LA CONJURA

lunes, 2 de octubre de 2023

KLARA Y EL SOL


 



Klara es un androide que está en venta en una tienda de robots en el centro de la ciudad, es un AA (amiga artificial) especializado en niños. Allí está esperando en el escaparate, viendo el ajetreo de la ciudad y confiando en que alguien se fije en ella y la compre. Y así ocurre. Un buen día entra en la tienda una niña acompañada de su madre y la adquieren.


Klara es el robot más apropiado y con más cualidades para cuidar a Josie, una niña enferma desde que le practicaron una intervención para mejorarla genéticamente. Josie está muy enferma y posiblemente vaya a morir pero Klara hace todo lo posible e imposible para que ello no ocurra.


Y aunque Kazuo Ishiguro nos cuenta la historia de un robot—de la complejidad de la Inteligencia Artificial—, en realidad estamos ante el testimonio y reflexión del autor sobre la esencia de la naturaleza humana. ¡Ay! ¡Estos humanos! Dicha esencia es el amor, la lealtad, y…, al final, la ingratitud. ¿Cómo encontrar una acendrada humanidad en un robot ? ¿Puede llegar a ser un robot más humano que los seres humanos?


Una narración sensible que nos emociona, escrita magistralmente, elegante, sutil, y además, con un ritmo que mantiene la tensión narrativa propia de un thriller.


Es el primer libro que leo de Ishiguro, Premio Nobel de Literatura y me ha parecido magnífico. El Premio Nobel de Literatura es un gran premio.


Deja que te pregunte esto: ¿crees en el corazón humano? No me refiero al órgano físico, claro está. Me refiero a su sentido poético. El corazón humano. ¿Crees que existe tal cosa? ¿Algo que hace que cada uno de nosotros seamos especiales e individuales? Y si damos por supuesto que existe, ¿no crees que para asimilar a Josie tendrías que aprender no solo sus gestos particulares, sino lo que guarda en su interior profundo? ¿No tendrías que descifrar su corazón?


El Depósito es grande y desde mi lugar especial el único objeto alto que veo es una grúa a lo lejos. El cielo es inmenso y si Rick y yo cruzásemos una vez más los campos del señor McBain—sobre todo ahora que la hierba está segada—el cielo que veríamos sería como este. Que el cielo sea inmenso significa que puedo contemplar sin ningún impedimento el recorrido diario del Sol e, incluso los días nublados, sé siempre dónde está.




No hay comentarios :

Publicar un comentario