, Uno de mis preferidos.

    ResponderEliminar
  5. acabo de leer tierra tierra y siento la necesidad de seguir conectada con sandor marai desde su sensibilidad y su historia, eso que siento es porque es un escritor que sabe llegar a lo mas profundo de cada lector y sabe hacerlo participar y comprometer con lo que escribe, lei varias obras de el, pero esta me parece la mas autobiografica.

    ResponderEliminar